¡Hasta la vista, baby ! ¡Sí, sí, sí! Ya sabemos que la icónica frasecita es de Arnold Schwarzenegger, excolega de cintas de acción del mentao Steven Seagal (con perdón de Schwarzenegger por la comparación). Pero es que en el caso de marras, calza a pelo. OJO: ni una sola línea, ni una sola palabra de este comentario es contra Steven Seagal. Él siempre ha hecho lo que puede para sobresalir y sobrevivir, dentro y fuera del set . ¿Qué culpa tiene si, en esta caída libre de su carrera, se encuentra un paisito cuyos máximos jerarcas de seguridad y diplomacia –a cargo del principal problema que sufre este terruño– le rinden pleitesía, le abren paso con motorizados, le ofrecen espacio en la agenda oficial como si fuera el encargado de la seguridad de Obama, lo condecoran y se toman fotos con él, con la baba caída de emoción?
Pese a que ello no justifica la pollada conjunta, no hay embarcada sin embarcador. Como dice Cristian Cambronero, uno de los más prestigiosos blogueros de este país, en su fusildechispas.com: “ ¿Quién es capaz de meter la pata y poner en aprietos a un gobierno completo y, de paso, dejarlo en absoluto ridículo? ¡No contaban con su astucia! El monaguillo de Heredia, exdiputado de sangre azul, reconocido y laureado autor epistolar –¿quién no recuerda el legendario memorando metemiedo del TLC– y vocalista de los Salsoneros de Oxford: Fernando Sánchez. ¡Como él no hay dos, no hay dos! ”
¡Tan cándido don Fernando! “Por pura cortesía” (palabras textuales suyas) y como si no bastara con el escándalo de hace cuatro años, el político herediano –¡ojo, propuesto para representarnos en El Vaticano!– funcionó de enlace entre una funcionaria municipal y el actor y logró lo impensable: citas en el mismo día con la presidenta Chinchilla (que se salvó en una especie de Sapri-hora al hacer las de Melquíades antes de la reunión); con el mero mero de Seguridad, José María Tijerino; con el big one de Relaciones Exteriores, René Castro, y lo más imperdonable, aunque no excusable: la embarcada que les pegaron al director y subdirector del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), Jorge Rojas y Francisco Segura, sacrificados caudillos que llevan lustros combatiendo la imparable delincuencia como verdaderos héroes anónimos. El viernes 4 de junio fue día de abrazos, loas, cuasialfombras rojas y, por poco, lágrimas de emoción.
A partir del sábado 5, cuando este diario publicó la nota de la visita, aderezada con los antecedentes recientes del héroe o antihéroe hollywoodense (según la película), todo el mundo se desdijo del encanto; empezando por el ministro Tijerino –quien el día antes había agradecido los aportes en Seguridad de Seagal y afirmado que su imagen podía hacer más atractiva la carrera judicial–, que calificó la propuesta del actor “como una medida policial muy simple”. Después de la publicación de La Nación (no antes) Tijerino declaró que el ride del actor era el de “(...) los buenos contra los malos. Su concepción del fenómeno criminal es muy simple. Es un actor y creo que él se ha creído su propia película. Le hice notar que sus ideas no eran compatibles con nuestro país”. ¿Cómo puede el señor Tijerino contradecirse en menos de 24 horas sin al menos admitir que no sabía lo que todo el mundo –excepto la gente del gobierno– sabía?
Don Jorge Rojas, por su parte, afirmó que él lo recibió porque “otras altas autoridades lo también lo recibirían” . Como quien dice, mal de muchos' En todo caso, hay que aclarar, no son los presuntos delitos del señor Seagal los que lo descalifican como asesor de la Policía. ¿Es que acaso sus atestados como actor de cintas de matones lo facultan? ¿Ser asistente ad honorem de la policía rural de Louisiana lo faculta? ¿Alguien leyó el detalle de sus atestados en el prestigioso ‘Los Angeles Times’?
Ya la cosa había empezado mal –esto no se ha dicho– cuando Seagal montó un cordón de seguridad en su visita al OIJ para evitar a la prensa y demás mirones, como si se tratara de un jeque o alto dignatario extranjero. Todo ello, con la complacencia de nuestros máximos defensores de la ley.
