Nació en una aldea de Rajastán que ni siquiera contaba con electricidad. El ímpetu de su infancia no se desbordó en juegos de niños, sino en jornadas de arduo trabajo en la chatarrera que instaló su padre tras mudarse a Calcuta.
Hoy, el magnate indio Lakshmi Mittal, quinto hombre más rico del mundo, figura en el libro Guinness de los Récords por haber comprado la casa más cara del mundo, una mansión de más de $130 millones a pocos pasos del palacio donde vivía la princesa Diana, en el exclusivo barrio londinense de Kensington.
Quien precede al magnate indio en el cuarto puesto de la lista de Forbes , el billonario sueco Ingvar Kamprad, también nació en una aldea y empezó a forjar su fortuna vendiendo chucherías a los 17 años. Solo que, a sus 80 años –y a diferencia de Mittal–, es un discípulo de la austeridad que conduce un auto modelo 92 y que es capaz de usar el transporte público sin hacerse lío alguno.
Ambos integran, junto a otros ocho hombres, la lista de las diez personas más acaudaladas del planeta, según Forbes , revista especializada en el mundo de los negocios y las finanzas, que recientemente presentó en Nueva York la ya tradicional lista anual de las personas más ricas de la Tierra.
Según Steve Forbes, director de la publicación, a juzgar por las cifras de esta edición, este año ha sido el más rico en toda la historia de la humanidad. De hecho ingresaron 153 nombres nuevos en el listado, que agrupa a todos aquellos que poseen más de mil millones de dólares (un billón, según la nomenclatura estadounidense).
Así, los integrantes suman 946 personas, de 53 países. Juntas atesoran un patrimonio total de $3.500 millones. En la lista hay 83 mujeres y, a pesar de que los estadounidenses representan el 44 por ciento de la totalidad, en los 20 primeros puestos solo hay cinco, desbancados por personas de Asia, Rusia y el este de Europa.
Pero... ¿quiénes son estos hombres y mujeres, poseedores de fortunas que no solo son inalcanzables, sino inimaginables para el grueso de la humanidad?
El caso de Bill Gates, quien ha roto un récord al ocupar la cima de la listaForbes durante 13 años consecutivos es, por la misma razón, bastante conocido.
Con una fortuna de $56.000 millones –$6.000 millones más que en la lista pasada–, se mantiene en el primer puesto de los multimillonarios mundiales
Detrás de él se encuentran el financiero Warrem Buffett, con $52.000 millones, y el magnate mexicano de las telecomunicaciones Carlos Slim, con $49.000 millones.
Sin embargo, en los meses que pasaron desde que Forbes calculó su sitio en esta clasificación, Slim saltó al segundo lugar ($53.100 millones) y ahora está a punto de arrebatar el primer sitio a Gates, informó la revista este miércoles, en su sitio de Internet.
De vuelta a la lista, en cuarto lugar está el sueco Ingvar Kamprad y familia, dueños de Ikea, con $33.000 millones, y de inmediato sigue el indio Lakshmi Mittal, magnate del acero con $32.000 millones, y el estadounidense Sheldon Adelson, propietario de hoteles y casinos, con $27.000 millones.
Tras él está el francés Bernard Arnault, al frente del imperio de marcas de lujo LVMH, con $26.000 millones, y el español Amancio Ortega, dueño del grupo Inditex –cuyo barco insignia es la marca de ropa Zara–, con $24.000 millones.
Esta es la primera vez que Ortega aparece entre los diez primeros puestos del ranking, que se completan con Li Ka-shing, de Hong Kong, con $23.000 millones, y el canadiense David Thomson y familia, con $22.000 millones.
Por regiones, Estados Unidos es el país que más número de millonarios tiene en la lista (415), seguido de Europa (242), Asia y el Pacífico (160), Oriente Medio y África (68) y Canadá y América Latina y Caribe (61). La edad media es de 62 años, dos años más jóvenes que los de la lista pasada.
Otra de las sorpresas de este año es la aparición, en el puesto 390, de Yan Cheung, con $2.400 millones, la persona más rica de China y una de las tres mujeres nacidas en el país asiático que han construido por sí mismas un imperio. También por primera vez este año, Rumania y Serbia aparecen en el listado.
En cambio, uno de los hombres más ricos del mundo, quien ocupó el primer puesto en 1987, Yoshiaki Tsutsumi, no logró entrar en la lista esta vez.
