Gloria Navas es aún una mala palabra para los miles de costarricenses que censuraron su defensa legal de Ricardo Alem en los juicios de lavado de dinero y narcotráfico que conmovieron el país durante la década pasada.
Seguirá siendo una cita de registro de casos tan alarmantes como el de los "Hijos del diablo". O de sonados escándalos político-sociales como el del Fondo de Emergencias, Compensación Social, Farid Ayales y los pilotos de Lacsa.
Es una buena abogada, inteligente y de gran experiencia, para colegas y quienes trabajan con ella, y una digna rival para sus adversarios en un estrado judicial. Ajenos algunos, quizás, a su intenso pasado laboral.
"Hoy tengo a Dios en primer lugar y eso me hace una mejor profesional, una mejor mamá, una mejor esposa, una mejor abuela", dice ella de sí misma. "Mi vida sufió un vuelco importante de hace unos diez años para acá, pero de una manera intensa desde hace cinco años".
Sin arrepentimientos ni remordimientos, Gloria Navas Montero repasó su vida para Proa.
Segura y espontánea, llamó a las cosas por su nombre. Se defendió y ponderó sus hechos y comportamientos. No escondió ni disfrazó el reposo de los años ni la subjetividad de sus creencias religiosas actuales. Y atacó, con la misma combatividad de antaño, a políticos, funcionarios, prensa e instituciones.
"En efecto, sigo activa profesionalmente, y bastante activa. Ahora estamos en un caso en Heredia, a tiempo completo, y en pocos días vamos a otro juicio en San José, sobre el Banco Anglo".
La conversación es en su elegante casa de habitación, en un residencial privado de Pozos de Santa Ana al que se trasladó hace dos meses.
"Sí le puedo decir que soy abogada por vocación, soy una persona que está enamorada del derecho y del ejercicio profesional, y esta es una inquietud que tenía desde niña. Esa semillita de defensa de lo que es justo, de representar los intereses de los demás, es algo que traía yo desde la escuela", dice para comenzar.
Con 57 años de edad, Navas acumula una vasta carrera en el campo del derecho. Fue juez en el Ministerio de Trabajo, fiscal en el Ministerio de Justicia, primera mujer en la jefatura de defensores públicos y juez suplente en un tribunal penal. A eso se suma el ejercicio privado de la profesión.
Gloria Navas: "A Ricardo Alem lo juzgaron en los tribunales, en la prensa, en el tribunal de ética del PLN y en la comisión legislativa" .
"Siento que soy hija del Poder Judicial porque la formación jurídica la adquirí ahí, la práctica, y también el sentido de justicia, de hacer lo recto, de que las partes logren su pretensión".
Su paso por la defensoría pública, que jefeó por ocho años, la recuerda con especial énfasis.
"Ahí desarrollamos intensamente lo que era la visita carcelaria, porque no era posible que el defensor llegara al juicio oral y público y hasta en ese momento conociera al imputado. Le estoy hablando del 79-80.
"Había un derecho a la justicia de por medio, un derecho constitucional, un derecho humano. Por eso nos esforzamos por hacer de los defensores públicos verdaderos defensores calificados en la materia, especialistas con mucha concientización social y humana".
Durante su trabajo previo, desde la acera del frente, en el Ministerio Público, participó en todos los casos de los llamados "Hijos del diablo", una peligrosa banda de asesinos. "Fue cuando se implantó el sistema oral y público en Costa Rica y me tocó a mí el ajuste del código escrito al código oral. Venían muchísimos juicios de los famosos 'Hijos del diablo', de 'Caballón', de 'Pico'e lapa', de la cantidad de homicidios en la Penitenciaría, que era una vergüenza para este país. Todos estábamos aprendiendo la oralidad, jueces, defensores, fiscales...".
La defensa de lo que es justo, asegura, marcó su vida. La llevó a involucrarse en casos muy polémicos y a enfrentar hasta calificativos de defensora del narcotráfico. Hoy insiste en la réplica al cargo que se le hacía: "Yo no era la defensora del narcotráfico, yo estaba defendiendo el debido proceso a favor de una persona".
