A principios de la década de los 70, la película Operación Dragón , del famoso luchador de artes marciales Bruce Lee, causó un gran revuelo en el mundo occidental. El carismático luchador inspiró el sueño de niños y jóvenes quienes, influenciados por el filme, jugaban a ser maestros del Kung Fu. Entre esos muchachitos estaba Roberto Alvarado Rojas. De la película a Roberto solo le queda el recuerdo, y el mote de ‘Rooper’ (derivado del personaje Mr. Roper) que se adhirió con goma loca a un nombre que marcaría época en la radio juvenil del país.
El popular Rooper Alvarado, a pesar de estar retirado por completo de los micrófonos desde hace tres años, sigue siendo muy recordado por varias generaciones que crecieron, cantaron, y soñaron junto a él en compañía de sus gustados espacios de radio y televisión.
Locutor emblemático y una de las voces más cotizadas de la radio nacional por más de tres décadas, Rooper ingresó al salón de las estrelliticas con programas de muy alta audiencia como Los Rapiditos y Concierto para enamorados .
Este último, un espacio de saludos y complacencias de la desaparecida Radio Uno que puso a suspirar y a enviar mensajes acaramelados a miles de jovencitos y jovencitas, con un impresionante récord de sintonía.
Con 54 años recién cumplidos, y muy a pesar de las glorias pasadas y lo buenos recuerdos, el Rooper Alvarado actual está convencido de que aquellas mieles del éxito, las cuales saboreó durante sus mejores años de carrera como locutor, no se acercan, ni por asomo, a la dicha de hoy.
Trece años después de haberse convertido al cristianismo, Rooper se considera “una humilde ovejita” al servicio de su Pastor.
A nuestra cita llegó esbozando una amplia sonrisa, reflejo del buen momento de vida que atraviesa. De vestido entero azul oscuro y fresca y rejuvenecida apariencia, irradiaba esa vibra que emanan quienes viven en paz con su presente y están reconciliados con su pasado.
Mientras una mano se encargaba del saludo, la otra sujetaba su inseparable manual de vida: un ejemplar de la Biblia. Dos cafés y sendos pastelillos calientes acompañaron la entrevista.
-- ¿Cómo fue Rooper de joven?
--Me hice de unas amistades poco gratas, solo por la misericordia de Dios no caí en cosas tristes como drogas. Muchos amigos de entonces están ahora en la cárcel. Una de las cosas en las que me refugié fue en la música, aunque no toco ni la armónica.
-- ¿Desde niño quiso ser locutor?
--Jamás pensé de niño o adolescente ser locutor. Simplemente llegó. Lo que sí me enseñaron, en especial mi mamá, fue a ser tenaz. A no claudicar.
-- ¿Y entonces cómo se dio lo de la radio?
--Sin cumplir los 18 trabajé en una discoteca. Luis Meza (un amigo de infancia) me enseñó cómo poner música y ahí me metí a trabajar. Un día José Carranza, un amigo que trabajaba en Radio Uno, me ofreció trabajar en la emisora. Yo le dije “bueno, no sé, a mí la radio no me llama mucho la atención”.
Luego Rolando Alfaro –dueño de la emisora– me ofreció un turno en la madrugada. En ese momento yo no era locutor y no era cualquiera quien podía abrir un micrófono como sucede ahora. Había un proceso. Fíjese que yo entré a Radio Uno en el 76 y fue hasta el 79 u 80 que comencé a hacer locución. Empecé solo dando la hora hasta que en el 81 hice Los Rapiditos y fue ahí donde me tiré al agua.
-- ¿Recuerda la primera locución?
--Exactamente la primera no, pero sí recuerdo que fue difícil. Estaba nervioso. En ese entonces la búsqueda de las canciones era manual y eso le tocaba a Eliécer Barrantes (ahora en Radio Dos). Mientras él buscaba los discos yo decía en mis adentros, “que sea rapidito para que no tenga que hablar mucho.”
-- ¿En qué es distinta la radio de hoy?
--No sé si hoy la gente lo hará, pero yo me metía al estudio a practicar, me grababa, me oía, ponía la grabación a otras personas. Hay una transición que el locutor va teniendo. Llega en un momento que es una fiebre. Y luego viene el momento en que se le pierde el temor al micrófono. Pero el límite entre perderle el temor al micrófono, y perderle el respeto es muy estrecho. Vos podes estar diciendo algo para el tipo de 30 años que va en el carro manejando, pero él va con su hijo de 5. Uno es un comunicador que está marcando algo en las personas que lo están escuchando. No estoy diciendo que todos los locutores de ahora están haciendo las cosas mal. Pero a algunos no les importa quiénes están al otro lado.
--¿Entre lo bueno y lo malo, de qué lado se inclina la balanza?
--Hacia querer ganar rating no importa lo que sea.
--¿ Algo que haya escuchado en la radio actual que le sorprenda?
