La Casona de Laly, ubicada en el puro centro de Escazú –ciudad de la brujas–, es un lugar ampliamente recomendado por los expertos en bocas. ¿Por qué? En su menú de 54 boquitas, se encuentran algunos platillos tradicionales que reciben una nota 100 de cualquier abuela con buena cuchara o de cualquier cocinera de un turno.
Lo primero que impresiona al llegar al sitio es que está repleto en una fría noche cualquiera, que no está ni cercana al fin de semana. Lo siguiente que llama la atención es que en una mesa se observa a unas adultas mayores saboreando las bocas y la conversación, en otra está una familia y en la siguiente se observa a un grupo de jóvenes que, por sus expresiones, se podrían calificar como “pipis”.
El menú es una sorpresa: las 54 bocas están ordenadas alfabéticamente; así como lo leen ¡en orden alfabético! Allí se encuentra la torta de huevo con camarones, la tradicional patrulla, la olla de carne, el pozol, el huevo de tortuga, el chifrijo, el ceviche y el gallo de arracache, entre muchos.
Recorrido alfabético. El recorrido lo comenzamos con una costillita, un pozol y una sopa de mariscos.
La costilla estaba bien jugosita, mas venía acompañada de unas yucas fritas muy grasosas; el pozol tenía muy buen sabor, pero le hacía falta maíz –el resto de comensales lo defendieron a capa y espada: dijeron que eso nunca era así, que siempre llegaba con mucho maíz– y la sopa de mariscos cumplió a cabalidad con una buena cantidad de mariscos y un saborcito espectacular.
Una conocedora en este tema –el de las bocas– asegura que se sabe si un lugar es bueno por su chile relleno, así que seguí su consejo. De esta forma, llegó a la mesa, humildemente y sin grandes aspavientos, lo mejor de la noche: un chile relleno como los que preparaban las abuelas cocineras, uno bien lleno de carnita molida bien sazonada y envuelto en huevo. Estaba acompañado de arroz y una ensalada con un tomate algo verde, pero todo se perdonaba por aquel chile relleno.
Los comensales de aquella mesa salimos satisfechos, pagamos lo justo y quedamos con ganas de regresar. ¿La razón? Quedaron unas 50 bocas –entre ellas muchos platos tradicionales– por probar y por seguir degustando.
La Casona de Laly está ubicada en un gran local esquinero, a 200 metros al norte de la esquina noreste de la Iglesia de Escazú Centro.