El director de cine japonés Akira Kurosawa murió ayer a los 88 años en su residencia tras sufrir una hemorragia cerebral, informó su familia.
Kurosawa, uno de los últimos gigantes del cine del siglo, era considerado como "el emperador del cine japonés", más aclamado en el resto del mundo que en su propio país.
Este cineasta perfeccionista, autor de 30 películas en casi medio siglo de carrera artística, sobresalió tanto en el género realista como en la adaptación literaria y el fresco histórico, contribuyendo al conocimiento del cine japonés en el mundo. El futuro proyecto de Kurosawa era una película sobre Vincent Van Gogh, el pintor impresionista del siglo XIX.
Generaciones de cineastas como Francis Ford Coppola y Georges Lucas, reconocieron siempre en la figura de Kurosawa a un maestro indiscutido.
Nacido el 23 de marzo de 1910 en Tokio, hijo de militar, Akira (el luminoso, en japonés), descendía de una auténtica familia de guerreros samurais.
Larga trayectoría
Akira Kurosawa estudió bellas artes en Tokio e ingresó a los estudios cinematográficos Toho en 1936.
Comenzó su carrera como asistente del realizador Kajiro Yamamoto, y su primera película como director fue La leyenda del judo de 1943.
Sus películas posteriores Un domingo maravilloso de 1947 y El perro rabioso de 1949, constituyen retratos muy personales del Tokio de posguerra y evocan el neorrealismo italiano.
En 1950 alcanzó la fama internacional con la película Rashomon, una historia ubicada en el Japón medieval, que obtuvo el Gran premio de 1951 en el Festival de Venecia. Rashomon fue el primer filme realizado por un director japonés que recibió reconocimiento mundial.
En esta película actuó su actor fetiche, Toshiro Mifune, quien también brilló en otras adaptaciones clásicas del realizador: El idiota, adaptada de la obra de Dostoievski (1951), El castillo de la araña, una adaptación de Macbeth, de Shakespeare, y Los bajos fondos, inspirada de la obra de Gorki (1957).
En sus frescos históricos, son inolvidables Los siete samurais de 1954 y Barbarroja (1965). En sus filmes más contemporáneos, como Vivir (1955), Akira Kurosawa traza un panorama moralista y humanista de la sociedad y tradiciones japonesas.
Incomprendido
En su propio país nunca fue entendido, por esto, desesperado, trató de suicidarse en 1971. Pero mientras tanto se le aclamaba en el extranjero. La antigua URSS (Dersu Ouzala, 1975), Hollywood (Kagemusha, 1980, Palma de Oro en Cannes por Sueños (en 1989) y Francia (Ran 1985) producen sus últimos frescos, obras maestras de meditación sobre la soledad, la guerra, el poder y la creación. Kurosawa recibió el Oscar por el conjunto de su obra cinematográfica en 1990.
Akira Kurosawa realizó más recientemente Rapsodia de agosto (1991) y Madadayo (1993), dos películas intimistas sobre la memoria, le vejez y la muerte, que constituyen una especie de testamento moral del "maestro".
Rapsodia de agosto, presenta al actor norteamericano Richard Gere en el papel de un norteamericano de origen japonés que vuelve para visitar a su familia en Hiroshima y se excusa por el bombardeo atómico de la ciudad por parte de las fuerzas estadounidenses en agosto de 1945.