Un día de estos, los guardias de la prisión lo arrastrarán encadenado hasta una sala, parecida a una cápsula espacial. Ahí, lo sujetarán con correas a una camilla y lo ejecutarán mediante la inyección de tres sustancias letales: pentotal sódico, bromuro de pancuronio y cloruro de potasio.
Si todo sale bien, solo sentirá como la picadura de un mosquito y, en 13 minutos, estará muerto. Una cortesía que él no tuvo sus tres víctimas: a una pareja la tiró viva al mar amarrada a un ancla; a la otra, le rebanó el pescuezo.
Ese día, Skylar DeLeon no podrá gritar: ¡Metamorfosis!, ¡Esfera de energía! o ¡Poder triásico! para convertirse en el Power Ranger Rojo, encaramarse a su megazord y repartir acrobáticas patadas y cañonazos de luz contra Rita Repulsa, Lord Zedd, Goldar y cuanto estrafalario monstruo sideral osara invadir este planeta.
¡La vida es tan bromista! El héroe de Mighty Morphin Power Rangers , la celebérrima serie televisiva emitida desde 1993 por Fox Kids Network, espera en el corredor de la muerte de la prisión de San Quintín, a que se cumpla la sentencia fatal a que fue condenado hace seis años, según The New York Daily News .
Si bien es cierto Skylar no fue el titular Jason Lee Scott, el Power Ranger Rojo, sí asumió el rol la interpretación del héroe durante varios episodios, de forma temporal. El primer actor que encarnó el personaje fue Austin St. John, quien años más tarde cargó con el sambenito de haber filmado películas porno gay. Otra ranger tuvo un fin trágico: Thuy Trang , la Power amarilla, murió en un accidente vial en el 2001.
Los niños de los años 90 del siglo XX levantarán una ceja al recordar las aventuras de aquellos pintorescos héroes juveniles, embutidos en trajes de diferentes colores, cubiertos los rostros con cascos y armados de pistolas con rayos láser.
Los Power Rangers fueron tomados de una serie japonesa de 1975, los Super Sentai , y adaptados a la parafernalia de Hollywood: explosiones, pirotecnia, peleas grupales, monstruos cibernéticos, naves insólitas y villanos tan feos como estúpidos.
DeLeon nació el 12 de agosto de 1979, en California; fue hijo de John Jacobson, traficante de drogas y de Lynnette Birchette, adicta juvenil y abusada sexualmente en la niñez. En un ambiente perturbador, creció a punta de palos y se convirtió pronto en un rapaz.
Tras años de ser forzado a asistir a cuanta audición hubiera y actuar en algunos comerciales, a los 14 años, consiguió un papel como Power Ranger Rojo, pero era incapaz de memorizar los diálogos y naufragó en su precoz carrera actoral. A los 20 años, ingresó a la marina norteamericana y lo expulsaron a los 15 días, versión que él negaría hasta la saciedad.
Crimen imperfecto
Desde niño, Skylar fue carne de presidio y sus lágrimas de cocodrilo, en torno a su infancia cruel, nunca conmovieron al jurado que lo condenó a muerte por asesinar a Thomas y Jackie Hawks, pareja interesada en vender su yate para disfrutar de la vejez junto a un nietecito, en el estado de Arizona.
Eso fue en el 2004, pero un año antes había degollado a un amigo para robarle $50.000, porque “quería el dinero para poder pagar una cirugía de cambio de sexo”, confesó en una entrevista en el programa televisivo True Crime , de Afrodita Jones. Según él, estaba tan desesperado por arrancarse su adminículo masculino, “que intenté quitármelo yo mismo con una cuchilla”.
Quien fuera líder de los Power Ranger leyó en un periódico el anuncio de los Hawks; los llamó para concertar una cita y les ofreció $440.000 por la embarcación.
DeLeon no tenía ni un maravedí, solo la intención de engañar a los propietarios y robarles el yate utilizando su labia y encantadora personalidad, la misma que deslumbró a los jovencitos seguidores de los Rangers.
Skylar llegó a la cita con los Hawks, en el embarcadero de Newport Harbor, acompañado de su esposa Jennifer Henderson, un niño y sus dos compinches: Alonso Machain y John Kennedy, un dúo de pandilleros californianos.
