LA ESQUINA DEL POLLO Cervecero es, sin temor a equivocarnos, la más concurrida de todo Pavas (y de muchos otros lugares). Cuando los rayos del Sol empiezan a declinar, no importa el día de la semana, los clientes entran, buscan un sitio -algunos empiezan horas antes-, y gran parte de ellos permanecerá allí horas de horas.
Ya a las ocho de la noche, la gente se desborda por la terraza y la barra, y la orilla de la calle está repleta autos. Así es siempre. Es más, los fines de semana hay quienes están dispuestos a hacer fila para esperar a que alguien decida irse antes y que quede libre una mesa.
Los dueños y los mismos clientes lo llaman "la pollolocura". Esta pollolocura no es nueva porque, si bien este establecimiento reabrió sus puertas en marzo pasado, después de seis meses, ya tiene 24 años de ser un bar y de llevar ese nombre. Antes lo hacía en un local que quedaba 100 m al oeste del La Sabana: allí mismo, en Pavas.
Esteban Castro, uno de los dueños, está tan agradecido con la clientela, que afirma: "Es fija en un 70 por ciento".
El secreto de este éxito sale en gran parte de la cocina ya que, según Castro, la gran mayoría de clientes se rinde ante el menú de bocas, que no es muy extenso, pero sí muy preciado por las visitas.
Son trece opciones que en un principio nadaban casi todas en la olla de freír -a excepción del cebiche-, pero que, a petición de los mismos clientes, algunas de ellas ahora tienen la opción de sazonarse a la plancha, por aquello de las calorías.
Hay costilla de cerdo, carnitas de res, patacones, torta cervecera, pollo picado, aros de cebolla, papas fritas, queso fundido y cazuela de frijol, entre otras posibilidades. Sin embargo, los astros de este lugar son los buñuelos, irresistibles bolitas de queso empanizadas y fritas. "Si no hay buñuelos, la gente es capaz de devolverse", asegura Esteban.
La receta de los buñuelos viene de la familia: "Cuando yo estaba chiquilla, éramos once hermanos, y mi mamá acostumbraba hacer buñuelos azucarados los domingos", recuerda doña Marjorie Furniss, madre de los dueños. Ella luego los probó con queso, y resultaron ser todo un éxito.
El nuevo local del Pollo Cervecero, además de más espacio, más mesas, más sillas y una terraza muy amplia y vistosa, trae novedades para los clientes que desde hace una semana pueden venir a almorzar, de lunes a viernes, de 12 m. a 3 p. m. Hay un almuerzo-bufete en el que la gente puede comer todo lo que quiera por ¢1.500 más impuestos (las bebidas son aparte).
Así pues, como pintan las cosas, es probable que la pollolocura deje de tener horario nocturno y llegue desde el mediodía.