Si de una cosa puede sentirse orgulloso el cantante Leo Dan, después de más de una década de no presentarse en nuestro país, es que tiene una generación de fans que cuando apenas estaban en la escuela primaria oyeron su nombre, pero que corean sus canciones con sus padres y abuelos por igual.
Y esto fue lo que sucedió antenoche en el complejo turístico Picacho, cuando el argentino cargado de años pero también de energía, solazó a lleno completo a sus admiradores con sus melosas pero pegajosas tonadas, además de otras interpretaciones más íntimas como A la sombra de mi madre y su añoranza a su pueblo, Santiago querido , las que cantó con una emoción especial, que el público comprendió y aplaudió.
Fueron pasajes intercalados, porque también tuvo tiempo para bromear con sus músicos, con su grupo telonero Matices, a los que elogió; e interactuó con el auditorio, como cuando pidió que lo acompañaran dos damas que cantaran con él... y subieron doce.
Emotivo. Un momento emotivo fue cuando pidió a los presentes que se levantaran para cantar una canción con sesgo cristiano –Dan se convirtió en motivador católico a mediados de su carrera– por el dolor y penurias que están sufriendo los hermanos peruanos asolados por un terremoto.
Tuvo también tiempo para hacer recuerdo cariñoso de cantantes y coterráneos que empezaron en su misma época, citando a Leonardo Favio, y a Ramón Palito Ortega, pero también a manera de chascarrillo, al puertorriqueño Ricky Martin, del que puede ser abuelo.
Dan no es un showman y lo sabe, no se contorsiona ni salta, está asido al micrófono con pasos laterales sobrios, y a veces avanza hacia los presentes sólo para decirles palabras de afecto.
Su indumentaria es de media etiqueta, luce su pronunciada calvicie con orgullo y, si no fuera Leo Dan, bien podría pasar por un vecino de la tercera edad de nuestro barrio. Pero su voz y simpatía se mantienen incólumes, y él se transforma cuando canta Cómo te extraño mi amor , Mary es mi amor o Celia .
El concierto duró una hora y cinco minutos, pero algunos querían más (de hecho, hubo quienes opinaron que el show fue muy corto) y complació con cuatro canciones, entre las que incluyó temas de alabanza a Jesucristo y a la Virgen María. Y a la figura de Cristo le dedicó su tema Por un caminito ... caminito en el que lo siguieron en cánticos sus admiradores, sin distingo generacional alguno.