Cartago. Héctor Marchena rompió ayer el silencio y con una honestidad y honradez a prueba de fuego reconoció que fueron sus problemas con el alcohol los que lo alejaron del Club Sport Herediano.
"Sí, me fui de fiesta", declaró con honradez el stopper rojiamarillo, al costado sureste de la Basílica de Nuestra Señora de los Angeles, en esta provincia, al explicar su sorpresivo distanciamiento del equipo.
"Estoy agradecido con el Herediano, pero no me he comunicado con los directivos ni Juan Luis, a quien estimo mucho, porque ¿para qué voy a ir si ya sé que me echaron y sólo iría a retirar la carta de separación?", justificó.
Héctor desapareció de escena tras el partido ante San Carlos, jugado en Ciudad Quesada el 14 de abril, que concluyó con empate a uno.
En un franco diálogo con este corresponsal, a quien acompañaron los periodistas Ricardo Arias y Eduardo Castillo, Marchena confesó que añora jugar tres años más, preferiblemente "en el Cartaginés, equipo que me dio a conocer".
Idolo aún
La charla fue interrumpida a ratos por aficionados y admiradores del futbolista, que, al reconocerlo, se acercaron en busca de un autógrafo o, simplemente, para estrecharle la mano e interrogarlo sobre su futuro profesional.
"Gracias al Cartaginés llegué a la Selección Nacional y jugué un Mundial. Además, vivo acá desde hace mucho tiempo y, honestamente, me siento un "cartucho' más", comentó el defensor al justificar su interés por volver al club.
Héctor recordó que abandonó al equipo blanquiazul por disposición del extécnico Ernesto Heber Mastrángelo, argentino que dirigió al Cartaginés con pésimos resultados en la temporada 92-93, y algunos directivos "que hoy no están en el equipo".
Separado del Herediano por ausentarse sin justificación, Héctor mira ahora hacia el futuro y reconoce que si no encuentra lugar en el plantel brumoso se vinculará con otra institución, pues "me queda futbol para tres campeonatos más".
En su opinión, en los últimos juegos que realizó con el plantel florense demostró que está al nivel de los mejores marcadores del país, situación que se ve favorecida por la gran experiencia que posee.
"El que me encuentre alejado de las canchas no implica que esté parado. Todos los días corro en el campus del Instituto Tecnológico y, además, para no perder el hábito, hago futbol con un equipo del barrio".
Con la sombra de la polémica a sus espaldas, Héctor dijo que peleará por una nueva oportunidad.
Lo anima un pensamiento tan claro como la honradez que lo motivó a hablar: "Quiero irme del futbol dejando un buen recuerdo".
De él dependerá.