¿Qué la llevó a asumir el caso de Ricardo Alem?
-Un reto importante. Era el primer caso de lavado de dólares que se iba a dar, la legislación prácticamente no se había estrenado, y a mí me gusta experimentar con el Derecho, me gusta estudiar Derecho.
"Era un caso de laboratorio y resultó así, porque se llamaban testigos a la Asamblea Legislativa, porque se abrieron varios procesos a la vez; a Ricardo Alem lo juzgaron en los tribunales, en la prensa, en el tribunal de ética del PLN, y lo juzgaban en la comisión especial legislativa. Entonces yo decía en la comisión legislativa: 'Miren, ustedes no se pueden meter en este caso porque está en manos de los tribunales de justicia'; entonces ellos pretendían llamar a los mismos testigos y yo decía: 'Ellos no pueden atestiguar aquí porque son testigos de allá'; entonces metían a los testigos a la cárcel y claro, cuando llegaban al Ministerio Público, ahí mismo los soltaban.
"Fue una gran experiencia a nivel de control político, de hasta dónde puede llegar una comisión legislativa y hasta dónde no puede llegar".
-¿La buscó Alem? ¿Usted se ofreció?
-Ah, no. Realmente cuando la persona está en la cárcel quien lo busca a uno son los parientes. En este caso sí recuerdo que fue la esposa de Ricardo Alem.
-¿Por qué cree que la buscó?
-Creo que fue por recomendación de alguna persona, es que cría fama y échate a dormir, es que&...; hay abogados que nos ponemos como de moda por épocas, eso es lo que ocurre.
"Creo que me manifestaban lo de la experiencia como defensora pública, en el Ministerio Público, como juez, el manejo del inglés, porque en el caso de Ricardo había intervención de la DEA. La gente admira, digamos, una personalidad fuerte, en un caso penal necesitan a alguien que sea casi como perfecto y sumamente peleador para defender un caso como este; que no se vaya a desmoronar rápidamente porque hay crítica y comentarios de todo tipo&...;"
-¿Ganó usted mucho dinero en ese juicio?
-Al principio, después no porque el asunto se alargó tanto&...; (se ríe). Los clientes se arruinan tanto tiempo en la cárcel. Pero la experiencia fue grandísima.
Gloria Navas: "Pertenezco a una comunidad cristiana, mi vida ha sido renovada, pero eso no me ciega. La fe tiene que ser con los pies en la tierra" . Gloria Navas manifiesta que en el juicio de Ricardo Alem (quien posteriormente fue sentenciado y encarcelado en Estados Unidos y hoy termina de cumplir su condena en Costa Rica) se dio mucha persecución de tipo político. Reitera que el tribunal la hostigó al extremo en el ejercicio de la defensa y ella terminó por renunciar al caso, por considerar que con su presencia podría estar legalizando un proceso que estimaba totalmente ilegal y violatorio de los derechos del imputado.
Navas considera que, como en el caso de Alem, en ocasiones hay mucha presión de parte de la prensa. "Eso es un hecho. En algunos casos se inicia una investigación y la prensa interviene, pero llega el momento en que hay tanta presión que los jueces mismos sienten que si fallan algo diferente los medios los va a criticar. Hay una condenatoria pública previa".
-En el caso de Jorge Martínez y los fondos de Compensación Social, ¿cómo tomó la defensa?
-El acopio de experiencia que tengo me permitió trabajar en parte en este caso, hasta que Jorge Martínez se fue del país (huyó a Canadá al acusársele de manejo irregular de fondos de ese programa y ahora está preso aquí).
"En estos casos yo siempre pongo un límite, porque si se es vehemente en las defensas, si la pelea es honesta y auténtica, si se pone el nombre, alma y corazón, y todo el conocimiento en la defensa de sus intereses como imputado -que son los derechos que la ley le da-, y luego este hace otra cosa, eso es una traición para el abogado. Si eso pasa me hago a un lado".
