La historia tiene ubicado a Nelson Morera Alfaro como uno de los protagonistas del primer clásico del balompié costarricense.
Se desempeñaba como lateral derecho de la Liga Deportiva Alajuelense cuando, un 12 de octubre de 1949, se midió a su archirival, el Deportivo Saprissa.
Pero en la entidad manuda no solo se distinguió como un insigne futbolista, ganador de los títulos del 49 y 1950, sino que ocupó diversos cargos como el de entrenador, directivo y miembro de la comisión técnica del club hasta el año 2002.
“Fue un partido emocionante, de muchos goles: quedó 6 a 5. Ganó la Liga. El Estadio Nacional estaba lleno. Para mi fue un señor partido, de los mejores que se jugaron en Costa Rica”, recordó a La Nación , previo a un clásico en el 2003.
Morera falleció el pasado 13 de octubre a los 78 años, luego de estar internado 28 días en el Hospital México a causa de una trombosis.
Su cuerpo fue velado ese día en el estadio Alejandro Morera.
Nacido el 12 de abril de 1928 en Alajuela, Nelson comenzó con el club manudo en 1948 como defensor por la derecha, aunque también solía jugar de extremo derecho.
“Fue un gran jugador y una gran persona. Siempre llevó la camiseta manuda bien pegada al pecho. Incluso fue técnico del equipo sin recibir salario y por muchos años también fungió como directivo”, destacó el exguardameta de Alajuelense, Carlos Alvarado.
Morera, ingeniero agrónomo de profesión, participó en 1951 en su única Selección Nacional que ganó la medalla de plata en el torneo de futbol de los Juegos Panamericanos de Buenos Aires, Argentina. Ahí el erizo disputó dos partidos.
Un año antes, en 1950, Nelson recibía un salario de ¢100 y la matrícula de la universidad como retribución por sus servicios, según citó Armando Morux en su libro Memoria de Liga Deportiva Alajuelense .
En los años 60 se convirtió varias veces en técnico emergente de Alajuelense y hasta cumplió funciones de dirigente del club. En ese puesto llegó hasta cortar la gramilla del Morera Soto al usar su Jeep , revivió su hijo, Nelson Morera.
Como sucesor del técnico español Eduardo Viso Abella se le atribuye un célebre cambio táctico en la trayectoria del máximo artillero del futbol costarricense, Errol Daniels, que le permitió, en 1963, pasar de puntero izquierdo a centro delantero. La variante rindió frutos porque en la siguiente campaña Errol cosechó el primero de sus seis títulos de goleador nacional.