El nuevo ministro de Turismo, Allan Flores Moya, promete mayor impulso a la infraestructura en ese sector y espera dejar concluido un centro de convenciones en Barreal de Heredia.
El nuevo jerarca dijo ayer que sus principales metas son el repunte en la visita de turistas extranjeros, la atracción de vuelos internacionales y el desarrollo de facilidades para incentivar la llegada de foráneos.
Debido a lo anterior, aseveró que una de las prioridades es la construcción del centro internacional de convenciones.
Dicho inmueble se ubicaría en un terreno de 10 hectáreas propiedad del Programa Integral de Mercadeo Agropecuario (PIMA), que administra al Centro Nacional de Abastecimiento y Distribución de Alimentos (Cenada).
Dicho centro de convenciones es la apuesta más cara del Ministerio de Turismo (consumirá $30 millones). En la actualidad, el Gobierno busca ayuda financiera para ejecutar la obra.
Además de este plan, Flores indicó que planean invertir $18 millones en la marca país.
“Definitivamente Costa Rica tiene una marca posicionada que no se debe descuidar”, recalcó el funcionario.
Flores comentó que el 75% de los turistas (1,5 millones por año) llega al país por vía aérea.
Además, indicó que Costa Rica debe buscar fortalezas en el mercado turístico centroamericano pues, a su criterio, los demás países de la región “se están despertando”.
Terreno conocido. Flores afirmó que está preparado para asumir el cargo, tanto por su preparación como por su experiencia en pasadas administraciones.
Este abogado de 44 años se desempeñó como presidente del Tribunal Ambiental Administrativo, de enero a julio del 2003, y fue viceministro de Ambiente y Energía, de julio del 2003 a mayo del 2006.
Además, fungió como vicepresidente de la junta directiva de la Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope), de julio del 2003 a mayo del 2006.
Desde 2006 y hasta ayer, laboró como gerente del ICT.
Esta es la segunda vez que ocupa el cargo de ministro en esta cartera, pues al final de la pasada administración Arias Sánchez, también suplió a Carlos Ricardo Benavides cuando este dimitó para trabajar en la campaña electoral de Laura Chinchilla.