-¿Quién la buscó?
-Jorge Martínez era una persona cristiana. Me habló el pastor de él.
-¿En el de Farid Ayales?
-Farid y yo fuimos compañeros toda la carrera universitaria.
-¿Y el caso en sí?
-Él empezó a fallar, a irrespetar lo de la casa por cárcel, a pesar de hay un gran esfuerzo por lograr eso, por buscarle un régimen de confianza.
"En todo caso, siempre he creído que en el caso de Farid se cometió una gran injusticia. Me parece a mí que se trataba del funcionario público que tiene que resolver un punto, y haciendo su trabajo lo acusan de haber cobrado una cantidad que no era para su bolsillo, era para sufragar la foto del bendito carné (para inmigrantes nicaragüenses en Costa Rica). La cosa es que no se tramita correctamente".
Navas gesticula; habla con fruición y casi sin pausa.
La presunción de inocencia, precisamente, es uno de sus argumentos preferidos.
"Don Armando Arauz era un hombre inocente. Más bien él había denunciado todo el relajo en el caso de los fondos de emergencia (desvío de fondos de programas sociales en el gobierno de Luis Alberto Monge, 1982-1986). Ahí había un principio de justicia en defender a una persona que no solo era inocente sino que era un funcionario público sumamente decente, a quien le hacían una imputación injusta y a quien persiguieron mucho".
-¿Hay siempre una presunción de inocencia o hay casos en que desde el principio el abogado defensor sabe que el imputado es culpable?
Gloria Navas: "El trabajo del defensor no es defender los actos corruptos o promover la delincuencia, sino resguardar los derechos que la Constitución y la ley le dan a su defendido" . -Yo diría que en algunos casos, de arranque nomás, sí es muy evidente la situación. Por eso hay que aclarar cuál es el trabajo del defensor penal: primero que nada es un auxiliar de la justicia, en el sentido de que si no hay defensor no hay juicio.
"En segundo lugar, el trabajo del defensor no es defender los actos corruptos o promover la delincuencia, sino resguardar los derechos que la Constitución y la ley le dan a su defendido. Uno no puede meterse en el delito.
"El otro punto es un problema moral y lo que uno puede creer de un caso determinado, o las circunstancias en que lo acepte. Realmente el problema es de la sanción moral que uno podría hacer de un caso y en cuánto lo puede limitar. Y me pongo a pensar, quién soy yo para sancionar a un fulano o una sutana por la comisión de un delito. Aquí la parte espiritual juega un papel muy importante".
-Hablemos de los casos de Minor Quesada (involucrado en tráfico de drogas y asesinato) y del pastor Miguel Cortés (acusado de abuso de menores en su congregación) .
-El caso del pastor era una situación diferente. En esa época yo ya había sido renovada cristiana. Creo que lo recomendó el (entonces) diputado Justo Orozco y yo fui no solo porque era un pastor sino porque me interesa también saber qué pasa dentro de las iglesias, porque hay mucha corrupción. Bueno, diay, el pastor fue condenado (se ríe), ahí está la prueba de la verdad.
-¿Y Minor&...;?
-Minor era funcionario del OIJ, y como funcionario del OIJ, cuando algún policía cae en alguna falta o en pecado, le llueve feo. Es decir, su misma posición se revierte contra él. Hay más persecución de sus excompañeros, los jueces sancionan más fuertemente. La defensa es casi nula en estos casos y los testigos son los mismos policías, que también quieren quedar muy bien ante los tribunales de justicia.
"Lo atendí básicamente pensando en otros casos de funcionarios del OIJ que he llevado, y porque conocía a Minor. Aparte de eso, creo que una hermana de él o algún pariente era también persona creyente renovada".
-En todos los casos pudo haber operado lo de su fama de buena abogada, pero ¿cree que hubo también un 'la única que coge este caso es Gloria Navas'?