Luego, “permitió” solo 30 segundos para fotos y grabaciones durante la entrevista que sostuvo con Jorge Rojas y Francisco Segura, director y subdirector del OIJ. Los jerarcas de la policía judicial ni chistaron ante la exigencia del actor, como si tratara de una visita oficial.
Más que sorprendente, es dolorosa la ligereza con que las máximas figuras policiales tomaron este tema. De algunos políticos de poca monta, cuyo tino ha sido harto cuestionado, era esperable. Pero de la gente de Seguridad y el OIJ' ¿abrirle las puertas de par en par a un fulano que traía la pomada canaria para enfrentar el problema de la delincuencia? Como si esta pesadilla que estamos viviendo, llena de violencia y sadismo, fuera un reality show en donde se enseña a los policías cómo aplicar unas cuantas llaves y una que otra patada y técnica de sometimiento.
En todo caso, ¿no es ese parte del entrenamiento que ya reciben los policías? O se le olvidó a don Jorge Rojas –por ejemplo– que sus pupilos ya reciben entrenamiento en Aikido como parte de un convenio de cooperación con la embajada de Corea del Sur.
¡Hombre! con meterse a Google y escribir ‘Steven Seagal’ era más que suficiente para evitar todo el polvorín que se armó.
Por lo menos, nuestras autoridades tuvieron la decencia de retractarse tácitamente y desdecirse de sus plañideras acciones del día anterior paseándose en el actor con el cuento de que no sabían su pasado, y no les interesaba tener antecedentes con gente cuestionada.
Pero aún nos queda el sinsabor de cómo hay gente como el abogado Jonatan Picado León, quien en aras de ¿defender? a su cliente, sostuvo ante los medios que aquí a Seagal se le juzgaba por casos “que ni siquiera habían sido escándalo en su país”.
¿Qué, acaso este señor, antes de asumir el caso, tuvo tres minutos para documentarse en Google? Así habría sabido que, si bien es cierto Seagal lleva más de dos o tres lustros de ‘no pegar ni una’, había protagonizado un reality show en un pueblo de Louisina donde acompañaba a los policías locales a hacer las detenciones, y este le fue cancelado por la cadena AXN a mediados de abril pasado, justo por las acusaciones ya referidas, que le dieron la vuelta al mundo en los principales medios, empezando por TZM (la cadena que dio la primicia de la muerte de Michael Jackson). ¡Ah, pero el caso no fue escándalo en EE.UU.!
A menudo, lo que más ofende es el menosprecio a la inteligencia de los habitantes de Ticolandia. Si este abogado Picado –quien también representa a la gente de 28Producciones en su lío con el concierto de Guns N’ Roses– quiere convertirse en el paladín de las causas perdidas, allá él. Pero no hay derecho de que venga a recitar, con una risita de soslayo, una falacia que se desnuda con solo entrar a Internet. ¿Estamos en taparrabo o qué? ¿Acaso ha leído los comentarios que, sobre el tema, han escrito los usuarios en las notas de La Nación o en Facebook? ¿En qué planeta vive?
Es fácil enterarse de que los cuestionamientos contra Seagal llevan décadas, en este y otros temas. Eso es –insistimos– problema de Seagal. Lo que sí es problema nuestro es que algunos líderes de la política de este país carezcan –no queremos pensar que abusan– de la malicia mínima y por ello nos hacen quedar en el ridículo internacional.
¿Quieren saber cómo caímos en cuestión de horas en el liderazgo de los banana-countries ? Solo naveguen 60 segundos en Internet, y en páginas de prestigio, no en sitios web de chismes. Más allá de la chota, nos preocupa cómo somos capaces de extenderle alfombra roja a alguien tan cuestionado, cuando averiguarlo estaba al alcance de un clic . ¿Y cuándo no sea así? ¿Qué pasará cuando cualquier hijo de vecino que apantalle a nuestros poqui-ticos jerarcas, logre su cometido sin que la prensa se percate? Que Dios (y El Vaticano) nos agarre confesados. Tal vez el exdiputado Fernando Sánchez, de llegar a la Santa Sede, pueda orar por nosotros'.