LA PRIMERA VEZ nos pareció una grosería: pues aunque le dedicamos una mañana entera después de muchos años de no tomar su ruta, el volcán Irazú no se dignó a recibirnos. Una espesa masa de neblina se posó sobre él y aunque esperamos un rato a que le cambiara el genio, no le dio la gana salir.
La segunda oportunidad subimos más temprano, pues dicen que a esas horas es más probable que el coloso activo más alto del país se deje ver, y no sabemos si lo de llegar de mañanita es cierto, pero ese día nos sonrió esplendoroso.
Es impresionante...por sus dimensiones, por el color verde intenso -casi brillante- de la laguna que lo habita, por el aire frío que lo circunda, por el olor a azufre, y por la sensación de estar frente a una de las maravillas naturales más visitadas del país...todo esto hace que el viaje aquí siempre valga la pena.
Con él nunca se sabe, pues por ser uno de los más altos -3.432 metros- es muy frío, y cuando menos uno se lo espera, se oculta tras la neblina.
Con nosotros se portó bien en la segunda visita, nos dejó apreciarlo y a los cráteres que lo acompañan: el Diego de La Haya, que está a la par del principal, y el Playa Hermosa, que alguna vez fue activo pero ahora es un playón grandísimo sobre el que se puede caminar y en el que germinan variedades de plantas. Algunos se han atrevido a comparar a este último con la superficie lunar y, pensándolo bien, tienen razón.
También tuvimos tiempo de subir al mirador que queda en el sector de las antenas y desde el que se puede apreciar no solo el cráter principal sino, todos los cráteres juntos y más. Dicen que en un día claro hasta puede verse los océanos Pacífico y Atlántico...no será hoy.
El viaje al volcán Irazú es una sucesión de experiencias que inicia desde el mismo ascenso hacia este "hueco de la tierra" pues Cartago, al tener una de las tierras más fértiles, ofrece paisajes y estampas cotidianas conformadas por sembradíos, agricultores en plena faena, tierras impresionantemente verdes, cambios de vegetación...imágenes que convierten una visita al volcán Irazú en algo siempre muy diferente.
El nombre del volcán alguien lo tomó de un poblado indígena que se llamaba Iztarú y que existió en las faldas del volcán sin embargo, la gente lo fue cambiado hasta llamarlo Irazú. Iztarú significa cerro del temblor y trueno, pues el coloso en algún momento fue un monstruo que rugió y con ganas -la erupción más fuerte que se recuerda fue en 1963-; ahora está despierto aunque en calma.
De bajadita
Si de regreso se le antoja almorzar aquí le recomendamos algunas de las opciones que encontrará en el camino:
Restaurante Monte Fresco.
Especialidad: Comida típica. Es un restaurante sencillo y rústico, abre solo los fines de semana para atender a los turistas que van al volcán.
Horario: Sábados y domingos, de 10 a.m. a 5 p.m.
Precios: De ¢400 (tortilla con queso) a ¢1.500 (casado); bebidas, de ¢250 (café).
Teléfono: 200-5060.
Restaurante Linda Vista
Especialidad: Comida típica y algunos platos internacionales. Es uno de los restaurantes más antiguos de la zona, lleve sus tarjetas de presentación por que aquí las paredes están forradas con ellas.
Horario: Todos los días, de 7 a.m. a 6 p.m.
Precios: De ¢400 (arepas) a ¢3.400 (parrilladas); bebidas, de ¢295 (agua dulce con leche) en adelante.
Teléfono: 386-9097.
Mirador La Cañada.
Especialidad: Comida típica y a la carta. Además, el restaurante es mirador.
Horario: De lunes a jueves, de 9:30 a.m. a 7 p.m. Viernes y sábado hasta las 12 medianoche, y domingo, hasta las 7 p.m.
Precios: De ¢450 (tortilla de queso) a ¢3.300 (filet Mignon); de ¢250 (café) en adelante.
Teléfono: 530-0618
Restaurante 1.910.
Especialidad: Comida típica. El restaurante tiene un estilo antiguo y elegante, y una hermosa vista.
Horario: De martes a jueves, de 10 a.m. a 9 p.m. Viernes y sábado, hasta las 11 p.m., domingos, de 11:30 a.m. a 6:30 p.m. Lunes cerrado.
Precios: De gallo de carne (¢867) a ¢3.350 (Corvina 1.910) 2.725; de ¢235 (aguadulce) en adelante.
Teléfonos: 536-6063.