Empezó a jugar descalzo en las clásicas mejengas en la plaza de futbol de Río Segundo de Alajuela, donde nació, y desde niño demostró su calidad como zaguero ágil, aguerrido, disciplinado y noble con el rival.
José Luis Vivo Quesada Soto tenía solo 9 años cuando ya destacaba en las canchas abiertas y solo se ponía los tacos para los juegos "formales" de los equipos de la localidad. Uno de los primeros de su carrera fue el Colombia de Alajuela.
Era una época romántica en el balompié tico. "Jugábamos por los colores, a diferencia de ahora que se juega por los colones", era la frase que repetía constantemente.
Lejos estaba de imaginar que se convertiría con el paso de los años en uno de los mejores defensas centrales de la Liga Deportiva Alajuelense y de la Selección Nacional.
Vivo ya dejó de existir. Falleció el pasado fin de semana por una delicada enfermedad, a solo un mes de cumplir los 79 años. Había nacido el 1.° de diciembre de 1926.
Tras radicar cuatro años en Golfito, retornó a Alajuela en 1949 y se incorporó a la primera división del conjunto rojinegro. Allí alcanzó los mejores recuerdos de su carrera.
Cinco títulos con los erizos en 1949, 1950, 1958, 1959 y 1960, además de ser uno de los baluartes del equipo en la vuelta al mundo en el 60.
Su mejor victoria fue la goleada 6-0 al Génova de Italia en 1950.
Con la Sele sumó siete convocatorias, 16 juegos de clase A, la presea de plata en los Panamericanos de Argentina (1951) y el cetro del Campeonato Centroamericano y del Caribe en La Habana, Cuba (1960). Se despidió en el Panamericano de Futbol en San José (1960).
Vivo jugó en Guatemala, entre 1961 y 1965, con Sacachispas y San Marcos, donde fungió como técnico y jugador. Se retiró en 1966, luego de actuar con el Puntarenas F. C.
Después laboró por 27 años en la compañía Lacsa, como jefe de guardas y operador. Sin duda, Quesada fue un ejemplo para el futbol.