Algunos nombres famosos habituales son los de Rupert Murdoch, en el puesto 73, con $9.000 millones; George Soros en el 80, con $8.500 millones; Steven Spielberg, en el 287, con $3.000 millones, y Donald Trump, en el lugar 314, con $2.900 millones.
El más “pobre”, o al menos el último de la lista (el 946), es el ucraniano Kostyantin Zhevago, quien posee $1.000 millones a sus 33 años, y de quien sabe muy poco.
¿Cómo lo hicieron? Si las astronómicas sumas con muchos ceros a la derecha provocan perplejidad en el mundo entero, no menos asombro generan las historias de algunos de estos magnates planetarios, la forma en que llegaron a amasar sus fortunas y el cómo sobrellevan sus atípicas vidas.
Debido a la prolongada permanencia de Bill Gates en la cabeza de la lista de Forbes, su caso es bien conocido.
De adolescente, sus padres –de clase media bastante acomodada– lo llevaron a consejería porque lo consideraban “inadaptado”. No estaban del todo equivocados. Pasados sus 20 años, Gates abandonó la Universidad de Harvard para iniciar el proyecto Microsoft hace tres décadas. El resto de la historia no es nuevo: para muchos, se ha convertido en el Edison y el Ford de nuestra época. Un tecnólogo con traje de empresario; la personificación de la era digital. Y además, un filántropo reconocido a nivel mundial.
Pero si de benefactores de la humanidad se trata, posiblemente Gates sea superado, y en mucho, por Warren Buffett, segundo en la lista de Forbes y quien es su gran amigo.
El inversionista estadounidense de 76 años, conocido como el ‘Oráculo de Omaha’ y principal directivo de la firma Berkshire Hathaway, anunció el verano pasado que, cuando muera, donará la mayor parte de su fortuna a obras de beneficencia.
Nacido en 1930, un año después del “martes negro” de la economía de Estados Unidos y en plena Gran Depresión, Buffett creció predestinado a dedicarse a la bolsa, ya que su padre era corredor bursátil.
A los 6 años logró sus primeros beneficios al vender a unos amigos unas latas de refresco por un precio superior al que pagó por ellas en la tienda de su abuelo. A los 11 años, ya había realizado su primera inversión, cuando adquirió acciones de una petrolera por $38.
El hoy multimillonario estudió en la universidad de Nebraska y en la Escuela de Negocios de la Universidad de Columbia, donde recibió las enseñanzas de su gran mentor, Benjamin Graham. Tras adquirir algo de experiencia profesional en compañías aseguradoras, Buffett regresó a Omaha en 1956, donde dos años después, compró la casa donde aún vive. Pese a su fortuna, adoptó desde muy temprano en su carrera un estilo de vida austero.
Son famosas sus juntas de accionistas en la remota Omaha, en donde celebra los astronómicos dividendos que reparte su compañía con almuerzos de carne asada y partidos de béisbol. También son célebres sus cartas a los accionistas, en las que –junto a las cifras de desempeño de su compañía– cuenta toda clase de anécdotas y chistes.
El multimillonario, padre de tres hijos, no era un gran filántropo sino hasta el 2004, cuando falleció su esposa, Susan Thomson Buffett, quien lo animó a donar la mayor parte su fortuna cuando él fallezca.
Carlos Slim, el mexicano que ocupó la tercera posición en la lista –o la segunda a partir de este miércoles– es hijo de inmigrantes libaneses y aprendió a trabajar desde pequeño en el almacén de baratijas de su padre, un modesto negocio llamado La Estrella de Oriente. Desde joven comenzó a invertir en la compra de pequeños negocios en quiebra, que luego hizo prosperar. Así, ya en los 80 se convirtió en un empresario muy exitoso, vinculado a negocios con Apple, Mac, Microsoft y Alcatel. Pero fue durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, en la llamada “época de las privatizaciones”, cuando adquirió Telmex y entonces su capital aumentó aún más, casi como la espuma.
Viudo desde 1999 y con seis hijos –tres hombres y tres mujeres–, Slim se ha convertido en una leyenda no solo por su inmenso patrimonio, sino por su capacidad de sacar mentalmente las cuentas de sus negocios, sin ayuda de calculadoras ni computadoras. En privado, asegura ser un hombre de trato sencillo, al que le gustan los deportes, el arte, y la historia de México.
Y es que la habilidad innata para los negocios es, definitivamente, un elemento común en todos estos billonarios, quienes en su mayoría han mostrado sus destrezas a temprana edad.
