Es el año 2000. Atrás ha quedado la llamada "guerra fría", por lo menos eso se supone. De pronto, he aquí que tres villanos del mundo de los dibujos animados deciden saltar al mundo real para apoderarse de él por medio de un programa de televisión tan tonto, tanto, que es más tonto que la propia televisión.
Esos infames son Boris Badenov, Natasha Fatale y Osado Líder (también llamado Jefe Sin Miedo). Ellos son los enemigos de dos héroes de la tele de dibujos animados que descansan en Frostbite Falls, mientras disfrutan de los últimos dólares ganados por la reposición de su serie en la pantalla chica.
¡Por supuesto!, esos héroes son Rocky, la ardilla voladora, y Bullwinkle, el alce parlanchín.
Para enfrentarse a sus rivales, Bullwinkle y Rocky deben volver al mundo real (sin dejar de ser dibujos animados), porque así se los pide una linda y novata agente del FBI: Karen Simpatía.
¡Claro! Estamos en la película Las aventuras de Rocky y Bullwinkle, inspirada en la serie televisual emitida en los Estados Unidos entre 1961 y 1973 (creada por el dibujante Jay Ward, 1920-1989), serie con un total de 326 episodios. La película viene ahora dirigida por DesMcAnuff.
La magia de Las aventuras de Rocky y Bullwinkle está en la de mezclar -con acierto- imágenes reales con dibujos animados. Lo hace con el estilo intenso, acelerado y ágil de filmes recientes como ¿Quién engañó a Roger Rabbit? (1988), Mundo genial (1992) o Space Jam: el juego del siglo (1996).
El aspecto técnico de ese trabajo es responsabilidad de Roger Guyett y David Andrews; tanto ellos como el director McAnuff contaron con un equipo inteligente de actores: Rene Russo (Natasha), Jason Alexander (Boris), Robert de Niro (Osado Líder) y Piper Perabo (Karen).
El resultado es un filme que gustará a los cinéfilos (por sus citas de cine), a los que recuerdan la serie de dibujos animados y -por supuesto- a los que disfrutan de estas mezclas de actores con dibujos.