Londres . La familia real británica se prepara para dar el último adiós a la princesa Margarita de Inglaterra, fallecida el sábado de una embolia y cuyo funeral se celebra hoy en la capilla de San Jorge en Windsor.
La reina madre, de 101 años, está decidida a asistir al funeral pese a la preocupación por su propio estado de salud, que la ha mantenido confinada en la residencia real de Sandrigham, aquejada de un fuerte catarro, desde las últimas Navidades.
Los médicos de la familia real no decidirán hasta el último momento si recomiendan la asistencia de la reina madre a la ceremonia fúnebre, que comenzará a las 15.00 GMT.
La reina madre, que el miércoles había sufrido una caída que le causó cortes en un brazo, se desplazó el jueves desde Sandringham a Windsor en un viaje de 45 minutos en helicóptero.
Para ella la ceremonia de hoy tiene un significado especial, por cuanto hoy también se cumple, precisamente, el 50 aniversario del funeral de su marido, Jorge VI, celebrado igualmente en la capilla de San Jorge.
El ataúd con los restos de la princesa Margarita, envuelto en la enseña real, se trasladó el jueves desde la capilla de la reina en el palacio de San Jaime, la residencia londinense del heredero británico, a Windsor.
Se espera que al funeral asistan, además de cerca de treinta miembros de la familia real, unos 400 amigos de la princesa, una mujer muy vivaz y sociable.
En cumplimiento de sus deseos, los restos de Margarita de Inglaterra serán incinerados en el crematorio de la localidad vecina de Slough y la ceremonia -para la que, al parecer, la princesa ya había especificado la música y las lecturas- tendrá carácter privado.
El príncipe Carlos de Inglaterra ha recortado una visita de dos días a la República de Irlanda para poder asistir al servicio religioso, al que le acompañarán sus hijos Guillermo, de 19 años, que se ha desplazado desde la Universidad escocesa de Saint Andrews, y Enrique, de 17 años y estudiante en el colegio de Eton.
Junto a la reina y su esposo, el duque de Edimburgo, estarán también los dos hijos de la princesa fallecida, el vizconde David Linley y lady Sarah Chatto.
Se espera que esté presente también el ex esposo de Margarita, el conde de Snowdon, Anthony Armstrong-Jones.
Tras la ceremonia y la cremación de los restos de la princesa, el cofre con sus cenizas se depositará en la capilla de San Jorge, donde reposan también los restos de su padre.
Al amanecer, los primeros admiradores de la princesa ya habían comenzado a llegar a los alrededores del castillo de Windsor, residencia de fin de semana de la reina de Inglaterra, y donde la Policía británica ha colocado un dispositivo especial de seguridad.
La canadiense jubilada Margaret Kittle, que aseguró que ha viajado especialmente para la ocasión y a las 7.30 de la mañana ya se había asegurado un sitio para ver pasar la comitiva, afirmó que "Margarita era uno de los miembros de la familia real que veíamos cuando éramos niños. Ella y la princesa Isabel (hoy reina) eran las princesas por antonomasia".
Margarita, de 71 años y quien era una fumadora empedernida, murió el sábado "tranquila mientras dormía" en el hospital Eduardo VII de Londres, donde había quedado ingresada el día antes tras sufrir un ataque de apoplejía.
En los últimos años la princesa había sufrido graves problemas de salud y ya había padecido dos embolias en los últimos meses que le causaron problemas de visión y la confinaron a una silla de ruedas.
La gran dependencia de Margarita con el tabaco afectó su salud hasta tal punto que en 1985 fue ingresada en un hospital de Londres para extirparle una parte del pulmón izquierdo.
A estos problemas pulmonares se sumaron después otros, como fue en 1998, cuando sufrió su primera apoplejía mientras disfrutaba de unas vacaciones en la isla de Mustique, en el Caribe.
Un año después, también en Mustique, la princesa sufrió graves quemaduras en lo pies al entrar en una bañera con el agua hirviendo.
Edición periodística: Adriana Quirós Robinson, Editora nacion.com Fuente: agencias.