Detalles y acabados finamente escogidos, en los que destacan candelas, coloridas lámparas y llamativos cuadros al estilo mexicano, fueron el presagio de una gran noche en el nuevo Restaurante Los Cebollines.
Como todo entra por la vista, fue imposible no imaginar que la comida iría a tono con el acogedor lugar, por lo que el apetito se despertó de inmediato y se dejó seducir por la agradable ambientación.
Cómodamente sentados, la atención amable y oportuna recibe al cliente, ofreciendo el menú, recomendaciones y unas cortesías de la casa.
La carta incluye todo lo que esperaríamos de un menú mexicano, ya que es bien sabido que la gastronomía mexicana es variada, sabrosa y picante.
Con la certeza de que hay opciones suficientes para escoger un buen plato –picante o no picante por aquello de los gustos–, es hora elegir lo apetecido, no sin antes preguntar a los saloneros los detalles del mismo.
Así, con una asesoría práctica, amable y en confianza, las cosas fluyeron y, rápidamente, me decidí por un pescado y carnitas mixtas (de pollo y res) acompañados por tortillas, guacamole y natilla.
“Lo que nosotros buscamos es ofrecer algo distinto, con el objetivo impactar al cliente desde la entrada. Para lograrlo, hemos puesto énfasis en el diseño del lugar, en la decoración, en los detalles”, explicó el Freddy Quirós, gerente del lugar.
“Además, queremos que todo sea un conjunto, un concepto de restaurante mexicano diferente con una atención al cliente diferenciada pues creemos que en el país esto no ha sido puesto como una prioridad”, agregó.
La espera del plato fuerte (un tiempo moderado) es acompañada por unos ricos nachos con salsas de cortesía y los típicos dips aztecas.
Ahora sí, se acerca el momento de degustar la comida, pero antes le reseñamos cuales son los principales platillos que le ofrece el restaurante.
La comida. Mas allá de los tradicionales tacos que abundan en cualquier restaurante mexicano, Los Cebollines no es una “taquería”, según afirma su gerente, sino que ofrece opciones distintas y un poco más refinadas al estilo azteca.
Platos como el Cuatro jinetes , una botana compuesta por alitas de pollo, rollones de papa, panuchos (tortillas de harina con frijoles), y los Sopes ( harina y frijoles) hacen la diferencia.
A esto se agrega El Metro , un icono del restaurante, que consiste en una tabla con un kilo de lomito fileteado –aproximadamente–, acompañado de diez guarniciones diferentes. Esta tentación está pensada para compartir con unas cuatro personas.
Otras especialidades de la casa son las sopas, entre ellas la azteca, la Los Cebollines (receta propia) y el caldo Talpeño.
Según Quirós, las enchiladas en salsa suiza y verde, además de los quesos fundidos han sido muy bien recibidos por los comensales.
Si hablamos de postres, usted puede probar el Chongo Zamorano (cuajadita de queso dulce), el pastel d e Zelaya (de elote y arroz), y el flan de la abuelita, entre otros. Claro, el coloso de los postres es el Dulce Ignacio, compuesto de helado, tortillas de harina con jarabe de chocolate y fresa.
Tenga en cuenta que una comida regular para dos personas, le podría costar un aproximado de ¢28.000 en el restaurante Los Cebollines.
En lo personal, las carnitas mixtas y el pescado que solicité resultaron de muy buen sabor, por lo que la visita a este nuevo restaurante cumplió con todas las expectativas.