Es cierto, era el estadio de Heredia, pero los Red Hot Chili Peppers y el barreal se encargaron de convertir al Rosabal Cordero en un Woodstock a la tica.
La insistencia de Flea tatuado y carismático bajista de los Peppers por tocar en el país sirvió para que la banda se presentara la noche del miércoles en ese recinto florense.
Para muchos, aquello fue como estar en festivales tipo Rock en Río y Lollapalooza. ¡Así de grande estuvo el concierto!.
Desde el martes en la noche, los más fiebres llegaron a guardar campo en las afueras del estadio. Mientras tanto, quienes habían comprado la entrada rezaban para que la lluvia no se trajera abajo sus planes de ver y oír a la banda. Al final, las nubes fueron clementes y, aunque durante un buen rato llovió en Heredia, la noche estuvo seca... desde arriba.
La gran cantidad de agua que había caído en los días pasados hizo su efecto en la gramilla del Rosabal, y la mezcla pies-agua se encargó de uniformar a los asistentes con un solo color: un intenso café-barro.
Los profesionales
Sin temor a equivocarse, se puede afirmar que la producción de este concierto fue la más profesional que se ha visto aquí.
Los nacionales de ESP Producciones se unieron con los venezolanos Evenpro responsables del Caracas Pop Festival.
Por eso el chivo del miércoles cumplió con todos los estándares de calidad requeridos por los Chilis.
Además, el público hizo caso al llamado de Flea y se comportó a la altura: todos los asistentes esperaron en orden hasta que se abrieron las puertas, poco después de las 4 p. m. Para entonces, las colas de fanáticos ya superaban el centenar de metros.
En la puerta, la requisa fue estricta, pero sin matonismos. Debido a que MTV patrocinó la gira, al ingresar al estadio el público se topó un enorme logo inflable de esa cadena de videos.
Adentro, la gramilla había sido cubierta con una manta especial, pero fue insuficiente para contener al barro. Afortunadamente, el público rockero no arruga la cara ante esas pequeñeces y terminó por aceptar con una sonrisa que sus zapatos se hundieran en el... ¿zacate?
Además de la lluvia, la hora tica tampoco llegó y el concierto arrancó a tiempo. Poco antes de las 7:30 p. m. Enrique Salgado quien se comió la "bronca" de traer a los Peppers tomó el micrófono y reveló sus verdades: "Para quienes no nos creyeron y no vinieron, salados".
Salgado se merece los aplausos pues él y su equipo hicieron la quijotada y cumplieron, a pesar de que muchos medios de comunicación y periodistas no les dieron crédito sino hasta el mismo miércoles.
"Jesús en ti confío y ¡ rock and roll !", exclamó el productor, y la masa le aplaudió agradecida.
Los nacionales Evolución fueron los teloneros y estuvieron a la altura. El trío le dio con todo y la gente lo premió con las palmas. La ansiedad se engordaba.
Durante la pausa, un par de muchachas se encargaban de despabilar a la audiencia, enseñando el buen agarre de sus sostenes a las cámaras, que todo lo proyectaban en unas pantallas gigantes.
¡Locura!
A las 8:30 p. m. las luces bajaron y el griterío se desbordó del recinto. Primero John Frusciante y Chad Smith; luego el querido Flea y por último Anthony Kiedis: los Red Hot Chili Peppers por fin estaban en un escenario tico.
By The Way fue su tema de arranque y marcó la pauta de su repertorio, el cual se centró en los éxitos de los discos grabados en la última década. Dejaron de lado su etapa ochentera.
Scar Tissue , Around The World , Otherside , Suck My Kiss fueron los primeros clásicos en mezclarse con el show de la banda. Anthony es un verdadero atleta y sus característicos movimientos corporales causaron gritos y aplausos.
John y Chad son maestros en sus respectivos instrumentos, sin contar los excelentes coros del guitarrista.
Pero de todos, la figura fue el pequeño Flea. Ícono para toda una generación de nuevos bajistas, fue el más expresivo de los cuatro y no se midió a la hora de hablar de Costa Rica. "Ticos ticas, mucho amor. Con nosotros, corazón con ustedes", expresó emocionado el tatuado músico y la gente le creyó, igual que cuando habló de tamaños y de otras intimidades.
"Genial", afirmó Alfredo Vargas, quien viajó desde Golfito para ver el "chivo", mientras que Alex, El Bicho y La Macha asentían a su lado.
Como era de esperarse, los Peppers poblaron su repertorio con temas de su nuevo álbum. Universally Speaking , Don't Forget Me y The Zephyr Song fueron algunas de las nuevas canciones que tocaron y la gente se las tragó con ganas, aunque las "grandes" aun no sonaban.
Que faltaron piezas, nadie lo duda. El antojo quedó pendiente pues los Chilis pasaron por alto clásicos como Higher Ground , Behind the Sun , Breaking the Girl y todo el material del One Hot Minute . Ni modo.
Pero por unas que faltaron, hubo agradables sorpresas, como cuando la banda bajó la intensidad e hizo grande el matiz con Soul to Squeeze y I Could Have Lied .
Y aunque mucha fue la "hierba" que no pasó por la puerta, no faltó quien infiltrara algo y lo compartiera, sin pedir permiso, con sus vecinos más cercanos.
Californication subió los coros de la masa y la preparó para el punto más alto del concierto: Give It Away .
Las palabras se quedan cortas para explicar la vibra que imperó durante esa canción, con los Peppers ceñidos en tarima y el público chapoteando abajo.
Después del tradicional "otra, otra", los Chilis volvieron para tocar Under the Bridge (su canción más grande) y su cover favorito: Search and Destroy de Iggy Pop.
"Buenas noches" sentenció Anthony y el cuarteto partió entre la ovación. Muy despacio, el Rosabal vio como la gente lo abandonaba y las calles heredianas se coloreaban de café. En las caras se veían sonrisas y la noche, pese al viento frío, se convirtió en la más caliente (y picante) del año.