Quizás por copiar una costumbre norteamericana, muchas veces las personas se refieren a sus grados académicos con siglas en inglés, o las iniciales en latín de los mismos.
Cada día vemos más MBA, MSc, MLL y tantas otras siglas que al rato parecen iniciales de cadenas de comida rápida. Al ser el español un idioma tan antiguo, desdichadamente no contemplaba estos nuevos títulos académicos, y honestamente no sé aun cómo se pueden acomodar dentro del nombre de una persona. Si algún amable lector nos puede ayudar sobre est tema, mucho se lo agradeceríamos.
A veces tenemos contacto con personas que tienen un título diferente al grado académico, por ejemplo, los pilotos comerciales, a quienes se les da el trato de capitán . A estas personas siempre se les llama por su título seguido de su primer apellido cuando se encuentran en su lugar de trabajo, o en reuniones relacionadas a este.
Socialmente pueden o no usar su título, y en una fiesta informal podemos llamarlos por su nombre de pila.
Lo mismo sucede con las personas dentro de la profesión médica, y a una señora casada que, por ejemplo, es dentista, se le debe tratar siempre de doctora , pero en una fiesta se nos está permitido presentarla con su nombre de casada, a menos que ella nos indique lo contrario.
Recordemos que en una reunión formal debemos presentar a las personas según sus títulos, y si alguien no lo tiene, entonces usamos su apellido, después de la palabra señor o señora según sea el caso.
Decirle a alguien señor, señora, don o doña son un claro signo de respeto , y casi siempre se usan cuando hablamos con personas desconocidas, nuestros superiores en las relaciones laborales, o bien personas de una edad superior a la nuestra.
Es muy recomendable que las personas encargadas de atender al público usen los títulos anteriores, y que lo mismo lo hagan los alumnos con sus profesores; no quiero sonar anticuado, pero la cortesía y el respeto deben de volver al vocabulario costarricense.
Otro capítulo aparte merecen las reglas de protocolo, que han sido diseñadas como un código de conducta para personas de diferente rango social y político. De ello me ocuparé en una futura columna.