La enfermedad de la “flecha seca”, que afecta a la palma aceitera, tiene en zozobra a los productores e intrigados a los investigadores, quienes no logran descubrir su origen.
El mal se ha extendido por las plantaciones de palma de la zona sur del país principalmente, pero también está presente en fincas del Pacífico central y el Caribe.
La “flecha seca” causa que la planta se torne amarillenta, por lo cual pierde fuerza y deja de producir el coquito o fruto utilizado para la extracción del aceite.
El mal no causa la muerte de la palma pues esta se recupera tres años después y vuelve a producir, mas causa un fuerte impacto en la producción cuando está afectada.
Érick Quirós, director superior de operaciones regionales del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), dijo que hay dos trabajos de diagnóstico: uno de la Cámara Nacional de Productores de Palma (Canapalma) y otro del Servici Fitosanitario del Estado (SFE), adscrito al Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG).
Los dos reflejan niveles de infestación altos. En algunos sitios de la zona sur hay plantaciones afectadas entre el 17% y el 25%, como ocurre Palmar, Osa, detalló Quirós luego de estar allí.
Impacto. En la zona fronteriza con Panamá hay 2.300 hectáreas afectadas, en Osa, 1.100 hectáreas y en Golfito, otras 1.200 hectáreas.
Costa Rica tiene unas 35.000 hectáreas sembradas con palma.
Se estima que la enfermedad se presenta más cuando las plantas inician su edad productiva. Esto es, entre los cuatro y seis años después de ser sembradas.
Ni el equipo técnico de la firma Palmatica (la que más cultiva palma en Costa Rica) ni los investigadores del SFE han logrado identificar el origen del mal o qué lo produce, manifestó Quirós.
Agregó que inicialmente el diagnóstico se dirigió hacia eventuales problemas de drenaje de las fincas, pero ahora apareció en algunas donde no existe ese factor.
Aun así, el Servicio Nacional de Aguas Subterráneas, Riego y Avenamiento (Senara) prepara un gran proyecto para dragar los ríos Coto Colorado, en la zona sur, y Parrita, en el Pacífico central.
En las dos localidades hay grandes plantaciones de palma, todas influenciadas por las cuenca de esos ríos. Se calcula que el Senara deberá invertir unos $15 millones en ese trabajo.