Varias cadenas de distribuidores cinematográficos locales de Estados Unidos se han negado a proyectar la polémica cinta Fahrenheit 9/11 , de Michael Moore, al considerarla propaganda.
Según informó la cadena de cines GKC en su página de Internet, su negativa responde a la filosofía de estas salas, contraria a la proyección de lo que consideran “un filme propagandístico”.
En el caso de la cadena Fridley, sus salas no proyectarán la cinta mientras el país esté en guerra contra Iraq. “En tiempo de guerra, los soldados estadounidenses en Iraq necesitan y se merecen nuestro apoyo incondicional”, añade la empresa.
El último documental de Moore ofrece una visión crítica de los cuatro años de gobierno del actual presidente estadounidense, George W. Bush.
La película arranca con un tono entre el sarcasmo y la ironía, y ofrece crudos retratos de los efectos de la invasión estadounidense en Iraq, cuando muestra con gran realismo su efecto en las víctimas tanto civiles como entre los soldados allí desplazados.
Las dos compañías tienen una fuerte presencia en el interior del país, la primera con sede en Illinois y la segunda en Iowa, donde varias salas independientes se han negado a mostrar esta película.
Aún así, Fahrenheit 9/11 ha recaudado más de $60 millones desde su estreno hace más de dos semanas y este fin de semana se exhibe en 2.011 salas, una cifra récord para un documental.
Ambas cadenas de cines apelan a su libertad para decidir lo que exhiben o lo que no.
En opinión de Tom Ortenberg, presidente de Lions Gate Films y encargado de la distribución de la cinta, la decisión de estos cines crea un “precedente horrible”.
“Genera muchas preguntas porque en algunos de los casos estos son los únicos (cines) en estas pequeñas localidades”, añadió.