Investigador, profesor, músico y actor, Santa Cruz (nacido en Lima hace 53 años) acumuló con los años un saber difícilmente equiparable sobre el cajón peruano.
Gracias a sus investigaciones, por ejemplo, se sabe que el cajón se originó en el antiguo distrito del Rímac, a unos pasos de la plaza de Armas limeña, y que se remonta aproximadamente al inicio de la Independencia de Perú, en 1821.
En ese entonces, el entorno era árido y humilde, falto de madera para fabricarse un tambor al uso, por lo que sus habitantes se vieron obligados a sustituirlo por algún mueble viejo con esta forma.
También se conoce que hasta los años 30 se empleaba cualquier material para elaborarlo y que a partir de los 50 comenzó a extenderse el uso del cedro, una de las maderas nobles que lo vistieron de gala para presentarse al mundo.
Santa Cruz, director del Festival Internacional del Cajón Peruano, relataba a menudo que De Lucía se quedó prendado en una fiesta en Lima en 1980 de este instrumento y que su entonces percusionista, Rubem Dantas, aprendió algunos ritmos afroperuanos del cajonero Carlos Caitro Soto.
A partir de ahí, el cajón peruano se convirtió en un elemento habitual para los flamencos, hasta el punto de que son muchos los que desconocen sus orígenes.
El amor del musicólogo por este sencillo artefacto le llevó a congregar en 2009 en Lima a 1050 cajoneros, algunos extranjeros, hazaña registrada en el libro Guiness de los Récords como la “cajonada” más multitudinaria de la historia.