El Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) se retirará temporalmente de los territorios indígenas donde planea desarrollar el embalse de la hidroeléctrica El Diquís, en Buenos Aires, Puntarenas.
Así lo anunció ayer Franklin Ávila, director del proyecto, tras una reunión de casi cuatro horas con el relator especial de la ONU en derechos indígenas, James Anaya, en esta localidad puntarenense.
“Estamos tomando la decisión de retirarnos y terminar los estudios que estamos haciendo acá para poder realmente empezar el proceso de consulta (a los indígenas) y que esto no sea una piedra en el zapato”, declaró a La Nación.
Aunque no fijó una fecha concreta, Ávila dijo que el desalojo comenzará “prácticamente ya”.
“Estamos desarmando ya algunas instalaciones porque queremos, ya que eso ha sido uno de los reclamos de algunos de los grupos, tomar esta decisión para que ese proceso de consulta sea exitoso”, añadió el funcionario.
La salida del ICE de los territorios indígenas “ilegalmente ocupados”, según denuncia la comunidad térraba, ha sido la principal condición de los lugareños para comenzar un diálogo sobre la construcción de la represa, que prevé inundar 900 hectáreas de terreno inalienable.
El Diquís es la obra constructiva más grande en la historia del país con 650 megavatios de capacidad instalada. La iniciativa es clave para garantizar el suministro eléctrico a partir de noviembre del 2018.
Debido a la negativa inicial de la institución a abandonar las tierras, la Asociación de Desarrollo Integral del Territorio Indígena de Térraba interpuso una demanda ante el Juzgado Contencioso Administrativo el 21 de marzo anterior.
Pese al anuncio de ayer del ICE, la Asociación aseveró que no dará marcha atrás y que mantendrá la demanda. “Nosotros pensamos que se va a tener que llegar a una buena negociación”, afirmó su presidenta, Geini Gutiérrez.
Acogida festiva. Tras la reunión con los funcionarios de ICE y la visita a las obras preliminares del megaproyecto El Diquís, Anaya visitó la comunidad indígena térraba.
En un ambiente festivo, decenas de habitantes de esta y otras comunidades acudieron a la 1 p. m. a la plaza del pueblo, donde Anaya fue recibido con una ceremonia espiritual y los bailes de varios grupos de danza de la zona.
Al acto también acudieron representantes de diferentes pueblos indígenas, como los bribris, cabécares, bruncas y malekus.
En la actividad, los distintos grupos denunciaron la “inacción” del Estado ante la titulación ilegal de sus tierras y la presencia de “instituciones impuestas” para el funcionamiento de las comunidades, como la Comisión Nacional de Asuntos Indígenas o las Asociaciones de Desarrollo Indígena.
El tema del proyecto El Diquís, muy presente en la jornada, generó un enfrentamiento verbal entre los integrantes de la propia comunidad térraba, con opiniones divididas sobre la conveniencia o no de la construcción de la planta.
No obstante, Anaya dejó en claro que su visita no será suficiente para lograr un consenso entre todas las partes.
“Mi visita es un aporte pequeño. No puedo decir que vaya a dar solución a todo. La solución va a venir de ustedes. Yo me comprometo a ayudarlos en esa lucha”, señaló.