
Marcelo, su hijo, lo dijo de esta forma: "Los doctores no entendían como él pudo sobrevivir por tres años a un cáncer como el de páncreas. Ese era papá".
Indiscutible: la fuerza del carácter de José Mattera Teglia era el primer rasgo que resaltaba en él.
De nuevo Marcelo: "Fijate que Limonense había perdido 6-0 y los jugadores venían cantando en el bus. Entonces, los bajó un kilómetro antes y los hizo caminar porque no podían estar tan contentos después de una goleada así".
Con el equipo caribeño estuvo en dos épocas; en la primera de ellas, firmó una temporada inolvidable: los clasificó por primera vez a una segunda fase por el título (la pentagonal de 1978).
El charrúa de temperamento fuerte y maneras amables en el trato con los demás llegó a Costa Rica como jugador de la Universidad de Costa Rica, en 1973.
La "U" consiguió el ascenso ese año, pero Mattera solo jugó unos pocos partidos en la Primera.
Dejó a los celestes luego de una bronca en el estadio Fello Meza, en la cual él se "apañó" solito con medio equipo de Cartaginés. "Fue famosa esa", recordó Marcelo.
Iba para técnico y regresó a Uruguay -donde nació el 26 de marzo de 1942- a obtener su licencia.
Su carrera la inició con el Miramar uruguayo y lo llevó a México, Honduras, Guatemala y Costa Rica; en el país, solo le faltó dirigir a la Liga y Herediano.
Apuntemos: dirigió la última campaña respetable del Municipal Puntarenas, hoy en Segunda (1999); enderezó a Saprissa, tras un mediocre 1983, pero el título de 1984 se le fue por solo dos puntos y con la "S" en 1985 ganó la Copa Camel.
A José Mattera, fallecido ayer al mediodía, le sobreviven su esposa Ena Soto y sus hijos Carina, Marcelo, Franco y José Humberto.
La misa será hoy a las 10 a. m. en la iglesia Don Bosco y sus restos reposarán en el Cementerio Metropolitano, en Pavas.