México. La ocupación policial de la universidad el domingo provoca aplausos en sectores de la sociedad mexicana que creen que de ese modo se logró el fin de una huelga de casi diez meses y protestas en la comunidad universitaria y política que creen que el conflicto se agravó.
Organizaciones políticas, sindicales, estudiantiles y sociales preparan una marcha para el miércoles en demanda de la libertad de los más de 700 estudiantes detenidos el domingo y de la reanudación del diálogo entre los huelguistas y las autoridades.
A cambio, profesores y directores de facultades de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM, la mayor de América Latina) se preparan para reiniciar clases, después de casi diez meses de huelga, cuando la policía -que sigue en los campus- se los permita.
"Por una vez, y por mucho tiempo de aquí en adelante, la línea divisoria es clara: de aquel lado, ellos, los señores del poder y sus aliados y siervos; de este lado nosotros, los que exigimos la libertad de nuestros presos, los que defendemos la educación gratuita y para todos", escribió el catedrático Adolfo Gilly.
Para el jurista e investigador Arturo Schroeder, "esta medida debieron haberla tomado hace 10 meses. Se ha cometido, por parte de los delincuentes que tenían a la universidad, un atentado contra el pueblo debido a la apatía de quienes debieron tomar esta medida".
Más de 2.200 policías ingresaron el domingo a Ciudad Universitaria, donde estudiantes protegidos por barricadas estaban en huelga y detuvieron a más de 700 personas, entre ellas los líderes de la protesta.
El presidente de México, Ernesto Zedillo, asumió la responsabilidad del operativo e informó que él había instruido al Procurador para que recabara ante la justicia la orden de desalojo de los huelguistas.
Desde el 20 de abril, la UNAM -que reúne 340.000 estudiantes, profesores e investigadores- está paralizada por una huelga ante el intento de aumentar las cuotas de 20 centavos de dólar a unos 120 dólares anuales.
Pese a que el rector Juan de la Fuente retiró el aumento en el otoño boreal, el Consejo General de Huelga (CGH) incorporó otros puntos a sus demandas, entre ellas la gratuidad de la educación superior y el retiro de las demandas penales en su contra.
El domingo, apenas 11 horas después de la ocupación del campus, miles de estudiantes, padres y trabajadores y catedráticos de la UNAM realizaron una marcha en demanda de la libertad de los presos.
El politólogo Jorge Castañeda afirmó que la ocupación policial de la UNAM "es un fracaso del Estado, fracasó en la política y en buscar una solución negociada: es deber del Estado hacer funcionar la política sin recurrir al uso de la fuerza".
A cambio, las radios reciben decenas de llamadas de gente que exige que no se libere a los detenidos y se les haga pagar por tanto tiempo perdido y por los destrozos que sufrieron algunas instalaciones universitarias.
Los partidos políticos, a menos de 5 meses de las elecciones presidenciales, tampoco escapan a la división: sólo el Revolucionario Institucional (PRI, 70 años en el poder) apoyó la acción policial para acabar con la huelga, en tanto la oposición la condenó.
"Es lamentable que ésta haya sido la solución, pero más lamentable habría sido una mayor violencia entre universitarios. Cuando el diálogo no da resultado, no queda más que la aplicación de la ley", dijo Francisco Labastida, candidato presidencial del PRI.
"Esto es lo que no me gusta de un gobierno, que pierde la capacidad política y al final tenga siempre que estar imponiendo soluciones o por corrupción o por imposición", declaró Vicente Fox, candidato presidencial del conservador Partido Acción Nacional.
El candidato centroizquierdista Cuauhtémoc Cárdenas dijo que "nos parece que el desalojo no es la solución al problema, solamente lo difiere y nos queda muy claro que la actitud asumida por las autoridades a lo largo del conflicto deliberadamente buscó prolongarlo hasta llevarlo a los tiempos de la contienda electoral".
Edición periodística: Adriana Quirós Robinson, La Nación Digital. Fuente: agencias.