El presidente Jacques Chirac y el primer ministro Jean-Pierre Raffarin lamentaron ayer, como millones de franceses, la muerte de Sacha Distel, uno de los cantantes más populares del país.
Las canciones de Distel, que murió ayer a los 71 años a causa de una larga enfermedad en Rayol-Canadel-sur-mer (sureste), suenan en todas las emisoras de radio y varios canales de televisión cambiaron su programación para rendir homenaje a quien “siempre será una de las grandes figuras de la canción francesa”.
Así lo definió Chirac en un mensaje de condolencias por la pérdida de un hombre que “alegró con sus melodías llenas de felicidad y de optimismo la vida de los franceses”
“Todos nos acordamos de su sonrisa y su estilo lleno de encanto y elegancia”, aseguró el jefe del Estado, mientras que Raffarin afirmó que con su muerte desaparece “un símbolo del buen humor” formado “en la escuela de jazz de Dizzy Gillespie o Henri Salvador”.
El funcionario afirmó que “hoy todos los franceses tienen ganas de decir: gracias Sacha” porque “con él, La belle vie (una de sus más celebres canciones) era permanente”.
Distel, que se había forjado una imagen de playboy tras su idilio con la actriz francesa Brigitte Bardot en la década de los años 60, se había convertido en un cantante famoso en 1958, gracias a la repercusión de uno de sus grandes éxitos, Scoubidou.
Nacido el 29 de enero de 1933 en París, Distel había debutado a los 15 años como guitarrista de la orquesta de su tío, el compositor Ray Ventura, antes de viajar al Reino Unido, Alemania y Estados Unidos.
Gran amante del jazz y del swing, estudió con algunos de los más famosos artistas de ese momento, como Gillespie y Salvador, convirtiéndose en acompañante de cantantes famosos, como Juliette Greco, en los locales nocturnos del célebre barrio parisino Saint-Germain-des-Pres.
Después dio el salto a la canción, convirtiéndose en monsieur Scoubidou tras el éxito de la canción, y no tardó en volver a encandilar al público con temas como La belle vie (compuesta para un filme de Roger Vadim y posteriormente interpretada por Franck Sinatra), Le soleil de la vie o Mon beau chapeau.
Sus idilios con Bardot, Greco y la actriz Jeanne Moreau le valieron una fama de playboy que terminó en los 70, cuando se casó con la campeona de esquí Francine Breaud.