A nadie le ha sorprendido más el éxito de Los ojos del perro siberiano que a su autor, el argentino Antonio Santa Ana, y eso que es editor. Esa novela ya es parte del programa de literatura de secundaria de varios países suramericanos en Costa Rica se estudia la posibilidad de incluirla y ha vendido unos 40.000 ejemplares.
En su conversación con Viva , Santa Ana, quien visitó Costa Rica esta semana para presentar su obra en la Feria del Libro, dijo que su idea fue, tan solo, contar una historia "potente" y bien escrita. Si a unos les gustaba y a otros no, le importa poco.
Eso sí, confesó, conocedor de lo que se hace en literatura infantil y juvenil, sabía que pocos autores se arriesgarían a escribir una novela como la suya. "La literatura mía va por lugares poco transitados por otros", expresó.
Los ojos del perro siberiano trata de un joven que narra un episodio doloroso y emotivo de su vida: la muerte de su hermano Ezequiel, víctima del sida. Allí están las peleas familiares, el dolor de un hermano que se acercó al otro por la enfermedad, la intolerancia de los amigos y la impotencia ante la muerte.
Muchas "pendejadas"
El sida ha sido una de las tantas temáticas rodeadas de silencio o escasas palabras en la literatura para niños y jóvenes.
"Hay mucha pendejada alrededor de la literatura infantil y juvenil. Creo que con buenas intenciones no se puede hacer buena literatura. Hay mucha cosa estándar, hay muchas fórmulas ya hechas", expresó el autor.
Para Antonio, el 80 por ciento de esa literatura trata de un niño o una niña que resuelve un misterio; por supuesto, son pequeños obedientes que dejan una moraleja al final.
"El problema es que existe una mirada sobre la infancia que no está bien. Todos creen que es la época de la inocencia y de la buenas intenciones y sí, puede ser. No obstante, la infancia también puede ser un territorio espinoso y lleno de tormentas", dijo Santa Ana, quien trabaja con el grupo editorial Norma, en Argentina.
Tampoco está de acuerdo con la literatura que "por buenas intenciones" trata, por ejemplo, de la violencia intrafamiliar, para incitar a los padres a no pegarle a sus hijos.
Está seguro de que una serie como Harry Potter puede traerse abajo un montón de mitos en este campo, como que los menores no leen o que solo leen textos cortos, entre otros.
Buenas historia, punto
"La literatura debe contar buenas historias; historias que se defiendan por sí solas, sin importar las buenas intenciones", manifestó.
La idea de Los ojos del perro siberiano surgió cuando conversaba con una persona con sida y pensó en preguntarle cómo se contagió ¡qué boludez!, dice. No lo hizo, pero imaginó a dos hermanos en esa charla y poco a poco el resto de la historia se estructuró a partir de allí.
En esa obra, Santa Ana tardó uno cinco años y realizó una gran investigación sobre el sida.
Como es de suponer, su libro ha generado anticuerpos: Antonio recuerda que en un colegio, el saludo del director fue: "Gracias a usted tenemos dos alumnos menos". Resulta que al conocer el tema que leerían los jóvenes, unos padres trasladaron a sus hijos a otra institución.
Este argentino tiene varias ideas por escribir, pero evita repetirse. "Tengo una gran idea sobre delincuencia juvenil, pero por ahora haré otra cosa para que no se diga que trato de repetir el modelo", dijo.
Respuestas
Obra: Los ojos del perro siberiano .
Editorial: Norma.
Precio: ¢1.700