--Oír a personas decir malas palabras y que la otra persona se valore tan poco que lo acepte. No concibo, no entiendo como una persona puede atreverse a desvalorar a quien está al otro lado del micrófono. Cuando ya se pierde ese respeto es invitar al otro a decir una grosería mayor. Yo lo que hice fue cambiar de emisora.
-- ¿Algún recuerdo especial de sus inicios como locutor?
(Antes de contestar se saborea lo que será su respuesta. Sonríe y rememora una anécdota que para él se convirtió en una gran enseñanza de vida).
--Una vez me dejaron abrir el micrófono para dar la hora y entró Arnoldo (hermano del dueño) y preguntó que quién lo había abierto. Le dije que yo, y él me ordenó no hacerlo nunca más. Me dijo que yo no serviría nunca para eso.
Diez años después, cuando en 1985 Concierto para Enamorados rompió un récord de audiencia, salió una nota en el periódico, él la vio y abrió el micrófono para hablar maravillas de mí. Yo no dije nada. Solo recordé lo que había dicho y pensé: “¿Qué habría pasado si le hubiera hecho caso?” Ahora entiendo que el hombre es eso. El hombre te puede exhalar y bajar y quien hoy te alaba mañana te puede hundir.
--Usted fue un locutor emblemático. ¿Qué lo hizo ser tan popular?
--Manuel Vega, del Baúl de los recuerdos , me dijo un día: “Usted no puede hablar como yo, ni como Danilo Jiménez, (locutor original de Los 30 rapiditos ). Usted tiene que ser usted. Claro que tenés que mejorar la dicción y la entonación, pero tiene que ser usted. Eso, yo creo, marcó la diferencia porque rompí un estereotipo de locutor. Todos los demás sonaban parecido y yo era más coloquial y eso ayudó a que el público aceptara mi trabajo. Creo que ahí es donde está la verdadera comunicación, cuando uno puede mostrarse como es.
-- ¿Qué recuerdos le dejó la radio?
--De los mejores recuerdos que tengo de la radio es la gran cantidad de amigos que conocí y sigo conociendo. Todavía hoy hay gente que me dice: “yo te escuchaba”, “yo llamaba”, “yo crecí escuchando tu música”' Yo soy una persona conocida por la radio y por el hecho de haber trabajado ahí. Para las personas que me escuchaban era como su amigo. Había ese tipo de vínculo entre el locutor y el radioescucha.
-- ¿Algo divertido que le haya sucedido al aire?
-- Uy sí, muchas cosas. (otra vez sonríe) A mí me regalaron un libro' ay no recuerdo el nombre. Me lo regaló Alfredo el “Chino” Moreno. En ese libro había historias de personas que habían hecho cosas que habían impactado. Estaba la historia de Orson Wells y se me ocurrió, para un Día de los Inocentes hacer una cosa parecida. En ese entonces estaba de moda lo de la alineación de los planetas así que me armé de información y le dije a la gente que iba a ocurrir un fenómeno en relación con eso y que el efecto era una disminución en la fuerza de atracción de la tierra. Para comprobarlo, invité a los radioescuchas a que brincaran y así sentirían cómo pesaban menos. Para mí sorpresa la gente llamaba y me decía que sí, que era cierto y yo no me atrevía a decirles que era mentira. Ahí se demuestra lo influenciables que podemos ser si no investigamos, si nos dejamos llevar por lo que dicen los demás.
-- Hablemos del Rooper de hoy. ¿Es usted pastor?
--No. Soy una ovejita que encontró al pastor de pastores y para él trabajo a tiempo completo.
-- ¿De qué manera ejerce su fe?
--Es indudable que la sociedad va en decadencia. Hay algo inherente en el hombre y eso es el pecado. Eso hace que se pierdan valores y principios. Yo creo que el mayor principio es Dios. Creo que lo que está pasando es que el hombre se alejó de Dios. No hablo de una religión, sino de una relación con Dios. Hace 13 años comencé una relación vertical con Dios. La gente piensa que ser cristiano es ir a una iglesia, pero no se trata de ir a cargar pilas y después dejar que se descarguen.
--¿Pertenece a alguna denominación en particular?
--Pertenezco a un grupo, Generación 3:16 (en alusión al versículo bíblico Juan: 3:16) Ese es el pasaje que resume el plan precioso de Dios. Nosotros vamos con un grupo de muchachos a los parques de San José y llevamos mimos. Los domingos vamos al parque de las Garantías Sociales a las 10 a. m. Voy a las cárceles, a los parques, a las escuelas y colegios a dar esperanza. En la cárcel de menores hay muchachos que han robado y matado por un celular. Yo veo a mis hijos (Fabián de 20 años, Joshua de 17 y Maylin de 15) y le doy gracias a Dios, porque si Dios no hubiera intervenido podrían ser como ellos. También voy a las casas en donde estudiamos la Biblia. Dios nunca pensó en las macroiglesias.
