Luego de varias horas de combate, el presidente Mora analizó la situación: los filibusteros estaban encerrados en el mesón de Guerra y no había más salida que quemar el edificio. Comunicó el plan a su tropa y esperó a que algún voluntario diera un paso al frente.
Juan Santamaría no lo pensó dos veces. Caminó hacia don Juanito y, después de encomendarle el cuidado de su anciana madre, tomó la tea ardiente.
Corriendo entre las balas, el Erizo llegó hasta un costado del mesón, extendió el brazo y el techo ardió. Y aunque en su intento, una de las balas dio en el blanco, causándole la muerte, el incendio del mesón hizo huir para siempre a los filibusteros.
Un final como este es el que, desde niños, atribuimos a la Campaña Nacional. Tras vencer a William Walker en Santa Rosa, el ejército tico marchó a Nicaragua, donde el 11 de abril de 1856, el acto heroico de Juan Santamaría ayudó a derrotar a los invasores.
La peste del cólera, el ejército centroamericano y la toma de la Vía del Tránsito, parecen hechos lejanos que pocas veces se mencionan con la importancia debida en nuestras casas y escuelas.
Hoy, al conmemorar los 150 años de aquella gesta, repasamos la parte final de la Campaña del 56, pero agregamos algunos de esos datos que han estado guardados en los libros de historia.
En Nicaragua. Después de sacar a las tropas filibusteras de la hacienda Santa Rosa, el ejército de Costa Rica permaneció en Guanacaste durante algunos días. Ahí recuperó fuerzas y fusiló a 20 prisioneros capturados en la batalla del 20 de marzo.
Una semana después, las tropas iniciaron su camino hacia Nicaragua. El 7 de abril tomaron los puertos de San Juan del Sur y La Virgen, y al día siguiente ingresaron a Rivas.
Walker había desocupado esa ciudad el 5 de abril, cuando corrió el rumor de que los ejércitos de Guatemala y El Salvador invadirían Nicaragua.
Junto con 500 hombres, se dirigió a Granada para calmar los ánimos de su gente. Ahí, se enteró de las victorias ticas y decidió regresar con 750 soldados, dispuesto a recuperar Rivas.
La víspera de la histórica batalla, tropas ticas y filibusteras tuvieron un nuevo enfrentamiento en el estero de Sardinal.
La madrugada del viernes 11 de abril, Walker dispuso sus hombres alrededor de Rivas y trazó su estrategia para sorprender a cerca de 1.400 soldados costarricenses y capturar al presidente Juan Rafael Mora Porras.
A las 8 a. m., los filibusteros ingresaron a la ciudad entre gritos y disparos. Los ticos resistieron el ataque y comenzó una batalla que se extendió por 20 horas.
Luego de sufrir numerosas bajas y quedarse sin un refugio seguro, el general filibustero decidió huir a Granada la madrugada del 12 de abril.
Tras la silenciosa huída del enemigo, las fuerzas de Costa Rica permanecieron por varios días en Rivas, construyendo trincheras y atendiendo a sus heridos.
Sin embargo, aunque Walker se había ido, dejó la semilla de un enemigo mortal. El filibustero arrojó a los pozos de la ciudad los cadáveres de sus hombres, y una semana después del combate, surgieron entre los ticos los primeros casos de cólera.
Ante los padecimientos de sus hombres, el presidente Mora ordenó el regreso de las tropas, a partir del 25 de abril.
Desesperados por ver a sus familias, los ticos emprendieron la marcha hacia Costa Rica portando el mortal virus. Los cuerpos quedaban a orillas del camino, donde pocos fueron sepultados. El capellán del ejército costarricense, Francisco Calvo, calculó que fueron unos 407 los soldados muertos por la epidemia.
Ya en nuestro país, los primeros casos en el Valle Central se detectaron a comienzos de mayo. La epidemia se extendió durante al menos tres meses, y provocó la muerte de unos 10.000 ticos.
"Las principales víctimas del flagelo fueron, en términos sociales, los pobres y, en cuanto a edades, los adultos, en especial las mujeres. El total de fallecidos supuso entre un 8 y un 10 por ciento de la población , una catástrofe demográfica sin precedente", afirma Iván Molina Jiménez en su libro La Campaña Nacional .
La contaminación fecal del agua facilitó el contagio, que se vio empeorado por la inexistencia de tratamientos eficaces para atender a los enfermos. Al final, la pérdida de vidas tuvo un gran impacto económico en el país.
"La caída demográfica agravó la carestía de brazos y favoreció la tendencia al alza de los salarios nominales; desaceleró el proceso de colonización agrícola del Valle Central y contribuyó a fragmentar los patrimonios", añade el texto de Molina.
Walker presidente. Entre mayo y julio de 1856, los gobiernos de Centroamérica se proclamaron en contra de los filibusteros, y el ambiente se volvió tosco para el general Walker.
La situación se le complicó más el 20 de junio de 1856, cuando los liberales nicaragüenses rompieron la alianza que tenían él, y seis días después, el presidente Patricio Rivas lo declaró traidor y enemigo del país.
A pesar de todo, Walker fue electo presidente el 29 de junio, en unas elecciones organizadas por él mismo en Granada, Rivas y Masaya. Sus primeras decisiones dejaron claro que no olvidaba sus planes expansionistas.
"Nada más de entrada, estableció el régimen esclavista y el inglés como lengua oficial de Nicaragua", aseguró el historiador Raúl Arias Sánchez.
