Leonora Jiménez es el ‘alter ego’ de Leo Jiménez Monge. La primera es modelo de alta costura. Ha trabajado con Jean Paul Gaultier, Dolce & Gabbana y Chanel. Su rostro ha aparecido en ‘Marie Clare’, ‘Número’, ‘¡Hola!’ y ‘Hello!’. Su esbelto cuerpo ha recorrido cuanta ciudad del mundo se precie de llamarse cosmopolita. En enero, esta santaneña estará en India para la sesión de fotos del catálogo de la cadena turca Tiffi. Precisamente, ella es dueña de dos de esas tiendas: una en Escazú y otra en Alemania. En cuanto a Leo, esta mujer es una apasionada del futbol internacional, cinta negra en ‘karate kanpa’, devota defensora de la naturaleza y amante de la tranquilidad de su casa cuando departe con su familia o toma café con amigos. Se ha ganado palabras de admiración, pero también de envidia y maledicencia, de parte de quienes no entienden su estilo de vida o sencillamente quieren hacer chisme.
La entrevista se pactó para las 3 p. m. del sábado 18 de diciembre, en un café del oeste josefino. En una mesa del segundo piso del local, Leonora Jiménez –discretamente maquillada, vestida con una blusa H & M y una falda Dior, y luciendo una cabellera rubia y lacia– abrió el libro de su vida sin condiciones. Esta sería la primera entrevista en la que se atrevía a ponerle el acento a aquellos momentos de los que alguna vez decidió no hablar o en los que prefirió no ahondar.
Otros temas serían su faceta actual como empresaria, su incursión en la televisión y sus planes de corto y mediano plazo en el mundo del modelaje. Un mundo al que agradece las metas alcanzadas a través de sus pasarelas, catálogos o anuncios publicitarios en varios puntos del orbe, pero también reconoce que no dura cien años y que, de todas formas, no habría cuerpo que lo aguante. De allí que esé próxima a decirle adiós.
Antes de entrar en materia, un muchacho se acercó a la mesa para tomarnos la orden y Leonora saltó como liebre. Ese joven fue su compañero en el colegio Nuestra Señora del Pilar y tenían más de diez años de no verse. Se fundieron en un abrazo seguido por palabras de cariño y hasta breves remembranzas de aquellos tiempos celestes y azules.
Tras ese momento de evidente emoción, se dispuso a repasar sus inicios. La hija del hogar formado por Gerardo Jiménez y Mariela Monge, y hermana de Rolando y Andrés, incursionó en el modelaje a la edad de 15, pero no en cualquier campo, sino en el de la alta costura, donde ha pasado 12 ajetreados años.
En todo este tiempo se ha esforzado por mantener lejos del ojo mediático su privacidad, léase su entorno más cercano: su familia, su matrimonio. “Esa es la parte de Leo que defiendo a ultranza, para mantenerla con bajo perfil”, dice.
También hablaría de su paso por Miss Costa Rica hace cinco años y de las voces que cuestionan su carrera como modelo de las casas Jean Paul Gaultier, Chanel o Dolce & Gabbana.
--¿Por qué se retira ahora?
--Soy como una estrella fugaz. Nunca estoy más de diez días en un mismo lugar y mi vida ha sido así desde que tengo 15 años. Ahora tengo 27 y estoy verdaderamente cansada de ese estilo de vida; necesito encontrar cierto balance que no he tenido hasta ahora. Soy una mujer muy responsable, siempre he tratado de buscar la excelencia en mi carrera y eso ha significado que deje muchas cosas de lado: mis amigos, mi familia, dejar de salir o de acostarme temprano.
--¿Se siente ‘vieja’ para seguir en una industria que premia la juventud?
--Siempre he dicho que hay carreras, como la del futbolista y la de la modelo, que tienen una fecha de expiración muy temprana. La fecha de expiración de una modelo está entre los 25 y los 30 años. Estoy consciente de eso y siempre he dicho que quiero retirarme con dignidad, cuando aún tenga trabajos interesantes por hacer. Quiero retirarme cuando me todavía me llaman diseñadores de renombre y no cuando nadie me vaya a buscar. Voy a viajar a Europa para hacer proyectos muy puntuales.
--Ahora que menciona a los diseñadores, en este país hay quienes cuestionan su carrera en el modelaje de alta costura, quizá porque no han visto catálogos, campañas o revistas con sus fotos. ¿Cómo toma las críticas?