Así ocurrió con Ingvar Kamprad, el cuarto de la lista y fundador de Ikea, la mayor empresa de muebles en el mundo. Pese a su fortuna y a manejar una empresa con 202 centros en 32 países y 90.000 empleados, es común verlo en un carro con 15 años de antigüedad –“es casi nuevo”, dice él–, se aloja en hoteles de categoría media y siempre vuela en clase turista.
Se dice que Ingvar (criado en una aldea en el sur de Suecia) se inició en el mundo de los negocios a los 17 años, tras utilizar un premio que el padre le dio por sus buenas notas para establecer su propio negocio: venta de bolígrafos, billeteras, relojes y medias.
Con 80 años de edad, impone nuevos desafíos para su gigantesca empresa: “Todo lo que ganamos lo necesitamos como reserva. Necesitamos miles de millones para entrar en China o Rusia”.
Actualmente vive en Suiza, tiene tres hijos y, ocasionalmente, su austeridad lo lleva incluso a utilizar el transporte público. Y sigue practicando una de sus filosofías para el éxito: “Termina el trabajo que tienes pendiente cada día. Es el mejor somnífero”.
Contrapunto. Su seguidor inmediato, el hindú Lakshmi Mittal (quinto lugar), creció en Calcuta –como se dijo antes– donde trabajó desde niño ayudándole a su padre en un pequeño taller metalúrgico. Años más tarde, Lakshmi heredó el taller y empezó una expansión constante en el negocio del acero hasta llegar a lo que hoy es Mittal Steel. En 1976 dio lo que se puede considerar hoy el primer gran paso, cuando se enteró de la quiebra de una industria de acero en Indonesia, la compró y logró levantarla y empezar a sacarle utilidades... luego repitió la fórmula una y otra vez.
Pero, no todo ha sido miel sobre hojuelas. En el 2002, el billonario estuvo implicado en un escándalo político, conocido en la prensa como Mittalgate , junto con el primer ministro británico Tony Blair, ya que muchos consideraron que la donación económica ($3,4 millones) que hizo al Partido Laborista llevó a Blair a favorecerlo en la compra de una empresa rumana.
Lakshmi Mittal está casado y es padre de dos hijos. El mayor, Aditya, tiene responsabilidades ejecutivas dentro de la compañía. En cuanto a su hija, el magnate pagó más de $60 millones para la celebración de su boda en el 2004 (una de las más caras de la historia). Incluso contrató a la famosa Kylie Minogue, quien llegó en un avión privado desde Australia, solo para interpretar tres canciones.
Y es que el magnate del acero se da la gran vida, quizá como ningún otro de sus privilegiados compañeros en la lista de los 10. Su lujosa mansión londinense se halla entre el palacio de Buckin
gham y la residencia del sultán de Brueni en la capital británica. Tiene un garaje para 20 autos, baños turcos, salón de baile, una galería de arte y una piscina elaborada con joyas. La casa está construida con el mismo mármol que el Taj Mahal de la India; por este motivo, mucha gente la conoce como el “Taj Mittal”.
El sexto hombre más rico del mundo, el magnate estadounidense Sheldon Adelson, tiene un perfil muchísimo más bajo que su “vecino” de arriba.
Nació en una familia de inmigrantes pobres de Boston y fraguó su fortuna en el sector hotelero y del juego, principalmente en Las Vegas.
Sin embargo, desde hace unos años, estableció fortísimas inversiones en Macao, China, e incluso pronosticó que, antes del 2010, la excolonia portuguesa desbancará a Las Vegas como capital mundial del juego. Adelson está casado en segundas nupcias y es padre de cinco hijos.
Otros miembros del selecto ranking despliegan toda su opulencia en el buen gusto. Es el caso del número 7, Bernard Arnault, heredero de una empresa inmobiliaria , quien luego creó el imperio LVMH. Se trata de un gigantesco grupo que aglutina las firmas más lujosas del planeta, como Christian Dior, Louis Vuitton, Loewe y Givenchy.
Nacido el 5 de marzo de 1949 en Roulaix –norte de Francia–, Arnault es considerado el pontífice del buen gusto mundial.
“Comprar una botella de vino con una vetusta añada; lucir un traje o un vestido de firma reconocida internacionalmente; adquirir un reloj armado a mano y con metales o piedras preciosos; colgar en la pared un cuadro de un artista famoso, son lujos que cada vez tienen más consumidores”, asegura el multimillonario.
