LOS ANGELES (AFP) Las condiciones de vida y laborales medievales de los inmigrantes haitianos que trabajan en las zafras de República Dominicana son el tema central de un documental estadounidense que muestra una cara oscura de la globalización.
La obra que se estrena esta semana en Estados Unidos bajo la dirección de Bill Haney, "The price of sugar" ("El precio del azúcar"), sigue los pasos de un sacerdote que intenta mejorar la cotidianidad de los trabajadores inmigrantes en esta isla del Caribe donde conviven Haití y República Dominicana.
"Es el equivalente agrícola de un taller de trabajo clandestino, las entrañas de la economía global", afirmó Haney en una entrevista con la AFP.
Los trabajadores de la caña provenientes de Haití que cuentan su historia en este documental son atraídos a emigrar a República Dominicana bajo la promesa de un trabajo estable y salarios más altos que los de sus países, uno de los más pobres del mundo.
Pero a su llegada, se encuentran obligados a vivir en zonas de miseria donde trabajan por 0,90 dólares por día desde la madrugada hasta que oscurece.
Muchas veces, estos obreros son albergados en una especie de cuarteles de campo rodeados de rejas, donde no rige ninguna norma de higiene, tal como lo muestra una secuencia en la que un campesino que tiene un herida solo tiene a su mano como desinfectante un poco de pasta de dientes.
Para agravar aún más la situación, estos trabajadores no reciben sus salarios en efectivo sino a través de bonos alimenticios que pueden canjear en una sola tienda, propiedad de la empresa que administra la plantación de caña, donde los precios son sobrevaluados.
Todo esto sucede a veces a poco kilómetros de complejos turísticos frecuentados por turistas estadounidenses o europeos en esta isla de playas tropicales.
"Existen casi tres sociedades distintas en República Dominicana", señaló Haney: "La de los dominicanos medio, la de la elite y la de los turistas. Y luego está aquella en la que viven los haitianos".
"El precio del Azúcar" se enfoca en el trabajo del padre católico Christopher Hartley, quien intenta mejorar las condiciones de vida de estos haitianos y contra quien se oponen los dueños de las plantaciones, la industria azucarera y también el Gobierno.
"Nosotros no dejaremos de hablar de este padre que intenta construir un hospital para las personas que no tienen acceso al sistema de salud, y en particular a los haitianos. Fuimos a ver lo que necesitaba y quedamos impactados por lo que vimos", contó el documentalista.
Este trabajo muestra las victorias obtenidas por el religioso, cuando por ejemplo logra persuadir a los hacendados de dejar de recurrir a la vigilancia armada.
Sin embargo, luego que el documental se rodó, el padre Hartley tuvo que abandonar el país, una decisión que fue tomada por su jerarquía, según Haney, dadas las presiones gubernamentales y los lobbies de la industria azucarera.
La obra muestra particularmente la vida en las plantaciones de la familia Vicini, una dinastía de hacendados del azúcar que se negó a responder a las preguntas del cineasta, quien asegura que incluso intentaron impedir el estreno del documental.
Estados Unidos es uno de los más grandes compradores de azúcar de República Dominicana, por lo que Haney espera que su película haga reflexionar a los estadounidenses al momento de endulzar su café.
"Hablamos mucho de los derechos de los consumidores, pero ¿cuáles son sus deberes?", se preguntó el director.
© 2007 AFP