"Veníamos saliendo de misa y de pronto oí un estruendo que nos tiró al suelo. Lo primero que dije fue: nos mató", así empezó a describir doña Alicia Vargas Zúñiga, vecina de San Isidro de Heredia, el susto que se llevó el domingo antepasado, cuando una bombeta de turno estalló y dejó heridas a siete personas.
El bingo que organizó la iglesia de San Isidro tuvo más consecuencias de las que quiso admitir el padre Carlos Manuel Picado, quien no atendió ayer las consultas de La Nación porque "tenía visitas".
La historia empezó el 21 de diciembre, a la salida de la misa de 9 de la mañana, con el juego de pólvora que organizó la parroquia para atraer a los vecinos al bingo.
Por desgracia, una de las bombetas no se elevó y cayó en el caño donde explotó e hirió a los feligreses que salían del templo. Osvaldo Lazari Chaves, de 63 años; Karen y Antonio Madrigal Araya, de 9 y 4 años, respectivamente; Ana Patricia Araya Villalobos, de 30 años, y Rafael Barquero Rodríguez, de 55 años, recibieron la descarga de pólvora y piedras.
"Yo me asusté mucho por el estallido y el humo, pero, sobre todo por mis hijos que venían conmigo", narró doña Ana Patricia Araya, vecina de calle Las Mercedes en Concepción de San Isidro de Heredia.
Sentada junto a Karen y Antonio, doña Ana Patricia recordó aquel momento que arruinó su navidad y la posibilidad de ganarse un dinero extra con las cogidas de café.
"Desde el accidente tuvimos que ir todos los días a curarnos y el doctor nos mandó reposo. Lo que nos pasó no fue tan grave, gracias a Dios, pero sí me impidió ir a ganarme una platilla extra con las cogidas de café para comprarle la ropa a mis chiquitos", dijo.
No obstante, agregó que el padre Carlos se comprometió a pagarles los días que no pudieron trabajar y lo que gastaron en taxis para ir a la clínica a curarse.
En igual situación se encontraba doña Alicia. "Al principio, yo pensé que alguien me había tirado una piedra en la pierna, pero, cuando empecé a sangrar me di cuenta de que era más grave. La doctora me mandó a reposar 15 días. Lo malo es que me perdí la cogida de café", comentó con resignación.