Padre de cinco hijos en dos matrimonios, el próspero empresario siempre encuentra tiempo para estar con su familia o actuar como mecenas artístico. En las poquísimas entrevistas que ha concedido, debido al celo extremo con que cuida su vida privada, ha dicho que intenta ver a sus hijos a diario, no regresa nunca a su casa después de las 8:30 de la noche y supervisa personalmente sus tareas.
El octavo puesto (segundo entre los millonarios de países hispanohablantes) lo ocupa el español Amancio Ortega, fundador del imperio textil Inditex.
Comenzó trabajando a los 17 años en La Maja, una pequeña tienda. Más tarde, junto con su tío, decidió empezar a hacer batas para bebés, negocio que tuvo gran éxito. La primera empresa que fundó Ortega fue a principios de los años 60; en 1975 inauguró una tienda llamada Zara en La Coruña. Hoy, Zara es una de las compañías textiles más importantes del mundo.
Amancio Ortega es, en definitiva, un hombre sencillo que no ha asistido nunca a una escuela de dirección de empresas, pero ha sabido rodearse de excelentes asesores. Hasta la gran expansión de los años 90, Amancio conocía por su nombre a la mayoría de los empleados de las fábricas y el almacén. Fuera de ahí, es considerado un hombre misterioso, de quien poco se sabe.
Pero aún así han trascendido algunas costumbres consideradas “extrañas” en un zar de la moda como él, por ejemplo, su insistencia en vestir casi siempre una camisa Oxford, pantalón gris y zapatos mocasines.
Pero ni su vida personal ni la profesional han sido un camino de rosas. En los 70 quiso emular la fórmula de los almacenes donde se vendía de todo y le fue mal; tuvo que volver a empezar desde el principio, casi diez años después. No obstante, el golpe más duro lo recibió en plena cara. Su único hijo varón, Marcos, nació con una grave discapacidad congénita que nunca ha sido reseñada en detalle por los medios. De hecho, Amancio financia cada año un certamen para premiar trabajos que traten la integración social de las personas discapacitadas. También es padre de dos hijas.
El precio del dinero. El penúltimo del top ten , Li Ka-shing ha debido lidiar con serias vicisitudes familiares originadas, en buena parte, por su inmensa fortuna. Se trata de un multimillonario chino propietario de Hutchison Whampoa, la mayor operadora de puertos marítimos del mundo.
Se dice de este hombre de 76 años, amante de los trajes oscuros y del pañuelo en la bolsa de la chaqueta, que es el chino más pudiente del planeta, la persona más rica de Asia oriental, y, por supuesto, el más acaudalado de los ciudadanos de Hong Kong, donde ha labrado su fortuna.
Suele asegurar que el camino no ha sido fácil, que para lograrlo ha tenido que trabajar duro y sufrir. Li nació en 1928 en Chaozhou, en la provincia china costera de Guangdong, de donde su familia emigró a Hong Kong, en 1940, huyendo de la guerra chino-japonesa. Allí murió su padre, en 1943, aquejado de tuberculosis. La enfermedad obligó al aún niño a dejar la escuela para hacerse cargo de su madre, su hermana y su hermano menor. A los 12 años, trabajaba 16 horas al día. Vendía fajas para reloj y flores de plástico. A los 17 fue nombrado responsable de ventas, y dos años después, era director general. Ahí empezó su ascenso.
Para Li, quien suplió su falta de estudios aprendiendo de libros usados, el secreto para ganar dinero se reduce a identificar un negocio rentable, invertir en él y venderlo cuando se encuentra en lo más alto.
También es reconocido por sus afanes filantrópicos, especialmente en el área de la salud. Esto porque, según ha dicho, no puede olvidar que su padre falleció cuando su familia no podía afrontar los gastos médicos.
En 1996, uno de sus dos hijos fue secuestrado por un gánster de Hong Kong. Tras pagar un rescate de $1.000 millones, el joven fue liberado.
Li Ka-shing es viudo. Oficialmente, su mujer murió de enfermedad, aunque algunos medios en Hong Kong defienden que se suicidó, debido a la vida privada de su marido.
Finalmente, en el puesto número 10 está David Thomson, Tercer Barón Thomson de Fleet, de 49 años y quien es el único en la lista en haber heredado una fortuna ya hecha, en el 2002.
Hijo y heredero del magnate canadiense Kenneth Thomson, él y su familia son considerados los ciudadanos más ricos de Canadá. Es presidente del grupo editorial Thomson Corporation, se ha casado dos veces y es padre de tres hijos.