México. La actriz mexicana María Félix, conocida como "La Doña", falleció esta madrugada en su residencia de Cuernavaca (México), víctima de un infarto mientras dormía, unas horas antes de celebrar su cumpleaños 88.
"La Doña", una de las más populares y polémicas figuras del cine mexicano, nació en Alamos (Sonora), el 8 de abril de 1915, y durante sus últimos años alternó su residencia en México con largas estancias en París.
La vida profesional de María Félix tuvo casi tanta repercusión como su vida personal y sus polémicos cinco matrimonios, el más sonado con Agustín Lara, "El flaco de oro".
La Doña", quien se ganó el sobrenombre por su papel en "Doña Bárbara", bordó los papeles de mujer fatal, devoradora de hombres y de un fuerte carácter.
María de los Angeles Félix Güereña, hija de un indio mexicano y de una española, se trasladó a los tres años con sus padres y sus seis hermanos a Guadalajara, donde estudió bachillerato y donde, a los 18 años, fue elegida reina del carnaval, por su belleza.
A los 19 años contrajo matrimonio con Enrique Alvarez, un agente de productos de belleza con el que tuvo su único hijo, Enrique, y del que se divorció en 1934.
Tras obtener el divorcio, conoció casualmente al realizador cinematográfico Fernando Palacios, quien se convirtió en un auténtico "Pigmalión" para ella, animándola a estudiar canto, interpretación y baile, e introduciéndola en el mundo del cine.
En 1942 debutó en el cine con la película "El peñón de las ánimas", dirigida por Miguel Zacarías, y en la que compartía protagonismo con el actor y cantante Jorge Negrete, con quien años más tarde contraería matrimonio.
Su primera actuación no convenció a la crítica, que la acusó de demasiada timidez y falta de técnica interpretativa de María, aunque alabó su belleza.
A partir de entonces, se sucedieron las películas y la figura de María Félix se convirtió en un auténtico mito.
Títulos como "La monja alférez" (1944), "La mujer sin alma" (1944), "Remolino de pasión" (1945) o "La mujer de todos" (1946), destacan en la filmografía de su primera etapa.
Fue, sin embargo, Emilio "Indio" Fernández, quien la lanzó como actriz de talla, con "Enamorada", en 1946.
Posteriormente, vendrían "La diosa arrodillada" (1948), "Que Dios me perdone" (1948) y "Una mujer cualquiera" (1949), entre otras, que terminaron por consolidarla como una superestrella del cine mexicano.
Mientras, María Félix acaparaba también la atención por su agitada vida sentimental.
En 1944 se casó por segunda vez, con el cantante Raúl Prado, componente del Trío Calaveras, del que se separaría dos meses más tarde.
Al año siguiente contrajo su tercer matrimonio, en esta ocasión con el famoso compositor Agustín Lara, de quien se separó en 1947.
Ella decide poner tierra por medio y viaja a España, donde alcanza una gran popularidad con películas como "Mare Nostrum" y "La noche del sábado".
Después, y tras una breve etapa de cine italiano, "La Félix" se traslada a Argentina para trabajar en el film "La pasión desnuda".
Durante el rodaje, vive un idilio con el actor Carlos Thompson, pero, cuando todo parecía indicar la proximidad de la boda, regresa a México para rodar "Camelia" y contraer, por sorpresa, un nuevo y sonado matrimonio con otro de los grandes ídolos mexicanos Jorge Negrete.
Apenas un año más tarde (1953), Negrete, el cantor mexicano por excelencia, moría víctima del alcohol, y María, otra vez sola, vuelve a refugiarse en su trabajo.
En 1954 interpreta el papel de la Bella Otero, en la película que sobre la cupletista dirigiera Richard Pottier. Ese mismo año, Jean Renoir le ofrece un papel en "French Can-Can".
Esta película, acogida con grandes elogios por la crítica, marca la cima de la corta carrera internacional de María Felix que, tras un año más en Francia para rodar "Los héroes están cansados", retorna al cine mexicano.
Con su regreso comienza lo que se ha dado en llamar la "etapa de melodrama revolucionario en color".
Dentro de esta etapa, en 1958, María Felix y Dolores del Río aparecen juntas en "La cucaracha", un homenaje a la revolución mexicana.
A partir de entonces, la "María bonita" de los mexicanos, se dedica únicamente al cine de su país, con esporádicas incursiones en la cinematografía española bajo la dirección de Bardem.
Trabaja, entre otras, en "Juana Gallo" (1963), "La bandida" (1964) y "La casa de cristal" (1967).
En 1969 y tras el rodaje de "La generala", se aparta del cine, al que no volvería hasta 1980, para rodar su última película, "La bruja blanca".
Entretanto, en 1975, contrajo matrimonio con el que sería su quinto marido, el industrial y millonario francés Alex Berger, que le contagió su afición por los caballos de carreras.
En 1981, fue homenajeada en el VI Festival de Cine Iberoamericano de Huelva. En diciembre de 1989 recibió el trofeo "La Diosa de Plata", de a agrupación Periodistas Cinematográficos Mexicanos (PECIME), como reconocimiento a su labor artística.
También ese año, María Felix recibió, de manos de entonces presidente de México, Carlos Salinas de Gortari, la medalla "Ciudad de México".
En París, vivió con el pintor francés Antoine Tzapoff, de 46 años, quien la retrató en varias ocasiones.
María Felix reapareció en público por última vez a principios de marzo, en un concierto de Luis Miguel.
Edición periodística: Gerardo González y Juan Fernando Lara . Fuente: agencias.