El asesinato en México del joven cantante Valentín Elizalde levantó la polémica sobre el impacto de los narcocorridos en la vida de este país, especialmente entre los cantantes de música norteña.
Elizalde fue acribillado, la noche del sábado, por unos sujetos que balearon la camioneta en la que viajaba, tras una presentación en un palenque de la ciudad de Reynosa, Tamaulipas.
Él viajaba con su mánager y el chofer, y entre los tres recibieron 75 balazos, según información del diario El Universal , a partir de informes policiales, que indicaron que el artista presentaba 25 orificios de bala en el tórax y las piernas.
Las conjeturas no se han hecho esperar, y en algunos medios locales se habla de que la matanza pudo ocurrir por causa de varios narcocorridos de Elizalde, uno de ellos llamado A mis enemigos .
Este género, al que el gobierno mexicano acusa de idealizar el tráfico de drogas, ha sido popularizado por grupos como Los Tigres del Norte, Los Tucanes de Tijuana y Los Razos, a pesar de que sus miembros aseguran que sus canciones tienen contenidos sociales.
Incluso, el presidente de la Sociedad General de Escritores de México, Víctor Hugo Rascón Banda, aseguró que los narcocorridos siempre dejan como lección que la vida de los narcotraficantes acaba en tragedia.
Sin embargo, tras la muerte de Elizalde, las autoridades de Gobierno reiteraron su petición para que radioemisoras de algunas partes de la nación , especialmente en el norte , “erradiquen la cultura de los narcocorridos”.
Entre los narcotraficantes que más dedicatorias han recibido en este género son los hermanos Arellano Félix, hoy detenidos.