El trabajo de ser madre también es difícil para las ranas venenosas rojas, un tipo de anuro que, por el azul de sus patas, parece vestir con
A diferencia de otras especies de animales, estas mamás de 2,5 centímetros de longitud son muy dedicadas, pero no buscan el alimento para sus crías en el entorno. En lugar de esto, ellas mismas producen huevos frescos para alimentar a sus renacuajos.
Estas madres viven en la hojarasca, pero depositan a sus renacuajos (una vez que nacen) en el interior de las plantas tropicales conocidas como bromelias. Por un período de hasta seis semanas, las madres regresan cada dos días para darles huevos sin fertilizar.
“Considerando que cada madre tiene varios renacuajos que atender, la producción de huevos es notable”, recalca Jennifer Stynoski, bióloga de la Organización de Estudios Tropicales (OET).
Esta producción es particular. Según cuenta Stynoski, esta producción se desencadena cuando la madre ve al renacuajo vibrar y nadar, pues eso le indica que este tiene hambre.
Las investigaciones son parte de su tesis de doctorado en la Universidad de Miami (EE. UU).
Gracias a esas indagaciones, Stynoski descubrió que las madres adultas regresan al mismo sitio donde dejaron a sus crías, y alimentan a los renacuajos que estén allí, indiferentemente de si son sus “hijos” biológicos.
Esto lo comprobó Stynoski con experimentos en los que se intercambiaron manualmente las crías de diferentes madres. A pesar de que los renacuajos fueron sustituidos por otros, la madre continuaba alimentándolos como si fuesen los propios. “Las madres escogieron alimentar a los renacuajos en los lugares originales, aunque su cría estuviera en un vaso plástico a la par”, aclaró Stynoski.
Esto tampoco parecía perturbar a los renacuajos. En la presencia de cualquier madre, ellos vibraban para pedir comida.
Eso sí, la bióloga descubrió que solamente vibraban cuando se aseguraban de que la rana era una posible proveedora de alimento. En presencia de otras especies de ranas o predadores, como arañas, los renacuajos más bien se paralizaban.
La experta estableció que una interacción visual, de contacto físico y químico, es necesaria en la comunicación entre la madre y la cría de las ranas rojas venenosas. Además, Stynoski calificó a los renacuajos de “sinceros” porque ellos pedían alimento solo cuando tenían hambre.
“El proceso de alimentación exige mucha energía del renacuajo y de la madre. Vibrar, para ellos, es como correr para uno y eso cansa”, ejemplificó la científica.
Los científicos ya sabían que las ranas adultas mejoran sus defensas naturales ingiriendo hormigas y ácaros. Sin embargo, como los renacuajos se alimentan solamente de huevos, se pensaba que no tenían esas defensas.
La bióloga dijo que es posible que las madres estén transfiriendo las defensas a los renacuajos por medio de los huevos.
Conscientes de eso, ¿se atreven las ranas adultas a depositar a sus renacuajos en sitios de otras madres para huir de su labor? Esta es una pregunta para futuras investigaciones.
El experimento contó con el aporte de científicos como los doctores Mahmood Sasa, del Instituto Clodomiro Picado, y Ralph Saporito, profesor de la Universidad John Carroll, en Ohio, Estados Unidos. Además, recibió la colaboración de estudiantes de colegio y de universidades públicas.