Cuando las mamás y sus niños llegan al salón Las Brisas de La Carpio encuentran a dos chicas dormidas y cobijadas en una pequeña cama en el centro del recinto. El salón merece su nombre: frágil, se mece con el fuerte viento, y cruje. Unos 20 niños se sientan en sillitas y en el suelo, y esperan.
Con graciosa música, se despiertan y se estiran las muchachas. Sus dedos, cubiertos por medias–arcoiris, juguetean ante las caras atónitas de chicos que, probablemente, no han visto una presentación de danza y teatro antes.
La obra es AKY , un proyecto de Inés Aubert y Andrea Catania financiado por el programa Proartes. Solo ellas y el asistente de producción, Óscar González, saben qué sigue. Los demás desconocen que pronto viajarán a la Luna, estarán bajo el mar y caminarán como arañas.
Descubrimiento. Este salón, en un segundo piso cerca de la entrada de la comunidad, ha acostumbrado a sus visitantes a la sorpresa. Aquí, Annet Saupe enseña yoga a madres e hijos cada lunes a la 1 p. m. Es un espacio íntimo en medio de la ciudadela: un refugio y un sitio para descubrirse.
También son la imaginación y el poder propio los que mueven AKY . Catania y Aubert son como dos niñas que pelean por las almohadas, corretean por el cuarto, se ríen y sueñan. “Con el poder de la imaginación podés jugar e irte donde querás”, señala Catania.
Basta con una contorsión del cuerpo para transformarse en araña; pasos lentos y pesados reflejan el paso de inesperadas exploradoras de la Luna. Caritas atónitas siguen la acción, fascinadas. Uno de los chicos no deja de reírse durante toda la obra y goza cuando se aproximan a hacerle cosquillas.
El colchón se convierte en bote y las bailarinas se sumergen. Inquietos, los chicos celebran cada nuevo mundo que ha venido a parar a este pequeño recinto. Catania y Aubert esperan presentarlo más veces en La Carpio, para contagiar a más niños de la magia creativa.
“Es un despertar de sentimientos y de emociones”, celebra Aubert. Este proyecto ha girado cerca de dos años y se ha presentado en Pavas, Los Guido, albergues del PANI y otros locales.
Al cierre de la presentación, los niños se unen al baile: por breves minutos, todos somos felices arañas y nadamos bajo el mar.