Segunda de dos entregas con ocasión del primer aniversario del secuestro de la suiza nacionalizada costarricense Régula Susana Siegfried y la turista alemana Nicola Fleuchaus, ocurrido en Boca Tapada, San Carlos, el 1°ree; de enero de 1996.
Lo reconoce sin reservas.
Sí formó parte del grupo que hace un año, en Boca Tapada de San Carlos, tomó por asalto el hotel Laguna del Lagarto Lodge y secuestró a la turista Nicola Fleuchaus y a Susana Siegfried, guía que acompañaba a un grupo de visitantes.
![](https://www.nacion.com/resizer/v2/BBRF3RB6CJCYLK4GURK5J3FCLY.jpg?smart=true&auth=68635cc85ae632fca869c56d0d1bb6e26f5da22d5125123b41ee231aba1ad0bf&width=250&height=218)
Ahora trata de vender la idea de que, al menos en lo que a él se refiere, la aventura comenzó como un operativo militar y nunca como un secuestro extorsivo.
Lo admite sin rodeos.
A lo largo de los 71 días de cautiverio entabló una relación de mucha amistad con ambas mujeres, más --según él-- producto de un interés protector que con ánimos de cimentar una relación sentimental.
Lo acepta sin reparos.
Es consciente de las consecuencias de haber dado un beso a Fleuchaus, pero en su criterio fue una muestra de agradecimiento que se manifiesta en una noche de despedida.
El pasado jueves, tras 252 días de silencio desde su captura en San Juan del Norte, el 26 de abril de 1996, Julio César Vega Rojas dejó atrás su silencio al concederle a La Nación una entrevista exclusiva.
Al cabo de dos horas, lapso en el cual lloró, rió y reclamó, aseguró que su versión sobre los hechos es la verdadera y que mucho de lo dicho es mentira, como la propia declaración que rindió su cómplice en el plagio, Pedro Antonio Wong Montenegro, ante un juzgado de la ciudad de Managua.
A continuación un extracto de la conversación sostenida con Vega, en la Unidad de Máxima Seguridad de La Reforma, donde está recluido.
--¿Qué piensa del secuestro un año después?
--Desde que estaba en la montaña me arrepentí de haber participado. Nunca me hablaron de un secuestro. A mí me buscaron porque conozco muy bien la zona. Me hablaron sobre ejecutar una misión militar en el río San Juan. No me dieron detalles. Bueno, pienso que estos son los efectos que dejó una lucha de intereses entre la antigua Unión Soviética y Estados Unidos. Ellos nos metieron odios, armas y uno queda como loco.
--¿Cómo se ejecutó la acción?
--Yo ni siquiera estuve en el hotel. Fui el primer sorprendido cuando miré la llegada de las mujeres. Al inicio creí que se trataba de dos gringas. Pregunté quiénes eran y me dijeron que rehenes. Y entonces insistí: Rehenes, ¿para qué?
--¿Cuál fue la situación a partir de ese momento? Es cierto que tomó parte activa en las negociaciones con los familiares y que abandonó el campamento en varias oportunidades para entregar al menos tres de los cuatro comunicados? --Tuvimos que andar de arriba para abajo todo el tiempo. Yo nunca salí del campamento. Ahí estuve la mayor parte del tiempo y de ello puede dar fe doña Susana... por un Dios que aquí me está escuchando.
--¿Cuál fue su relación con las mujeres?
--Ellas no tienen queja de mi trato. Siempre procuré protegerlas y eso me causó roces con mis compañeros. Inclusive, una vez tuve que dispararle a Pedro Antonio Wong a los pies porque quería matar a una de ellas para presionar el pago del rescate.
--¿Qué tipo de relación tuvo usted con Nicola? ¿Es posible presumir, de acuerdo con las fotografías publicadas, que hubo un romance entre ambos?
--Yo hice amistad con ella y esta no va a terminar nunca. Fue una relación respetuosa. Ese beso me sorprendió. Tan me agarró de sorpresa que yo le dije que en la boca no. Es cierto, fue muy efusivo.
--¿Por qué accedió a tomarse las fotografías?
--Fue una especie de agradecimiento de parte de ellas al saber que quedaban libres. Las fotos luego me ocasionaron muchos problemas con mi esposa. A ellas (Susana y Nicola) la publicación las convierte en doblemente víctimas.
--¿Qué le gustaría decirle a Nicola y a Susana en este momento? --A Nicola y a doña Susana les deseo suerte, que les vaya bien en la vida y que ojalá nunca les vuelva a ocurrir lo que les pasó.
--¿Cuándo, supuestamente, se agravaron las diferencias con sus compañeros?
--El último día, cuando íbamos de huida. El grupo me pasó la factura por mi acercamiento con ellas y mi intención de protegerlas. Además, por descubrirme el rostro y haberlas entregado. Mis compañeros insistían en retenerlas porque aunque ya disponían de la recompensa, el Gobierno aún no garantizaba nuestra seguridad.
--¿Cuál fue el momento más difícil del secuestro?
--Yo diría que todos. En especial dos días después de la liberación, cuando el grupo me desarmó y me amarró. Al anochecer, mi compañero Junior (Absalón Rodríguez) me advirtió que al día siguiente me matarían. Sin embargo, logré escapar durante la madrugada.
Julio César Vega Rojas rechazó haber sido el autor intelectual del secuestro o el líder del grupo. Sin embargo, admitió que fue en su casa, en Ciudad Darío, Nicaragua, donde lo fueron a contactar para unirse al plan.
- Historia conflictiva
Padres: Noveno hijo de Hipólito Vega y María Jesús Rojas.
Hijos: Laura Estéfany, Oscar Andrés y Julio César, de seis, cuatro y dos años, respectivamente.
Educación: Cursó hasta sexto grado.
Experiencia militar: Entre 1979 y 1983 fue miembro de el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y del Ejército nicaragüense. En 1984 se unió a los grupos de exguerrilleros que combatían desde las márgenes del río San Juan.
Vínculos con Costa Rica: En el país trabajó como vendedor ambulante, alistador de calzado y reparador de llantas, en Río Azul de La Unión, Los Lagos de Heredia y La Uruca, respectivamente. Después sembró frijoles en Puerto Jiménez de Osa.
Además de enfrentar la causa por el secuestro de las europeas Susana Siegfried y Nicola Fleuchaus, el Juzgado Tercero de Instrucción de San José lo procesó como posible miembro del "Comando Yolaina", que tomó la Embajada de Nicaragua en San José en marzo de 1993.