-También, también. Hay abogados que dicen 'si es narcotráfico, no'; 'si es un homicidio, no', escogen mucho los casos. El criterio mío es que si hay un caso que pueda tener un punto de justicia para alegar y que pueda traer algún beneficio al sistema judicial, yo lo tomo; que haya algo que sirva como jurisprudencia o lleve a una reforma a una ley.
-¿Hay siempre un estudio previo de los casos, para saber si existen esos requisitos mínimos que usted misma se plantea?
-Para darle un buen ejemplo, en el caso de Ricardo Alem me llamó la atención no solo eso, sino que fuera un hombre que estaba siendo perseguido por todo el mundo. Eso no podía ser. O había debido proceso o no lo había; toda persona tiene derecho a un juicio imparcial, a un juez imparcial.
"Ese fue un principio de batalla. En el caso de Alem no podía haber intervención de la Asamblea Legislativa en un caso judicial. Son puntos muy fuertes, parámetros de constitucionalidad que nada tienen que ver incluso con el delito".
Para Navas, el caso de los pilotos despedidos de Lacsa a los que defendió, fue profético. "La pelea nuestra era que Lacsa iba a ser absorbida por Taca y eso ocurrió", dice.
Según la abogada, como implicaciones de esa lucha cambiaron algunas cosas del derecho laboral y el diferendo ameritó incluso reformas a la ley de Aviación Civil.
"Para mí fue una experiencia enriquecedora desde el punto de vista laboral, de la pelea en derecho colectivo, porque aquí no se respeta el derecho a la huelga realmente".
-¿Mantiene algún contacto con sus anteriores defendidos?
-A veces sí, en algunos casos la interacción con el cliente es tan grande que se hace uno amigo de la familia, pero por la misma intensidad de trabajo de uno, en ocasiones no lo logra de la manera ideal.
Gloria Navas: "Aquí no existe el derecho a huelga. Yo cerraría el Ministerio de Trabajo y los tribunales de trabajo los haría orales, para que sean más rápidos y eficientes" . -¿Con Ricardo Alem?
-Bueno, con la esposa, con Rosa María. Tuve mucho tiempo relación con ella. Hace poco me la encontré.
Las menciones de Dios y las referencias religiosas son frecuentes en la conversación con Navas. Incluso al hablar de los delitos de cuello blanco -en algunos de cuyos juicios está trabajando ahora- esgrime un argumento espiritual: "¿Dónde radica el problema? En la falta de temor de Dios, porque el temor de Dios obliga a tenerle respeto al derecho del otro, a trabajar en la función pública de forma limpia".
Actualmente participa en forma activa en la comunidad cristiana Celebración, a nivel de culto y dirigencia, lo que la hecho cambiar sus rutina y horarios, y tiene como uno de sus metas principales integrar un equipo femenino de mil personas para ayudar a las mujeres agredidas a nivel profesional.
-¿Algún hecho en particular marcó su renovación espiritual?
-Sí, tres hechos que se conjugaron al mismo tiempo. Uno, el caso Alem, desde esa época. Yo oré mucho, derramé muchas lágrimas en ese caso porque sentía que tenía una gran vocación de abogada y me decían defensora del narcotráfico.
"También en el año 90, más o menos, mi tercera hija sufrió un accidente de tránsito muy serio, con lesiones cerebrales, y luego mi segundo matrimonio empezó a tambalearse.
"En dos platos dije, 'ya no aguanto, aunque sea tan peleadora', y Dios me hizo un milagro: las lesiones de mi hija fueron completamente sanadas, para la sorpresa de los médicos.
"Cambió mi perspectiva totalmente, en mi vida Dios tiene un primer lugar, lo que creo que me hace una mejor profesional, una mejor mamá, una mejor esposa, una mejor abuela. Sigo activa en mi profesión y ahora hasta puedo orar por la parte contraria".
-¿No le ha hecho eso perder combatividad?
-En lo absoluto. Yo ahora soy más fuerte porque voy con el ejército de ángeles y arcángeles. A veces veo escritos míos de hace unos años y hasta que dan vergüenza las insultadas que le daba yo a la otra parte. No tengo que insultar ni herir para transmitir mis sentimientos.