--Yo creo que cuando las personas son algo en la vida no tienen necesidad de gritarlo a los cuatro vientos. Cuando una persona es buena, no tiene que subrayarlo. Cuando un profesional está seguro de lo que ha hecho y de sus logros no tiene que gritarlos. La humildad caracteriza a una persona segura de lo que ha hecho.
--¿Les falta humildad a muchas “figuras” y no figuras de Costa Rica?
--Sin humildad todo el mundo puede ser “estrella”, así entre comillas.
--¿Es Leonora Jiménez una figura?
--He manejado mi vida con un perfil muy bajo; no voy a eventos ni aquí, ni fuera de Costa Rica. Valoro mucho mis momentos de intimidad porque son muy pocos. No me siento superior a quienes van a eventos. Personalmente, es algo que no disfruto. Trato de tener el perfil más bajo y la vida más discreta y sencilla que pueda.
--¿Riñe entonces la sencillez con una mujer a quien le gusta vestir ropa de diseñador y vivir bien?
--La sencillez puede ir de la mano con el
“Si tengo lujos, los disfruto; pero no los necesito. Los pilares de mi vida no riñen con lo que tengo o con cómo me veo.
--Hace un instante habló del bajo perfil. Usted entró a Miss Costa Rica y logró mucha atención mediática. ¿Por qué decidió pasar por ahí si sabía que podía perder mucha de su intimidad?
--Esa ha sido una de las decisiones más opuestas a todo lo que he sido y no me arrepiento de haberlo hecho. Entré porque quería aprovechar el poder de convocatoria que tiene el concurso, quería usar para mis causas ese poder que dan los medios y un canal. Le agradezco mucho al concurso, pero no habría concursado dos veces.
--¿Se ha lamentado por no haber ganado?
--A mí siempre me quedó la espinita de haber podido ir a Miss Universo, no lo voy a negar. Pero el Miss Mundo me dio muchas cosas: allí conocí a los dueños de la cadena de tiendas de ropa Tiffi, y gracias a ellos tengo las dos tiendas, una en Costa Rica y la otra en Alemania. Esos son los caminos de Dios que uno no entiende hasta que pasan los años.
--¿Algún sinsabor tras el certamen?
--Lo que más me dolió es que me dijeran que yo no representaba a la mujer de Costa Rica.
--¿Quién se lo dijo?
--Me lo dijeron algunas personas allegadas al jurado y eso me dolió profundamente, porque yo creo que la mujer costarricense no está representada por un paradigma físico; sino por un montón de valores y cualidades, y creo tener muchos de esos valores y cualidades.
--Luego del certamen se rumoró que hubo fricciones y roces entre la ganadora, Johanna Fernández, y usted. ¿Fue cierto?
--Todos los seres humanos evolucionamos y quizá ahora seamos más parecidas de lo que éramos en aquel momento. Sí es cierto que teníamos ideas y estilos muy diferentes. No manteníamos una mala relación en general, pero dentro del concurso no tuvimos una buena relación. Ella es el prototipo que siempre ha seguido el Miss Costa Rica y, viéndolo ahora con otros ojos, ella representa mejor al prototipo que generalmente cumple el certamen.
--Cambiemos de tema. Pese a que no vive acá, usted dice que está muy pendiente de lo que pasa en su tierra. ¿Cómo valora el modelaje nacional?
--Yo sí creo que hay un error en la valoración de la palabra ‘modelaje’. Una modelo es un vehículo de venta de ideas, de venta de un producto; pero no me vendo yo. Eso aquí, en algunos sectores, no se entiende y hay modelos que se venden ellas. Eso no es modelaje.
--¿Qué es entonces?
--Es exhibicionismo. Se exhiben ellas y no al producto para el cual las contratan. Aquí, en Costa Rica, se le da mucha importancia a las modelos no modelos.
--¿Quiénes son modelos entonces?
--Lo que la gente no sabe es que mi referente en modelaje es Jeannette Chaves. Hay otras excelentes modelos que han abierto camino como Dafne Montiel, Oksana Maxwell, Nadine Maxwell y Bárbara Rodríguez. También hay muchachitas jóvenes como Ekaterina Sánchez, Mariliana Aguilar y Catalina Freer. Hay muchas modelos, pero han manejado su carrera como yo: con un perfil muy bajo. Yo salí del anonimato cuando participé en Miss Costa Rica.
--Ahora que piensa regresar al país y partiendo de que usted no es anónima, ¿cómo hará para manejar el bajo perfil de su familia y su matrimonio?
--Sin duda, estando en Costa Rica será más complicado preservarlo. Buscaré encauzar esa atención para ayudar en causas sociales, causas nobles que merecen toda la atención.