Los fitoestrógenos son compuestos que están naturalmente en muchos alimentos y se definen como sustancias botánicas (de las plantas) que son estructuralmente o funcionalmente similares al estrógeno. Incluyen diferentes clases: lignans, isoflavones, coumestans y lactonas (estos últimos dos, activos en animales).
Otros compuestos naturales con efecto estrogénico son los triterpenos y el gingseng.
Las semillas de lino o linaza contienen las mayores concentraciones de lignans, que también se encuentran en el salvado, cereales de grano entero y en algunos vegetales, legumbres y frutas.
Los isoflavones (también llamados flavonoides) se encuentran en los frijoles de soya, arvejas y clavos de olor. Los isoflavones más estudiados son la genisteina y dadzeina.
En la última década, científicos de los países desarrollados han realizado cientos de estudios de los componentes de la soya y su papel en la prevención de algunas enfermedades crónicas como la osteoporosis, cáncer (mama-próstata) y enfermedades del corazón, de menor incidencia en los habitantes de los países orientales.
El metabolismo de los fitoestrógenos es probable que se lleve a cabo por las bacterias del colon, que los convierten en compuestos activos. Los lignans e isoflavones tienen actividad estrogénica "débil" en el organismo y su efecto varía dependiendo de la fuente natural de fitoestrógenos, el estado de salud de la persona (absorción mayor o menor) y la dosis.
Menopausia y cáncer
La incidencia de "calores" síntoma más común de la menopausia afecta entre un 70 y un 80 por ciento de las mujeres en Europa, 57 por ciento en las mujeres en Malasia y solo 14 por ciento en China.
La diferencia en estas poblaciones de mujeres con respecto a ese síntoma es el elevado contenido de isoflavones (productos de soya) en la dieta de la mujer china.
Algo similar ocurre con el cáncer de colon, seno, próstata, endometrio y ovarios cuyo desarrollo depende de factores hormonales que tiene menor incidencia en Asia y Europa del Este que en los países occidentales. Japón registra la menor incidencia de estos cánceres.
A través de Asia, el consumo de legumbres se estima que suple de 25 a 45 miligramos total de isoflavones por día, en comparación a los Estados Unidos donde se consumen en la dieta diaria, menos de 5 miligramos de isoflavones diariamente.
Las mujeres japonesas, con la menor incidencia de cáncer de mama del mundo, cuando se trasladan a vivir a los Estados Unidos y cambian su dieta, aumentan su riesgo de ese tipo de cáncer.
La asociación entre un aumento de fitoestrógenos en la dieta y el menor riesgo de cáncer sugiere que estos compuestos pueden tener un rol protector contra el cáncer de mama.
El consumo de productos de soya también se ha relacionado con menor incidencia de cáncer de recto, según anota el investigador Garey Markiewicz en su estudio publicado en 1993 en la revista Journal of Steroid Biochemistry Molecular Biology
Males cardiovasculares
El efecto protector de las sustancias estrogénicas se puede manifestar en la disminución de los niveles de lípidos (colesterol) y el aumento de HDL (lipoproteínas de alta densidad o colesterol bueno como popularmente se la llama).
Tres porciones de productos de soya por día, pueden ayudar a disminuir los niveles de colesterol y triglicéridos.
En un estudio realizado en Australia en 1996 en el Royal Hospital for Women, se revisaron 861 artículos publicados, entre 1980 y 1996, y los efectos clínicos de los fitoestrógenos también llamados fitoesteroles). Los autores concluyeron que estos compuestos son biológicamente activos. Los hallazgos dan soporte a la hipótesis de que los fitoestrógenos inhiben el crecimiento y proliferación de diferentes líneas de células cancerosas.
Además se encontró que los alimentos que contienen fitoestrógenos reducen los niveles de colesterol, ayudan en el tratamiento de la osteoporosis, disminuyen los síntomas de la menopausia y en la prevención de la enfermedad cardiovascular.