En el marco del programa “Lunes culturales para todos” se inaugura el 28 de mayo la exposición “Fe en Rosa. Siglo XXI. El siglo espiritual”, la cual estará montada durante una semana y es una compilación de trabajo del artista costarricense y promotor cultural, Cali Rivera (1969-). No es gratuito que la exposición se inaugure en la antesala del Día Mundial del Ambiente, el cual fue establecido por la Asamblea General de Naciones Unidas en 1972 y cuya celebración dio inicio el 5 de junio de 1973.
Si se detalla, es notable que, pese a que fue una resolución determinante, hasta hace pocos años se empezó a tomar conciencia sobre el significado de tal acto. Sensibilizar sobre temas del ambiente y la intensificación de la acción política y la búsqueda del desarrollo sustentable y equitativo ha sido un camino arduo. Es recientemente cuando se empieza a tomar conciencia sobre los problemas que golpean a las sociedades en la puerta producto del consumo irresponsable.
Ante tal problemática, algunos productores culturales han tenido una posición férrea en el proceso de sensibilización y promoción de políticas sobre el medioambiente. En el caso de Cali Rivera, la preocupación de la problemática ambiental no es nueva. Durante los últimos 15 años su trayectoria como productor cultural se ha centrado en sensibilizar sobre dicha problemática a través de su propuesta artística y el centro cultural que dirige “La casa del artista”.
Para este momento, Rivera cuenta a su haber más de 30 exposiciones, entre individuales y colectivas en Costa Rica e internacionalmente, para las cuales ha utilizado una variedad de técnicas y propuestas tanto abstractas como simbólicas. Es su trayectoria la que lo llevó a ganar el primer lugar en el I Encuentro de la Red Textil Iberoamericana (San José, 2010) con la obra “Oración por el calentamiento global”.
La exposición que se presenta en la Sala del Girasol de Estudios Generales en la Universidad de Costa Rica, utiliza como sustrato el textil. El arte textil ha sido tradicionalmente relegado por connotados curadores, quienes han pensado que es un arte menor, no obstante que siempre han jugado un papel determinante en la historia de la humanidad.
Sin embargo, los procesos de creación del campo del arte hicieron que ciertas tradiciones estéticas empezaran a considerarse menores, entre ellas, la producción textil.
En décadas recientes se ha intentado, con éxito relativo, poner en valor aquellas producciones culturales asociadas con prácticas artesanales, precisamente al buscar posicionar la cultura y sus diversas producciones en el “mainstream” del arte.
Uno de los esfuerzos más importantes que han buscado la revalorización de la fuerte tradición de producción textil latinoamericana se enmarca en los encuentros de la Red Textil Iberoamericana, la cual se ha ido posicionando a pasos agigantados.
En el caso de Rivera, muchas de sus obras incluyen una revisión del pasado para lograr articular los discursos visuales con prácticas identitarias que produzcan sentido y el trabajo; de allí que la exposición que hoy inauguramos tiene como soporte la tradición milenaria maya la cual es resignificada con el objetivo de promover la conciencia al ofrecernos un mensaje de reflexión y esperanza a través de una “plegaria” por la Pachamama. En palabras de Rivera, “lograr a través de un estado de conciencia un cambio de conducta menos nociva para el medio ambiente” (Manifiesto del Irazú, 2007).
Patricia Fumero Historiadora, Universidad de Costa Rica