Intel Corporation, la compañía más grande en el mundo en la producción de microprocesadores para computadoras, anunció ayer que escogió a Costa Rica para establecer una planta de alta tecnología en 1997.
Estará ubicada en La Ribera de Belén --muy cerca del aeropuerto Juan Santamaría-- y generará, en su primera etapa, unos 2.000 empleos para costarricenses (400 de los cuales serán ingenieros) y en cinco años la cifra llegará a 3.500.
El anuncio oficial lo hizo ayer, a las 9 a.m., el presidente de la República, José María Figueres, junto con miembros del Gobierno y representantes de la empresa estadounidense, quienes se reunieron en la Casa Presidencial con empresarios y estudiantes locales.
La inversión, que oscilará entre los $300 millones y los $500 millones (entre ¢43.000 millones y ¢108.000 millones), es la más grande que una sola empresa ha hecho en Costa Rica
Al respecto, Figueres afirmó que "este es un reconocimiento internacional a nuestro sistema de salud, a nuestra educación pública y extendida a todas partes del país, a nuestras extraordinarias comunicaciones, al esfuerzo que hemos hecho en ese campo a lo largo de muchas décadas y a la infraestructura que hemos logrado construir".
Para Frank Alvarez, vicepresidente de Tecnología y Manufactura de Intel, muchos elementos influyeron en la escogencia del país, pero básicamente se hizo por el alto nivel educativo de los costarricenses, por el impulso a la enseñanza del inglés y la computación y por la rapidez con que se efectuó el proceso de negociación.
La corporación también anunció ayer la construcción de una fábrica de partes de silicio perfeccionadas en Fort Worth (Tejas) con una inversión de $1.300 millones y el inicio de una planta de ensamblaje en Shangai, China.
Esta es la máxima inversión extranjera, ya que la que se registró anteriormente, en el área de alta tecnología, fue la que hizo la compañía DSC Communications que produce paneles electrónicos para centrales telefónicas.
Dicha firma invirtió, en abril pasado, $15 millones en su planta de producción en la Zona Franca Metropolitana, ubicada en Heredia.
Impacto de la inversión
Para varios líderes empresariales costarricenses, la trascendencia del afincamiento de Intel aquí no reside únicamente en la confirmación internacional de que Costa Rica cuenta con las condiciones adecuadas para recibir compañías que producen tecnología sofisticada, sino en todos los beneficios que acarreará el gigante de la computación.
"Esta es una noticia trascendental para el país, no solo por el monto de la inversión, sino también por las implicaciones que va a traer", manifestó Enrique Egloff, gerente general de la Coalición Costarricense de Iniciativas de Desarrollo (CINDE), uno de los principales actores en la negociación.
Aunque todavía no se revelan datos precisos sobre los volúmenes de producción que tendrá la planta, el aporte de Intel aumentará considerablemente el rubro de exportaciones costarricenses y, según el Gobierno, Costa Rica se convertirá en el primer país en exportaciones por habitante de América Latina.
Según explicó el ministro de Comercio Exterior, José Rossi, Intel atraerá a unas 40 empresas suplidoras internacionales -conocidas como compañías satélites- y, posteriormente, fomentará la creación de firmas locales de soporte.
La industria se instalará bajo el régimen de zona franca, que ofrece una serie de beneficios y la exoneración de algunos impuestos.
Para la capacitación técnica de los recursos humanos, el Gobierno elaboró un programa con la participación del Instituto Tecnológico de Costa Rica (TEC), el Instituto Nacional de Aprendizaje (INA), los colegios vocacionales y el Centro de Formación de Formadores y de Personal Técnico para el Desarrollo Industrial de Centroamérica (CEFOF).
Además, se coordinó un plan maestro con 17 entidades del Estado para agilizar los trámites burocráticos.
Se estima que en solo 60 días Intel podrá obtener los 36 permisos que le exigen para poder operar en el país y esta coyuntura servirá para que el Gobierno profundice las reformas en los servicios que se ofrecen al sector privado.
En La Ribera
La empresa construirá una planta de 60.000 metros cuadrados en La Ribera de Belén.
Se espera que los movimientos de tierra se inicien en enero de 1997 y que 11 meses después esté operando la primera etapa. A mediados de 1998, se espera finalizar la construcción de la planta.
El ejecutivo municipal de Belén, Víctor Víquez, confirmó que la compañía tiene actualmente una opción de compra pues el terreno -entre 40 y 60 hectáreas- pertenece a varios dueños, quienes aceptaron vender.
"Aún no se han presentado los planos de construcción, por lo que no conocemos los detalles. Vemos con buenos ojos el desarrollo que va a traer una empresa de este tipo, siempre y cuando su contaminación sea mínima", agregó Víquez.
El terreno tenía que reunir varias características: estar cerca del aeropuerto y tener acceso a líneas de alta tensión debido a la gran cantidad de energía que requiere la firma y que se estima en un 5 por ciento del consumo total del país.
Por esa razón, se revisaron diversas opciones pero, finalmente, se escogió el distrito de La Ribera, específicamente el área ubicada detrás del hotel Cariari.
Pablo Cob, gerente de la Compañía Nacional de Fuerza y Luz, explicó que va a ser necesario crear una subestación eléctrica (planta de transformadores que baja el voltaje de la electricidad hasta niveles de consumo) únicamente para la industria ya que "requiere de un servicio de altísima calidad".
"La planta estará en un ambiente totalmente esterilizado para proteger a los microprocesadores y consumirá esa gran cantidad de energía porque está muy robotizada, aunque también requiere de mucho recurso humano", aseveró Cob.
En estos momentos no se ha definido si la construccion de la subestación electrica, cuyo costo rondará los $2 millones, estará en manos del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) o de la misma empresa Intel.