Para finales de julio, cuando la peste del cólera comenzó a menguar en Costa Rica, ya las tropas de Guatemala y El Salvador estaban en León, dispuestas a expulsar a los filibusteros. A ellos se unieron en setiembre, los nicaragüenses luego de que liberales y conservadores firmaran un pacto contra el enemigo.
Y en octubre, el Congreso de Costa Rica acordó reanudar la guerra contra los filibusteros. La unión de fuerzas hizo que los últimos meses del año resultaran claves para ganar la guerra.
Ya para noviembre, el ejército centroamericano logró asediar la ciudad de Granada, en su intento por atrapar al general filibustero que seguía recibiendo refuerzos desde Estados Unidos, por medio de la Vía del Tránsito.
Ruta clave. El 28 de noviembre de 1856 llegaron a San José el inglés William Webster y el estadounidense Sylvanus Spencer, dos enviados del empresario norteamericano Cornelius Vanderbilt para negociar con Mora la forma de arrebatar a Walker el control sobre la Vía del Tránsito.
La idea no era algo nuevo, pues desde que se reanudó la guerra, un grupo de soldados ticos, al mando del general José María Cañas, había partido hacia Nicaragua con esa intención.
El Presidente constituyó una columna de vanguardia, al mando del mayor Máximo Blanco.
"La división de vanguardia se componía de dos compañías de infantería de 80 soldados cada una, de una brigada de artillería y un cuerpo de zarpadores, en total 200 hombres", apunta Rafael Obregón en su libro Costa Rica y la guerra contra los filibusteros .
El 3 de diciembre, a las 8 a. m., la división salió de San José. Tras seis días de camino en medio de la lluvia, arribaron al muelle de San Carlos, donde permanecieron varios días para construir balsas y reparar armas.
Reanudaron su camino hasta que el 20 de diciembre llegaron al río San Juan, y dos días después, a La Trinidad. Allí los filibusteros tenían una guarnición.
Al mediodía del 22, los soldados ticos aprovecharon una distracción enemiga y en un rápido ataque se apoderaron del sitio.
Los invasores se llevaron una nueva sorpresa a la mañana siguiente, mientras dormían. A las 5 a. m., la vanguardia se acercó en silencio y tomó posesión de cuatro vapores ingleses en el río.
"Blanco dice que su gente daba un aspecto lastimoso y horroroso, más parecía una partida de bandidos que una tropa organizada de un gobierno. El que tenía puesta una camisa no traía sombrero, y el que tenía pantalón, aunque roto y asqueroso, no traía otra cosa", añade Obregón.
El 26 de diciembre, los ticos tomaron Castillo Viejo sin hallar ninguna resistencia, y el 30, dan el golpe de gracia.
A las 10 p. m., los costarricenses llegaron al fuerte San Carlos y en un vapor que navegaba por el río, capturaron al capitán Charles Kruger, comandante del fuerte. Amenazado con matar a los 70 filibusteros del fuerte, Kruger firmó la rendición.
Así, antes de que terminara 1856, los ticos se apoderaron de sitios estratégicos en la Vía del Tránsito y seis vapores llenos de pertrechos de guerra que nunca llegaron a manos de Walker.
Durante los primeros meses de 1857, tienen lugar varios combates en suelo nicaragüense. Aunque fracasaron en sus intentos por tomar algunos poblados, los filibusteros lograron resistir los ataques centroamericanos y se concentraron en Rivas.
El 19 de marzo, José Joaquín Mora fue nombrado general en jefe del ejército de Centroamérica y encabezó dos nuevos intentos para tomar Rivas. Una de esas batallas tuvo lugar el 11 de abril.
Y aunque los hombres de Walker rechazaron el ataque, la invasión tenía los días contados.
Caída. El 15 de abril, los costarricenses tomaron el puerto de San Juan del Sur y controlaron por completo la Vía del Tránsito.
Encerrado en Rivas, sin armas ni comida, Walker enfrentó la deserción de sus hombres, hasta que el 1° de mayo firmó su rendición ante el comandante Charles Davis de la goleta estadouni-dense Saint Mary's.
Una semana después, mientras el presiente Mora anunciaba el fin de la guerra, Walker cumplía 33 años bien acomodado en la habitación del capitán Davis, camino a Panamá, para ser llevado luego a Estados Unidos en el barco Empire City.
El 27 de mayo, unas 2.000 personas recibieron al filibustero en el muelle de Nueva Orleans. Cientos de ellos subieron al barco y lo bajaron en hombros.
"Compatriotas... Aunque derrotado hoy en Nicaragua, la misma simpatía que nos ha animado hasta la fecha resultará todavía en la emancipación de ese bello país", aseguró el general en su discurso de bienvenida.
La prensa estadounidense publicó tantas páginas sobre él como lo haría 100 años después con el caso Watergate . Durante semanas, fue la figura del momento y, aunque su fama disminuyó cuando un grupo de desventurados exoficiales en Nicaragua arribó a Estados Unidos, nunca olvidó sus proyectos.
Pronto reunió a cientos de hombres e intentó invadir Centroamérica dos veces más.
Pero ninguna de sus empresas tuvo éxito. El 12 de setiembre de 1860, Walker fue fusilado en puerto Trujillo, Honduras, y la paz volvió a ondear su bandera en Centroamérica.