Con sonrisas y amabilidades, los asesinos hicieron rápidas migas con la confiada pareja, dispuesta a traspasar el barco a DeLeon, según el precio acordado. De pronto, la conversación degeneró en discusión y Kennedy sometió a los Hawks y los obligó a firmar los documentos de la venta con la promesa de perdonarles la vida.
Las palabras de Kennedy le valieron un pepino a Skylar; este encadenó a los esposos a un ancla y con la sangre fría de una anguila los lanzó al agua para que se ahogaran.
El homicida reconoció ante Afrodita que era el crimen perfecto porque los cadáveres nunca aparecerían; sus cómplices borraron todas las evidencias y destruyeron los objetos personales de las víctimas.
En esa entrevista, DeLeon aseguró que “la culpa la tuvo mi esposa; muchos decían que yo era su marioneta y nunca había pensado en romper las leyes”.
Los familiares de los Hawks reportaron su desaparición y dieron a la policía el nombre de Skylar, como un eventual sospechoso. Los oficiales lo interrogaron, pero este contestó impasible y les dijo: “tras cerrar el negocio, ellos subieron a su carro y se fueron, esta fue la última vez que los vi”.
La coartada del actor se vino al piso cuando los guardacostas encontraron los cuerpos de la pareja; los investigadores presionaron a Kennedy y este “cantó” todo lo que sabía.
DeLeon fue arrestado el 15 de enero de 2005 y lo acusaron de secuestro, robo y doble asesinato. Con sus huesos en la cárcel el ex-Power Ranger usó sus “superpoderes” para arreglar con otro prisionero el asesinato de su padre, John Jacobson, y de su primo, pues estaban al tanto del asesinato de los Hawks y era mejor silenciarlos.
El plan fracasó y Skylar confesó sus delitos, incluso uno cometido en el 2003, cuando degolló a John Jarvi y le robó $50.000, para la supuesta operación de cambio de sexo, según dijo a la cadena ABC.
La muerte espera
La defensa de Skylar intentó liberarlo al amparo de los supuestos abusos infantiles que había sufrido en la niñez, pero el juez desistió de considerarlo un discapacitado mental y lo enfiló hacia la pena de muerte.
En una entrevista para la ABC, meses antes de la condena, DeLeon manifestó: “Nunca me he considerado malvado. Más bien, no me importa mi vida y no me importa lo que me ocurra”.
La familia del reo dejó de enviarle cartas a la prisión, le mandaban algunas con insultos y amenazas, como la de que sus hijos nunca lo conocerían.
El juicio comenzó el 22 de setiembre del 2008 en la Corte Superior del Condado de Orange; un año después, el juez Frank Fasel le impuso la pena capital por el triple crimen. A Jennifer y John, los condenaron a cadena perpetua.
Más de 700 personas han sido ejecutadas en California, desde 1778 cuando se estableció la pena capital contra cuatro indios. Entre 1972 y 1978, estuvo suspendida; se volvió a instaurar y hasta la fecha 13 personas murieron por esta causa. En las elecciones de noviembre del 2012, fracasó una moratoria, basada en el elevado costo de mantener y matar a esos reos, estimado en $4.000 millones, unos $300 millones por prisionero. A la fecha, hay 725 convictos en el corredor de la muerte, casi la cuarta parte de todos los que en Estados Unidos esperan ese fatal desenlace.
Los expertos consideran que la muerte de Skylar DeLeon será indolora. Lo acostarán en una camilla mortuoria, mientras los testigos lo observan tras una ventana. Vía intravenosa le aplicarán una solución salina para facilitar el flujo sanguíneo; de inmediato, recibirá la primera dosis de pentotal sódico, un barbitúrico de acción rápida que lo adormecerá; 20 segundos después lo inyectarán con bromuro de pancuronio, que anulará sus capacidad nerviosa y, finalmente, le aplicarán cloruro de potasio, que le ocasionará un paro cardíaco.
A veces, los verdugos son un poco chapuceros y puede ocurrir, como con Romell Broom, que, en el 2009, recibió 18 inútiles pinchazos letales hasta que la ejecución se prorrogó por una semana.
Nadie imaginó el destino de Skylar DeLeon, ni mucho menos que tras su traje rojo y su casco protector, bullía una mente retorcida, que olvidó el juramento de los Rangers: nunca utilizar sus poderes en beneficio propio. 1