
MÉXICO (AFP) El gobierno de izquierda de la superpoblada capital mexicana sacrificó al jefe de policía y al procurador para evitar una crisis mayor tras una tragedia provocada por un operativo policial en una discoteca que dejó 12 muertos hace 19 días.
Marcelo Ebrard, alcalde por el izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), anunció el martes que el jefe de la policía, Joel Ortega, y el procurador, Félix Cárdenas, presentaron su renuncia luego de que se conoció una investigación independiente del operativo policial realizado el pasado 20 de junio.
La intervención policial en una discoteca donde presuntamente se vendía alcohol a menores de edad, y donde se encontraban unos 500 jóvenes en una fiesta de fin de curso escolar, se saldó con 12 muertos, entre ellos tres policías.
Ebrard dijo que hay testimonios "de jóvenes que ese día sufrieron vejaciones graves" e investigaciones que "confirman la responsabilidad penal de diversos servidores públicos, especialmente de quienes coordinaron y ejecutaron todas las operaciones ese día".
El reconocimiento de excesos policiales en el operativo por parte de Ebrard se dio luego de que la Comisión de Derechos Humanos de la capital (CDHDF, organismo público autónomo) presentó las conclusiones de sus investigaciones, en la que criticó duramente a las autoridades.
"Para la CDHDF está claro que la tragedia del (la discoteca) Divine era totalmente evitable", dijo Emilio Alvarez Icaza, el ombudsman de la capital mexicana, al concluir que la muerte de los jóvenes y de los policías fue producto de una "acción concertada".
En el extenso informe, de más de 200 páginas, se observó además que se "configuraron prácticas sistemáticas de violaciones a derechos de las víctimas" y que "los policías maltratan, vejan, humillan, asaltan, amenazan e intimidan a los ciudadanos".
Pese a la indignación popular que desató la tragedia en la discotea y los videos y testimonios de víctimas que la prensa ha difundido en los últimos días, el jefe de la policía y el procurador se resistían a presentar su renuncia y eran respaldados por Ebrard.
Debido al estatuto de Distrito Federal de la capital mexicana, el alcade no tiene facultades para nombrar o destituir al jefe de la policía y al procurador, responsabilidad que recae en el presidente, en este caso el conservador Felipe Calderón.
Salvo algunas declaraciones en las que acusaba a las autoridades capitalinas de "criminalizar" a la juventud, Calderón se mantuvo al margen del caso, cuyo detonador para la renuncia de los mandos policiales y judiciales fue el informe de la CDHDF.
Para Jaime Aguilar, líder capitalino del ex gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI), reducido a una débil tercera fuerza política en el Distrito Federal, también procede la renuncia de Ebrard por ser el jefe directo de todos los mandos policiales involucrados en el operativo.
El alcalde, quien es considerado como posible candidato presidencial de la izquierda para la elección de 2012, vivió una experiencia similar en 2004, cuando el entonces presidente Vicente Fox ordenó su renuncia de la jefatura policial capitalina luego del linchamiento de tres policías federales a manos de una turba en un barrio popular.
© 2008 AFP