El retrato de Federico Tinoco Granados, quien tomó el poder en 1917 por medio de un golpe de Estado y gobernó el país hasta 1919, fue colocado nuevamente en el Salón de Expresidentes del Congreso.
La fotografía volvió a ese espacio 16 años después de que el entonces presidente de la Asamblea Legislativa, Alberto Cañas Escalante, ordenó quitar por considerar indigna esa distinción.
Tinoco, quien gobernó con puño de hierro y no dudó en perseguir implacablemente a sus opositores, derrocó el Gobierno del presidente Alfredo González Flores.
Aquel gobernante no fue el único que accedió al poder por la vía de las armas y cuyo retrato cuelga en el Salón de Expresidentes. Un ejemplo lo constituye Tomás Guardia (1870-1882).
Decenas de miembros de la familia Tinoco, exdiputados e historiadores presenciaron anoche la recolocación de la fotografía del hombre que gobernó durante 30 meses con mano dura y sin reconocimiento de Estados Unidos, hasta que salió huyendo hacia París, donde falleció en 1931.
Vaivén. La reposición del cuadro del exmandatario puso fin a 16 años de ausencia. Cañas Escalante fundamentó su decisión en que hubo leyes, en los años 20, que anularon el gobierno de Tinoco.
Ya antes había estado ausente, pero en 1992 se había colgado por un decreto que firmó el entonces presidente legislativo, Miguel Ángel Rodríguez, ahora exmandatario, quien ayer estuvo presente en el acto formal.
La vuelta de Tinoco Granados a las paredes del Congreso la decidieron los diputados salientes en abril, tras un metódico cabildeo del legislador Federico Tinoco Carmona, descendiente de la familia.
El presidente legislativo, Luis Gerardo Villanueva, presidió ayer el acto formal y recordó que era diputado en 1994 cuando Cañas ordenó retirar el retrato. Dijo que toda la polémica lo que hace es provocar la revisión de la historia nacional.
En el mismo acto de anoche se presentó un libro titulado La verdad histórica, del abogado e historiador Tomás Federico Arias Castro, quien recogió criterios históricos, jurídicos y políticos para presentar una versión alternativa sobre la gestión de Tinoco.
“La historia es nuestra, de todos, no es el monopolio de una persona”, expresó Arias, en alusión a la postura de Cañas.
Sobre la reposición del retrato, Cañas dijo entender que hubo una nueva decisión de los diputados, que son soberanos, pero no se guardó las críticas: “Los diputados van a colocar a la par de los próceres” a una figura muy controversial.
“Deberían estar pensando más bien en descolgar algún otro retrato el día que alguien sea condenado por los Tribunales”, agregó.
Para el historiador Jesús Fernández, Tinoco ejerció una “dictadura constitucional y con gran militarismo”, pero eso no le quita el derecho a figurar entre los expresidentes, porque lo fue.