De los tres poderes que componen el Estado, Miguel Ángel Rodríguez Echeverría supo conquistar dos: el Legislativo y el Ejecutivo. Sin embargo, su reciente relación con el Poder Judicial no podría catalogarse de logro, aunque es por sus visitas a los tribunales que el exmandatario fue elegido como uno de los personajes noticiosos del 2010.
Expresidente de la República en el período 1998-2002, Rodríguez se sentó este año en una silla a la que nunca aspiró: la de los acusados. Su nombre es el más conocido entre los implicados en el juicio ICE-Alcatel, en el que se juzga el escándalo de corrupción derivado de los pagos indebidos que la firma francesa Alcatel habría hecho a políticos, empresarios y funcionarios costarricenses casi una década atrás.
¿Qué significó, en el ámbito personal, social y familiar, el 2010 para un hombre acostumbrado a las esferas de poder, creyente de Dios en extremo y quien en tiempos recientes se ha dedicado por igual a su defensa que a chinear nietos? La respuesta, Rodríguez prefirió reservársela, tras tomar la decisión colegiada –junto con sus asesores legales y de prensa– de no conceder una entrevista a
Hoy, cuando no está en los mejores términos con algunos medios de prensa, Miguel Ángel Rodríguez se comunica por otras vías. Así se intuye al ver su cuenta en Facebook, donde al 26 de noviembre ya contaba con casi 4.700 contactos... a ese ritmo será cuestión de meses para que llegue al tope de 5.000 amigos que permite esa red social en los perfiles personales.
A finales del mes pasado, Rodríguez compartía la mayor parte de los contenidos que tiene en Facebook con todo el mundo, pues no hacía falta ser allegado suyo para ver los enlaces que pone en línea, sus álbumes de fotos familiares, los mensajes que otros dejan en su “muro” o aquellos comercios, causas y personajes de los que es seguidor. Igualmente, el expresidente socialcristiano se mantiene activo en la web desde otras plataformas, como su
Por esto, cualquiera con conexión a Internet puede darse cuenta si coincide con él en su deseo de que Alexandre Guimaraes vuelva al banquillo del Deportivo Saprissa, o en su simpatía hacia el Club Unión, la Orquesta Filarmónica Nacional, el programa de radio
Dentro de las causas predilectas de Rodríguez en Facebook destaca “Yo también quiero un juicio justo”, dedicada precisamente a señalar los errores de procedimiento que, supuestamente, han cometido las autoridades judiciales en el caso del expresidente. Sin embargo, su entusiasmo por dicha iniciativa no es muy compartido, pues “Yo también quiero un juicio justo” apenas contaba con 59 fans el 26 de noviembre anterior.
Con frecuencia, Rodríguez comparte enlaces que considera de interés con otros cibernautas. Entre sus
Si bien sus luchas legales le han consumido buena parte del año, Miguel Ángel Rodríguez ha dedicado tiempo en cantidad y calidad a su profesión predilecta: ser abuelo. Paseos a la playa, bautizos y celebraciones familiares ocupan sus álbumes de fotos en línea, completados por instantáneas de su paso por Casa Presidencial, la OEA y, desde luego, su publicitado ascenso al Chirripó, cerro con el que parece unirlo un lazo casi afectivo.
A sus 70 años, Miguel Ángel Rodríguez no debe guardar los mejores recuerdos de su relación reciente con el tercer poder del Estado. Para alguien acostumbrado a presenciar la vida desde arriba, el banquillo de los acusados no brinda la mejor vista.