La vida deportiva de Ramón Luis Mon Rodríguez Soto se puede resumir en una simple frase: fue uno de los delanteros más efectivos en la historia del futbol costarricense.
Su capacidad goleadora quedó de manifiesto cuando participó con éxito en equipos de Costa Rica, México, El Salvador y Honduras.
Nacido el 5 de noviembre de 1928 en Tibás, San José, Mon se inició en el balompié en el juvenil de la Unión Deportiva Tibaseña, hasta que a los 17 años el técnico y periodista Luis Cartín Paniagua lo llevó a probar con el conjunto Orión FC.
En el año de su debut en la Primera División, en 1949, convirtió 13 goles. Un año después fue sublíder con 19 conquistas. Según Gerardo Coto, periodista y estadígrafo de la Unafut, hasta 1953 anotó 45 tantos.
“Me costaba marcarlo cuando él jugaba en Orión y yo en Herediano. Era goleador y un jugador muy completo. Fuimos por poco tiempo compañeros en el Irapuato”, dijo ayer el exjugador Max Villalobos.
Reforzó a varios equipos del país (marcó 7 goles cuando la “U” ganó 9-3 al Deportivo Cali de Colombia) e integró la Selección tica que ganó aquí el título del Campeonato Centroamericano y del Caribe de 1953.
Esto le abrió las puertas para ser contratado por el Irapuato de México; allí jugó cuatro campañas. En 1958 pasó al Dragón de El Salvador y en 1960 al Águila en ese país.
En tierra cuzcatleca ganó dos cetros antes de fichar como entrenador y jugador del Luis Ángel Firpo. En 1963 se vinculó al Zelaya de Honduras y un año más tarde al Progreso de San Pedro Sula.
Retornó a Costa Rica en 1965 y entrenó un tiempo a Nicoya, antes de retirarse del futbol. Laboró por muchos años para el Banco Popular hasta pensionarse en 1990.
Ramón Rodríguez falleció el lunes pasado a los 78 años. Le sobreviven su esposa y dos hijos, uno de ellos es José Alberto Rodríguez, periodista de canal 7. Su legado en el futbol fue voluminoso, aunque el gol fue su gran compañero.