-¿Volvería a asumir los mismos casos controversiales?
-No sé, no sé. Lo que sé es que Dios no me va a poner ninguna prueba que para mí sea algo imposible. No sé, pero creo que la batalla más grande es ahora, porque uno tiene más sensibilidad y más amor por las personas.
Se acaba el tiempo y surgen otros menesteres domésticos.
Con esa paciencia que solo poseen los abuelos, Gloria Navas atiende a sus nietas María Jesús, Marisol y Ana María, que revolotean alrededor ofreciéndole platos de comida hechos de plasticina y cantando estrofas de canciones de Thalía.
Es hora de terminar.
Gloria Navas cumple hoy un viejo sueño: tocar piano.
Está aprendiendo y combina ese pasatiempo con hacer aeróbicos y ejercicios, que abandonó durante casi un año por un problema de salud (una fuerte reacción alérgica a unos medicamentos) que la aquejó.
Le gusta el kick-boxing y lee vorazmente, desde Vanidades, Perfil y los comentarios de "El Topo", en la Teleguía de este periódico, hasta Saramago, Carpentier y los tratadistas jurídicos.
Acaba de concluir El código Da Vinci y ahora está leyendo Ensayo sobre la lucidez, de Saramago.
"En derecho soy casi fundamentalista, al volver a los fundamentos filosóficos&...; Carrara, Jiménez de Asúa, Mancini", dice.
Para ella, los abogados ven mucho el procedimiento y se olvidan del fondo. "Por eso, cada rato la Sala Cuarta anula leyes, porque son ocurrencias, les falta fundamento".
Le gusta mucho bailar y la música popular, sin demérito de la clásica. Sus favoritos, en ese orden: Beethoven, su ídolo; Bach y Mahler.
Está casada con Glenn Gibson y tiene cuatro hijos: María Gabriela (abogada), Tatiana (arquitecta), Gloriana (abogada) y Rafael (egresado de derecho y pintor), todos de apellido Valladares.
Y cinco nietos (más uno en camino) que ponen a prueba su famosa fiereza: Daniel, María Jesús, Jorge Arturo, Marisol y Ana María.
Gloria Navas aún conserva la puntería
"Honestamente, yo no sé qué están haciendo en la cárcel Miguel Ángel Rodríguez y Rafael Ángel Calderón, porque los delitos son morales".
"Discrepo muchísimo de las ideas que expone la diputada Gloria Valerín. Lo que está haciendo es una guerra de los sexos que va a distorsionar el sistema del derecho familiar".
"Con una ley contra la corrupción donde dice que hay que declarar la ropa de la empleada de la casa no se resuelven los asuntos. Hay que hablar de otro tipo de trasfondos".
"Yo integré un órgano administrativo investigativo en relación con la exportación de carne y la evasión fiscal en que se involucraba a Miguel Ángel Rodríguez hace unos años, y la mayores presiones para cambiar el informe y abandonar la investigación me las hizo el gobierno de Monge. Todos son iguales".
"Seguro que las mujeres muertas por agresión se van a sentir mejor porque se le llame femicidio a su caso".
"Minor sigue en los Tribunales de Justicia apareciendo con la vestimenta de sacerdote. ¿Es que no hay sanción interna (de la Iglesia Católica), suspensión de funciones? Debe haberla".
"Óscar Arias es un hombre muy inteligente, conocedor, pero no creo que dé la talla en este momento. Ottón Solís tenía muchas perspectivas pero perdió credibilidad y carisma como líder por la división que hubo en su partido. Otto Guevara está sumando fuerzas pero esa gente es muy derechista. Don Germán Serrano me parece un hombre honorable, pero acuerpado por su partido está mal. Antonio Álvarez es una persona de nuevas ideas, pero considero que está muy inmaduro todavía. Sinceramente, creo que reflejo el sentir de muchísimos costarricenses: no tenemos por quién votar".