El parque La Sabana, en el corazón de la ciudad, fue el escenario para el desarrollo del Simposio de Escultura, actividad que este año se incorporó al Festival Internacional de las Artes. Frondosos eucaliptos pueblan ese páramo instalado en el centro de la capital costarricense, un inmenso lago refleja el limpio cielo y las montañas del paisaje son mudas testigos del trabajo de los artistas.
Desde lejanos países, los escultores llegaron a esta tierra y se unieron en el trabajo. Aquí dejarán sus obras, trascendiendo en el tiempo y marcando el inicio de una propuesta que definirá el paisaje urbano de este país.
Entre el cemento y el metal, diversas formas fueron gestándose a lo largo de los días. Las primeras jornadas estuvieron dedicadas a la esencia de cada obra, los artistas se enfrentaron a sus materiales, ajustaron medidas y definieron perfiles. La segunda semana requirió mayor esfuerzo en la tarea, las obras comenzaron a ganar espacio, su contundencia era visible en los alrededores del lago.
Mañana domingo, a las 9:30 a. m., los escultores serán protagonistas de la última jornada del Festival Internacional de las Artes puesto que organizadores, máximas autoridades culturales y la comunidad, se reunirán para la inauguración de las obras.
El escultor Edgar Zúñiga, responsable de esta realización y su inclusión en el FIA 98, rescata como principal iniciativa para esta actividad su participación en los concursos que la Fundación Urunday organiza desde hace diez años en el Chaco, provincia del norte de Argentina.
La concreción de este simposio brinda al público la posibilidad de asistir a la gestación de una obra y estar en contacto con su creador. Asimismo, vale resaltar su integración al circuito internacional de escultura al aire libre que se realiza a lo largo del continente bajo la premisa de compartir un momento de vida a través del arte.
Hoy, los artistas legan al pueblo de Costa Rica un invalorable patrimonio, y todos deben asumir el compromiso de hacer propia esa herencia que les pertenence.