La población mundial crecerá en un 28% en los próximos 20 años y las zonas urbanas absorberán todo ese crecimiento. En Costa Rica, la Gran Área Metropolitana (GAM), que equivale a 2.000 km² (4% del área de Costa Rica), albergará a corto plazo más del 70% de nuestra población y será el espacio natural que concentrará el crecimiento urbano futuro.
La GAM tiene su origen en la Ley de Planificación Urbana de 1968 y fue un plan elaborado por el INVU para tratar de ordenar el crecimiento urbano, proteger los mantos acuíferos y las áreas de alta fragilidad ambiental. No obstante, la expansión urbana desordenada de las tres últimas décadas ha desarrollado un verdadero caos que ha estropeado las ciudades y que hoy resulta complejo revertir.
El deterioro acelerado de las condiciones sociales, ambientales y económicas que vive hoy la GAM afectan las oportunidades de un desarrollo sostenible a mediano plazo. Planes parciales, desarrollo desigual, marginabilidad, conflicto en el uso del suelo, cultura individualista, apatía social, destrucción del tejido social, deterioro ambiental, conflicto de competencias y realidades diferentes en cada cantón; son algunos de los graves problemas que están afectando el ordenamiento territorial.
Recursos. Falta de recursos humanos, tecnológicos y financieros por parte del Mivah, INVU, Setena y municipios, al igual que los celos entre instituciones, son parte de los graves problemas que han limitado nuestro modelo de desarrollo urbano. El Proyecto de Planificación Regional y Urbana de la Gran Área Metropolitana (Prugam), que contó con millonarios recursos financieros, hizo un excelente trabajo de inventariar, generar los instrumentos para planificar y plantear modelos. Esta gran labor tiene elementos valiosos para apoyar a los 31 cantones y el área metropolitana.
No obstante, la falta de coordinación y participación activa del INVU, municipios y actores sociales importantes, hizo que los planteamientos del Prugam no sean viables políticamente para establecer un plan sostenible a largo plazo. En su lugar, el INVU está proponiendo un Plan de Ordenamiento Territorial de la Gran Área Metropolitana (Potgam), que será expuesto para la consulta en los próximos meses.
Ordenamiento vial. Miles de carros invaden nuestras carreteras y calles. A San José ingresan diariamente más de 1 millón de personas. El 80% de las personas lo hace vía transporte público y el 20% restante en carros privados. El 70% del espacio vial lo toman los carros. Los costarricenses gastan más de 1,35 horas en promedio en el traslado a sus trabajos. El 65% de la factura energética de Costa Rica se gasta en transporte.
Algunas de las obras viales urgentes y pendientes son: la finalización del anillo periférico, radial Heredia, ampliación General Cañas, pasos a desnivel, Florencio del Castillo y Curridabat, vuelta Kooper y Chilamate y ampliación de puentes. Pero son los complejos trámites, la falta de voluntad política y recursos limitados, lo que nos ha hecho posponer muchas de estas obras por décadas. Es por lo anterior que el caos vial seguirá en aumento conforme siga creciendo la flotilla de carros y no logremos ordenar nuestro crecimiento urbano y transporte masivo de personas.
Modelo actual. En Costa Rica, antes de expandir la GAM, deberíamos paralizar el plan expansivo de desarrollo en “isla” que ha eliminado la conectividad y el peatón. Al igual que en EE. UU., hemos creado desarrollos satélites. Los centros comerciales son el centro de reunión social en lugar de la ciudad. El uso de vehículos es básico para movilizarnos. Hemos desarrollado una cultura que nos obliga a utilizar el transporte para hacer cualquier diligencia.
El consumo de combustibles va en aumento al igual que los precios. Nuestra infraestructura continúa colapsada y el medio ambiente se deteriora aceleradamente. La polución y la contaminación sónica siguen en aumento. La expansión territorial que hemos provocado en un desarrollo horizontal ha creado una exclusión territorial entre las clases sociales.
Soluciones. Involucrémonos en un verdadero rescate urbano. Hay que fomentar el crecimiento de proyectos multifamiliares de altas densidades, convivir en espacios pequeños, con áreas recreativas, educativas y de servicios comunes. Tenemos que fomentar el uso mixto, regenerando los centros de las ciudades. Las construcciones deben ser sostenibles para conservar la naturaleza. Debemos restringir nuevos desarrollos fuera de la GAM, que van a fomentar nueva congestión vial y nos va exigir más infraestructura, en un país con graves problemas financieros.
Diseñemos nuevas formas de transporte para evitar el consumo de petróleo. Desarrollemos nuevos incentivos y regulaciones para que el sector privado rescate las ciudades. Definamos qué ciudades queremos antes de crear más áreas urbanizables. Actividades culturales, oficinas de gobierno y sector público, bibliotecas, estadios, gimnasios, museos, anfiteatros, parques, iglesias, cines y teatros, deben estar en el casco central de cada ciudad. Nuestras ciudades deben ser evolutivas y respetar nuestro patrimonio. Hay que involucrar a las comunidades en este cambio cultural.
Concentrarse. Antes de debatir el Potgam o el Prugam, debemos analizar nuestro modelo de desarrollo urbano. Nuestra prioridad debe concentrarse en: más variedad de transporte, mejor ornamento, lograr un cambio cultural, más calidad de vida, mayor seguridad, mayor planificación, mayor equidad, lograr acelerar nuevas alianzas público-privada, mayor espacio urbano, usos múltiples, generar nuevos instrumentos innovadores para vitalizar las ciudades y mayor inclusión.
Concentrémonos en promover la competencia entre las ciudades para lograr mayor innovación. Es prioritaria la colaboración entre los municipios, INVU, Setena y el Gobierno Central en este esfuerzo. No sigamos hablando si lo hecho por el Prugam o el nuevo planeamiento del INVU, es lo correcto. Pensemos primero que es lo mejor para Costa Rica. Hagamos las consultas sociales necesarias, pero antes analicemos que modelo de país y desarrollo urbano queremos para Costa Rica. No devoremos nuestra campiña, pavimentando nuestras reservas naturales y contaminando nuestro paisaje. Hacer más de lo mismo, es seguir retrocediendo con nuestra calidad de vida. La competitividad, seguridad y sostenibilidad dependen de que cambiemos de modelo urbano.