Moscú. EFE. La hija del famoso académico y fisiólogo soviético Iván Pávlov, Valentina Yermakova, dedica su vida a salvar perros, en un acto de penitencia por los sacrificios de animales que había practicado su padre en aras de la ciencia.
"De niña no entendía por qué desaparecían cada mes los perritos que vivían en nuestra casa. Y cuando supe a qué se dedicaba mi padre decidí penar sus pecados. Renuncié a mi carrera de actriz de cine y dediqué mi vida a salvar animales", relató en una entrevista en el diario Moskovski Komsomolets .
Su madre tenía 19 años cuando en 1927 empezó a trabajar como ayudante en el laboratorio de Pávlov, quien entonces tenía 77 y trabajaba en su teoría sobre los reflejos condicionados de los perros.
Ambos se enamoraron, empezaron a vivir juntos, y seis años más tarde nació Valentina, pero su madre guardó el secreto durante toda la vida y sólo antes de morir, hace dos décadas, reveló a su hija quién había sido su padre.
Fue entonces cuando Valentina se dedicó a recoger y a curar a todo tipo de animales abandonados, enfermos y heridos.