Ni el fanático más entusiasta pudo alcanzar el grado de felicidad de Mick Jones. El guitarrista parecía no creerse que Foreigner -el grupo que fundó 30 años atrás- pudiera causar tal impacto en un país del que no sabía mayor cosa.
Con los pocos pelos que le quedan ya resignados al color blanco, Jones fue el gran maestro la noche del pasado martes en el teatro Melico Salazar, donde él y el resto de Foreigner dieron un espectáculo que fue rock and roll en su estado más puro. Cierto que la banda se volvió un oldie hace buen rato y que su cantante original no venía, pero si esos fueron los motivos para que alguien no llegara, entonces hoy sabrá que debe lamentarse.
La veterana agrupación estadounidense roqueó ante un público ya maduro que, si bien no llenó del todo el teatro, sí se hizo sentir como una multitud.
Con todo. A las 8:15 p. m. los seis músicos tomaron posiciones y un minuto después ya estaban dándole con todo a Double Vision .
Razón tenían los que decían que el nuevo cantante, Kelly Hansen, no tenía nada que envidiarle a Lou Gramm, el otrora vocalista de Foreigner. Hansen -que físicamente parece clon de Steven Tyler, de Aerosmith- tomó los clásicos de la agrupación y los hizo como le dio la gana. Ese día nadie extrañó a Lou.
El resto del grupo tampoco desentonó: el bajista Jeff Pilson es un intérprete hábil y alocado; el tecladista y saxofonista Thom Gimbel demostró virtuosismo en ambos instrumentos, y el tecladista Jeff Jacobs tuvo su cuota de protagonismo. Mención aparte merece el baterista Jason Bonham, un "monstruo" cuya sola presencia generó expectativa. El hijo del ex-Led Zeppelin John Bonham es un digno heredero del apellido de su padre y dio una cátedra de cómo se le debe dar a la batería.
¡Qué solos! Sin duda, Mick fue el protagonista. Así lo dejó claro apenas en el segundo tema, Head Games , en el que incluyó un extenso solo de guitarra que cosechó vítores por montones.
Blue Morning y Cold as Ice siguieron antes de una de las más esperadas: Waiting for a Girl Like You , la power ballad por excelencia de los 80.
Después de la explosiva Dirty White Boy , Hansen anunció una sorpresa. "¡Merengue!", gritó una voz gringa entre la audiencia, pero en realidad se trataba de una versión muy matizada, a cinco voces, de Say You Will .
El desfile de clásicos siguió con Star Rider , Feels Like the First Time y Urgent , siendo este último tema el que levantó hasta a los más achantados de sus asientos.
Juke Box Hero terminó de convertir al Melico en un hervidero roquero. Mick sudaba con un solo interminable, Hansen se paseaba por las butacas y todos se lucían con un segmento de Whole Lotta Love , uno de los clásicos de Zeppelin.
Los músicos cumplieron el ritual de retirarse y volver ante la ovación. De ahí en adelante aquello fue locura, con otro piezón de Zeppelin - Misty Mountain Hope - y dos infaltables de Foreigner: la coreadísima balada I Want to Know What Love Is y la incendiaria Hot Blooded . Los que lo vivieron sonríen, mientras que los que se lo perdieron pueden sentirse salados.