Aunque la cirugía en sus extremidades y mandíbula fue exitosa, el manigordo ( Leopardus pardalis ) que fue atropellado el viernes en la carretera San José-Caldera aún se encuentra en coma y su estado de salud es crítico.
Así lo confirmó Mauricio Jiménez, director del Hospital de Especies Menores y Silvestres de la Universidad Nacional (UNA).
El accidente sucedió el pasado viernes en la ruta 27; esta es la carretera que comunica a San José con Caldera. Según Jiménez, el felino –un adulto de aproximadamente 4 años y 16 kilos– estaba cruzando la calle cuando fue alcanzado por un automóvil.
“Estos animales a veces salen a carretera porque los vienen persiguiendo o empujados por el humo de las quemas que son frecuentes en zonas no boscosas donde hay charrales”, explicó Jiménez.
Debido al golpe que recibió en el cráneo, el animal presenta poca respuesta neurológica, lo cual afecta su capacidad de visión y movilidad. Asimismo, los nervios cercanos a una de sus patas fueron dañados por el impacto.
“Cuando se trata de animales silvestres y si va a quedar con muchos daños físicos, se podría analizar la posibilidad de realizar una eutanasia”, comentó Jiménez, quien agregó: “Un felino no es como una persona que puede pasar en cama y después establecerse. El animal no puede pasar demasiados días postrado, porque ya después puede tener afecciones a nivel muscular que serían irreversibles”.
Atropellos de fauna. El manigordo no es el único. Según un estudio hecho por Wataru Honda, biólogo de la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA), entre el 2010 y 2011 murieron 5.911 animales por atropello en la carretera que bordea el Parque Nacional Carara.
La mayoría fueron anfibios (5.600), reptiles (173), mamíferos (90) y aves (34).
Estos animales intentaron cruzar la carretera en busca de alimento, por necesidad reproductiva, se informó.
“Al parecer algunas tortugas utilizan las tierras de la finca en frente del parque para poner los huevos. De hecho, las tortugas adultas y las tortugas juveniles se observaron con frecuencia cruzando la carretera y algunas veces salvé algunas mientras estaba haciendo la investigación”, señaló Honda.
El estudio se realizó en los 4,2 kilómetros de carretera que rodea a este parque nacional donde, en un mes, se contabilizó un flujo vehicular de 1.200 carros en tan solo una hora. Allí, la velocidad permitida es de 80 km/h.
“Cuando se construyen carreteras no les preguntamos a los animales cómo harán para cruzarlas, es por esto que la construcción de carreteras cercanas o adyacentes a los remanentes de bosques disminuye la conectividad de los ecosistemas debido al ‘efecto barrera’ causado por el tráfico vehicular”, explicó Honda en su estudio.
Según un comunicado del JICA, las autoridades del área protegida ya tienen identificadas cuáles son las zonas más peligrosas para los animales.
Su intención es formular una campaña de concientización para los conductores e implementar medidas como colocar rótulos que alerten la presencia de animales, reductores de velocidad en zonas críticas y “puentes” que puedan ser usados por la fauna silvestre para cruzar la calle.
Para Semana Santa, el JICA y los guardaparques piden a los conductores tener cuidado.