Durante décadas, el tétrico final de la que un día fuera la familia modelo del ideal ario nazi, ha permanecido como uno de los episodios más tenebrosos de la caída de Adolfo Hitler.
Se trata del matrimonio integrado por Joseph Goebbels, ministro de propaganda de Hitler, y su esposa Magda, quien envenenó a sus seis hijos tras la derrota del nazismo.
Sin embargo, por primera vez en 60 años, una testigo de excepción decidió romper el silencio y contar en sus memorias la rutina de los últimos dos años de una de las familias más siniestras de la historia.
Ella es Käthe Hübner, la niñera de los Goebbels, quien contó su historia a la escritora Petra Fohrmann, la que a su vez la tradujo en el libro Los hijos del ministro del Reich , recién publicado en Alemania.
Pero Käthe, hoy de 85 años, también convivió de cerca con Adolfo Hitler, incluso en los últimos días del líder nazi, cuando su familia y la de Goebbles se escondían del inminente arribo de las fuerzas aliadas en un búnquer de Berlín.
La niñera estuvo, entre 1943 y 1945, al cuidado de los seis hijos de Goebbels.
Tenía 23 años y un sueldo de 350 marcos de entonces, suma equivalente a 3.500 euros de hoy. La opulencia en que vivían los nazis les permitía pagar salarios de lujo.
Según extractos del libro publicados por el diario Bild Zeitung y reproducidos por El País, de España, la niñera se hizo pasar por sordomuda cuando las tropas soviéticas entraron en Berlín. De esta forma, consiguió librarse de interrogatorios y de una posible cárcel.
La antigua niñera define a sus antiguos jefes como "una familia bastante normal", ahorradores y sobrios, y se refiere a su relación cordial con Magda, por quien siente una admiración no confesada. De hecho, admite: "Magda Goebbels me cae bien".
Pero sus recuerdos hacia el final de ese período son muy diferentes.
Cuenta que el Führer desconfiaba de todo el mundo y terminó por dudar de los mismos Goebbels: temía tanto un envenenamiento, que incluso en sus visitas a la casa de Joseph y Magda, llevaba un termo con su té.
La mujer del ministro era una nazi furibunda que se había casado a los 19 años con Günther Quandt, miembro de una familia multimillonaria. Tras afiliarse al partido nazi, contrajo nupcias en 1931 con Goebbels, a pesar de que siempre manifestó una adoración por Hitler. "Por él estaría dispuesta a dar mi vida. Cuando tuve claro que Hitler no podía amar a ninguna mujer, sino, como él mismo dice, solo a Alemania, acepté casarme con el doctor Goebbels. Así podía estar más cerca del Führer ", habría revelado en una carta a Harold Quandt, hijo de su primer matrimonio.
Goebbels y Magda tuvieron cinco niñas: Helga, Hildegard, Hedwig, Holding y Heidrum, y un niño, Helmut. Todos sus nombres empezaban con "h" en homenaje a Hitler. Cuando murieron envenenados, la mayor tenía 12 años, y 4 la más pequeña.
En la confesión escrita a su hijo mayor, ella explica: "No vale la pena vivir el mundo que viene detrás del Führer del nacionalsocialismo. Por eso también he tomado a los niños, porque son una lástima para la vida que sigue".
En la misma carta, Magda relata que la presencia de los niños en el búnker era "una bendición" pues "consiguen arrancar una que otra sonrisa al Führer ".
La niñera cuenta que en la casa de Goebbels se rezaba antes de las comidas, aunque los niños no recibían una educación religiosa. Goebbels procedía de una familia católica de la región de Renania. La iglesia lo excomulgó al casarse con la divorciada Magda, quien era protestante y después tuvo devaneos con el budismo. Según la niñera, la mujer "creía en la reencarnación y en que los niños tendrían después una vida más hermosa". Por lo mismo, permitió que cada uno durmiera con su objeto favorito durante su última noche, para que pudieran llevárselos al paraíso.
Magda y los hijos de la familia Goebbels salieron más de 40 veces en las noticias oficiales como modelo ideal de la familia aria. Su última foto la hicieron las tropas soviéticas: seis cadáveres de niños con sus camisones al lado de las ruinas del búnker de Hitler.