"Es un honor muy grande que me da la universidad que tanto quiero, no creo merecerlo; pero es la voluntad de mis colegas y exalumnos. Para todos, mi corazón y un fuerte abrazo de agradecimiento infinito", fueron las sentidas palabras de Arturo Agüero Chaves, profesor emérito de la Universidad de Costa Rica (UCR) al aceptar el Doctorado Honoris Causa que se le entregó ayer por parte de ese centro de estudios superior.
Una ovación de pie -junto con las notas de la Marcha Universitaria, interpretada por Benjamín Gutiérrez- de parte de los asistentes al acto, que contó con la presencia de las más altas autoridades de la UCR, rubricó sus palabras.
Este doctorado honorífico es la distinción más alta dada por la UCR. Es la vigésima tercera ocasión, en más de medio siglo de existencia del claustro, que se otorga.
La ceremonia tuvo lugar, las 11 a.m., en la casa de habitación -costado sur de la rotonda de Guadalupe- del filólogo, poeta y maestro, presidente (desde 1981) de la Academia Costarricense de la Lengua, autor de numerosas publicaciones -entre ellas El romance tico y El español de América y Costa Rica- y de artículos en revistas y periódicos, entre ellos La Nación.
No en balde, su colega de la Academia Virginia Sandoval de Fonseca lo calificó como "letra y espíritu de muchas generaciones".
"Sus indiscutibles méritos en la vida académica, su amplia y valiosa producción literaria y la labor permanente de defensa de la cultura nacional a través del estudio de la lengua", fueron las razones por las que el Consejo Universitario tomó la decisión el pasado 27 de mayo.
"Para la academia es un orgullo entregar este doctorado y reconocer la carrera ejemplar del maestro Arturo Agüero", indicó el rector de la UCR, Gabriel Macaya.