--A propósito de eso, ¿qué opina de la Teología de la Prosperidad? (Interpretación bíblica que promete a los fieles riqueza material a cambio de ofrendas de fe)
--Está equivocada. Si yo le digo a una persona que si le entrega su vida a Cristo va a ser millonario le estoy mintiendo. Yo no le puedo decir que su problema momentáneo Dios lo va arreglar. Hay gente que se quiere acercar a Dios solo para arreglar sus problemas momentáneos. Done tanto dinero y Dios le va a multiplicar. Eso no funciona así. Yo sí creo en la prosperidad, pero en la prosperidad espiritual. Hay gente que está buscando la bendición, pero no al que bendice.
-- ¿Se metió el dinero?
--Jesús lo que hizo fue un organismo llamado Iglesia, pero algunos cristianos piensan que es una organización. Entonces algunas iglesias están viendo hacia otro lado y se ha metido muchas cosas que no tienen que ver con el plan de Dios.
-- ¿Cómo qué?
--Perder de vista el objetivo principal de todo aquel que le ha entregado su vida a Cristo que es llevar a otros a sus pies. El de reconciliar a los hombres con Dios. No digo todos' .No todas las iglesias, pero sí muchos están pensando en quién tiene el templo más grande, el grupo más grande.
Hay muchas radios cristianas que no están diciendo lo que se debe decir. Están más interesadas en un top ten de música cristiana que en decirle al mundo que se tiene que volver a Dios. Porque es un negocio. No digo que no se pueda poner música y adornar. Gracias a Dios por los medios y los avances, pero cuidado y las intenciones están mezcladas.
-- ¿Cómo se dio su conversión?
--Hay cinco prioridades y un orden. Primero Dios, después la familia, el trabajo, la iglesia y luego todo lo demás. Yo tenía el trabajo de primero. Yo sonreía en la tele, pero cuando estaba en la intimidad era una persona que no caminaba hacia ningún lado. Mi esposa (Maylin Aguilar con quien lleva 22 años de casado) y yo peleábamos todos los días y fue cuando dije ‘Dios, esto no puede ser’. Y Dios, como no es deudor de nadie, no se hizo esperar. El 16 de diciembre de 1997 fui a una reunión y ahí me comencé a desnudar como persona. Aquella noche le entregué mi corazón a Cristo.
-- ¿Y qué cambió a partir de ahí?
--Empecé a acomodar las prioridades. Yo llegué a la cima y al otro lado no había nada. Yo tuve un programa que rompió un récord de audiencia y si usted se casó por medio de ese programa quiero pedirle perdón. Porque yo decía que el amor es el más bello sentimiento y eso es mentira. Porque los sentimientos cambian. Y la Biblia dice que Dios es amor y que el amor nunca deja de ser. A pesar de que nunca grabé comerciales de licor ni cigarrillos, pienso que fue un tiempo en que no influencié de la manera correcta.
-- ¿Por qué?
--Porque una cosa conlleva a la otra. Si yo te digo a vos que la vida que llevaba Janis Joplin, Hendrix, Morrison los llevó a suicidarse y nosotros, siendo formadores de opinión, de alguna manera poníamos las vidas de esos hombres y mujeres en un pedestal, entonces no eran el mejor ejemplo para la juventud.
Yo presenté a Sting, a Luis Miguel, pero ellos lo que presentaban eran cosas vanas. Ahora me toca presentar al Rey de reyes y no a personas que llegan a ser ídolos. Lo que la gente tal vez no sabe es que lo que está detrás de la música es lo que van a imitar los jóvenes.
-- ¿Volvería a hacer locuciones?
--El tiempo mío en la radio ya pasó. Tampoco animo eventos. Ya no hago locuciones, aunque depende de quién me llame puedo decir que sí.
-- ¿Cómo compara su época en la radio con la actual?
--No tiene comparación. Yo soy un hombre feliz. Soy un hombre pleno. No cambio lo que estoy viviendo hoy con lo que viví. Soy una persona agradecida. Eso me lo enseñó mi mamá y no quitaría un instante de mi vida. Pero si me decís si cambiaría algo de lo que estoy viviendo, ¡jamás! y sobre todo de tres años para acá, ahora que soy un “obrero” (de Dios) de tiempo completo. Estoy en otra sintonía.
-- ¿Cómo se siente Rooper a los 54 años?
-- Me siento mejor que nunca. Que Dios me dé la oportunidad de estar caminando y respirando, con una familia y cosas que cuidar y amar es una bendición. Cada día es para aprovecharlo.
-- ¿Qué le ha enseñado la vida?
-- Descubrí que los problemas son bendiciones disfrazadas y la gente algunas veces no lo ve así. Nosotros los seres humanos venimos buscando dos cosas: amor y sentido de pertenencia. Por eso la gente se ponía el guante de Jackson o el vestido de Madonna.
-- ¿Un anhelo presente?
-- Me identifico mucho con los jóvenes. Quisiera poder ir a muchos colegios y hablarles de una manera sencilla, y mostrarles que hay esperanza. Decirles dónde está la verdadera felicidad. Vamos a donde nos inviten y no cobramos nada.
-- ¿Añora algo del pasado?
-- No. Ahora anhelo el encuentro con mi Señor. Esa es su promesa y mientras llega ese momento disfruto mi vida a cada instante.